POST SCRIPTUM:
Soledad ¿para qué te quiero?: estoy humildemente sorprendido por el hecho de recibir comentarios tan interesantes y mensajes privados tan sobresalientes en lo cualitativo. De verdad que ha sido un tema que me ha reportado muchísimo más de lo que yo pude hacer desde este jardín lleno de certezas que son puestas en duda por el propio autor que las espeta. Un jardín lleno de dudas, de incógnitas abiertas de par en par como una casa a primera hora de la mañana: la Filosofía es vocación de pregunta donde ya no parecen existir más dudas. Eso, y no otra cosa, es la Filosofía: una casa con todo abierto a la realidad para orear a sus habitantes. Quien niegue dicho carácter de la Filosofía, será respetado, pero como dogmático consumadísimo, pues nada malo hay en ello: si la ciencia con cada descubrimiento reconoce encontrarse con una multiplicación de dilemas a los que enfrentarse valientemente, igual ocurre con la Filosofía. ¡Cómo si no!
La virtud del Amor a la Sabiduría es saber que esto no tiene fin: no lo tiene, son más de 2.400 años preguntándonos lo básico: ¿qué es eso a lo que llamamos “Yo”? ¿Qué es la libertad? ¿Existen entes o un ente que todo lo crea y gobierna todo? ¿Todo es naturaleza y tal vez no existan tan metafísicos conceptos? ¿Qué es el mal y el bien? ¿Todo es multiplicidad natural o forma parte de un único todo?
Animo a seguir por esta senda a mis amigos y compañeros de blog, así como a los amables lectores que dejan sus mensajes y transmiten sus pareceres.
Animo a todo el mundo a “ponerme bajo presión”: propongan temas sobre los que uno tenga que sudar tinta, mejor que sangre. Cualquier tema.
El debate está, estará siempre abierto.
Recuerden el concepto de heroicidad de Ortega y otros por preguntarnos con coraje y no pocos problemas por temas tan espinosos y complejos.
Sean valientes, sean héroes.
Iñaki para los que venimos de la edad media del sentiemiento, el yo es algo desconocido. Yo veo a diario seres que se lo plantean, pero el resto permanecemos al margen de sus dudas. La certeza del yo es universal pero al mismo tiempo es cosa de cuatro. Díme Epicuro si esto no es una contradicción. Y a pesar de verlo y sentirlo hay que seguir viviendo como si nada. Ostia.
[quote:06756f0d4b=»Javier Arizaleta»]Iñaki para los que venimos de la edad media del sentiemiento, el yo es algo desconocido. Yo veo a diario seres que se lo plantean, pero el resto permanecemos al margen de sus dudas. La certeza del yo es universal pero al mismo tiempo es cosa de cuatro. Díme Epicuro si esto no es una contradicción. Y a pesar de verlo y sentirlo hay que seguir viviendo como si nada. Ostia.[/quote]
Efectivamente, la gente que se plantea tales disquisiciones no son mayoría. Pero convendrás conmigo que lo cuantitativo no tiene siempre que ver con lo cualitativo y lo mayortiario, en este caso, convierte a la gente en «hombres-masa» orteguianos. Ello no quiere decir que la mayoría de la humanidad tenga preocupaciones más perentorias como conseguir comer ese mismo día, como bien supo El Estagirita (Aristóteles) primero uno ha de tener bases para poder vivir, luego se puede filosofar.
Como creo que vivimos en un sitio privilegiado del planeta: ¿cómo no preguntarnos no sólo por el «Yo», sino por cualquier concepto complejo? ¿Qué nos impide ser una minoría de valientes y acometer tal trabajo?