El Zar ha muerto.

El mismo con pinta de nuevo Santa Klaus postmoderno. El mismo que trajera en el fardo de su trineo (que era el omnipresente Partido) una larga lista de regalos: cañonazos en la Duma; corrupciones; genocidio checheno; alcoholismo; gamberradas de críos de 15 o 16 años en pleno “reinado”. A pesar de haber sido un buen chico de la nomenklatura, supo traviesamente jugar sus bazas: como pellizcos a una secretaria agraciada, pellizcaba así poder: ese ente del que tan eróticas y embriagadoras esencias emanan.

El mismo: nacido el 1 de febrero de 1931 en Butka, cerquísima de donde –en una paradoja casi perfecta- muriera asesinado por los bolcheviques el anterior Zar y su familia entera en 1918: la ciudad de Sverdlovsk (llamada Ekaterimburg hasta 1924).

Resuenan las campanas por el Zar. El Zar ha muero: ¡viva el Zar!

Pero él ya no era quien dirigía los hilos de ese inmenso Estado mafioso-terrorista: sus aficiones etílicas le tenían francamente ocupado. Su tendencia, reconocido por sus pacientes guardaespaldas, hacia síntomas ciclotímicos, tal vez tuviera su origen en lo que yo llamaría el “Síndrome del Kremlin”: hijo y nieto de kulags expropiados, ingresa en el otrora PCUS al que debiera odiar.

Bujarin también volvió de su trayecto europeo recogiendo textos de Marx y Engels sabiéndose a punto de ser engullido por el monstruo georgiano.

Pero este Zar dejó de serlo de facto , como digo.

El Santa Klaus de la política: gordito y sin barba; peno cano y coloretes pero no del frío precisamente, estaba ya muerto en política.

Hoy, su delfín detenta el poder con los mismos fines.

Pero éste apenas bebe: practica las artes marciales casi con tanto énfasis como con las mafiosas. En su zurrón trae más asesinatos y Polonio a tutiplén.

Nicolás II muere en 1918. Stalin en 1953. Yeltsin en 2007. Putin, tan siniestro como el que más: seguirá vitaliciamente aun cuando oficialmente no detente el poder el año que viene.

El Zar ha muerto: la saga continúa…siempre.

Es la Rusia eterna.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
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3 respuestas a El Zar ha muerto.

  1. marco dijo:

    Nunca me cayó especialmente bien este oportunista de tanques callejeros y Gorbachovs vacacionales. Curioso es que el líder de la Perestrioka (el «probe» Miguel, qué canción 😀 ) caiga mejor fuera que dentro del país y cierto es que los últimos días de los soviets estaban contados. Pero me sigue sin gustar como Yeltsin agarró el poder al de la mancha en la cabeza, que pacíficamente firmó su renuncia al sillón rojo ya desteñido.

    Cuando se conjuga alcohol, poder y vicio da como resultado éste señor esquimaloide y muñequil y lo que es peor, el legado de un Putin que nos heredó como ironía socarrona de su vodka.

    Mientras tanto Rusia sigue de resaca.

    Saludos–

  2. Epicuro dijo:

    ¡Y qué razón tienes compañero Marco…qué razón!

    Dame a mil Gorbachovs y quítame allá esos zares de salón y mueble-bar.

    Cierto que Gorbi está peor visto en su país a como en el resto de Europa le vemos…ello es por lo que me preocupo pues es sintomático: que en las últimas encuestas en Rusia una abrumadora mayoría de rusos echa de menos a Stalin…también lo es.

    En fin, creo que Gorbachov fue la última oportunidad de una transición democrática y, sobre todo, no rupturista y lenta (Yeltsin se dedicó a provocar a los restos de la nomenklatura y del ejército más ortodoxo para ganar el poder a golpe de Golpes contra Golpes).

    Una buena recomendación para tí y para nuestros amabilísimos lectores: «Stalin» del director Ivan Passer, con Robert Duvall haciendo lo que sabe: genialidades; Julia Ortmond, etc.

    Es una «Tv Movie«, pero merece enormemente la pena: primera película que se grabó en el Kremlin en 1992.

    Un abrazo Marco.

  3. Maika dijo:

    Yo prefiero a Gorbachov .Yeltsin nunca me cayó bien…
    Saludos cordiales
    Maika

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