Freud versus la candidez

Versus Jean-Jaques Rousseau, lo que viene a ser lo mismo: mientras el ginebrino hablaba de un “buen salvaje” y de que “el ser humano es bueno por naturaleza”, Freud bajaba a la tierra:

“(…) a quienes creen en los cuentos de hadas no les agrada oír mentar la innata inclinación del hombre hacia “lo malo”, a la agresión, a la destrucción y con ello también a la crueldad. ¿Acaso Dios no nos creó a imagen de su propia perfección? Pues por eso nadie quiere que se le recuerde cuán difícil resulta conciliar la existencia del mal –innegable, pese a todas las protestas de la Christian Science– con la omnipotencia y la soberana bondad de Dios”
(“El malestar en la cultura”)

Freud no se engaña: las quemas de sus libros por parte de los nazis; sus clarividentes menciones hacia el nacionalismo como “el narcisismo de las pequeñas diferencias”; su visión premonitoria del comunismo, desde la perspectiva de lo que él llamara “el psicoanálisis aplicado» o «extramuros”, acusándolo de “incurrir en un nuevo desconocimiento idealista de la naturaleza humana”; avalan sus conclusiones.

Sus “Consideraciones sobre la guerra y la muerte” son claras, constituyendo probablemente las páginas más bellas sobre tan espinosas cuestiones: “Las disquisiciones que preceden nos procuran ya el consuelo de comprobar que nuestra indignación y nuestra dolorosa decepción ante la conducta incivilizada de nuestros conciudadanos mundiales son injustificadas en esta guerra. Se basan en una ilusión a la que nos habíamos entregado. En realidad, tales hombres no habían caído tan bajo como temíamos, porque tampoco se habían elevado tanto como nos figurábamos”, así los instintos en el hombre no dejan de ser “(…) lo anímico primitivo [que] es absolutamente imperecedero”.

Freud me sirvió de mucho: no sólo su estudio, también la placidez de su lectura sin una obligación.

Tampoco descubro nada si menciono que algunas partes de su psicoanálisis como terapia tengan lagunas: Louis Breger en “FREUD. El genio y sus sombras” me convenció de algunas.

Pero Freud sigue vigente en no poca medida, más si cabe en el mencionado “psicoanálisis extramuros”: “(…) la acentuación del mandamiento “No matarás” nos ofrece la seguridad de que descendemos de una larguísima serie de generaciones de asesinos, que llevan el placer de matar, como quizá aún nosotros mismos…” y es que “la guerra(…) deja de nuevo al descubierto al hombre primitivo que en nosotros alienta”.

El mismo hombre primitivo que idealizara Rousseau.

Definitivamente: el “Homo homini lupus” de Hobbes es subrayado por Freud.

Volveré a ver la fabulosa colección –prácticamente traída entera en su huida de los nazis desde Viena– de figuras egipcias y griegas originales. Volveré a ver su diván sito en esa calle en cuesta bordeada a ambos lados de ladrillo rojo infinito: Marensfield’s Gardens y su casa museo que me inspiraran hace tiempo un pequeño relato que se pretendía novelesco. Londres , ciudad de no pocos eminentes exiliados políticos, no deja de fascinarme casi tanto como la obra de quien se internara en los «topos» (lugares) de la mente.

En cuanto al ser humano: sólo queda que Eros sea quien nos guíe.

Mas la decisión es nuestra y sólo nuestra: Tánatos está y estará siempre en guardia.

Nota: para lecturas de Freud en Internet y en castellano, una buena forma de homenajearle en este 150 aniversario de su nacimiento.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a Freud versus la candidez

  1. Anonymous dijo:

    Querido Epicuro, si me permite una ligereza, una pequeña broma, transcribo aquí la traducción correcta de «Homo homini lupus» a la luz de los nuevos usos lingüísticos paritarios: «El hombre y la mujer son un lobo y una loba para el hombre y la mujer, indistintamente».

  2. Epicuro dijo:

    Craso error el mío que me puede acabar por llevar al cadalso, en esta época tan correctísima políticamente hablando.

    Gracias por su fina ironía: espero aún así que no la tomen con el bueno de Hobbes.

    Saludos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *