Recuerdo estos días lo único que se puede salvar: “Thriller”. Lo único que soporté en su momento: vídeo y canción. Si bien ésta me repateaba, reconozco que el vídeo me impresionó.
Personalmente soy un adicto a la prensa desde que tenía unos diez u once años en que me echaba en el suelo literalmente para abrir un periódico tamaño “sábana”, así llamado.
Por tanto leo tantos periódicos como libros apetecibles y hace pocos días antes de fallecer el enfermo que dejó que le proclamaran algo tan hortera como monarca del pop, tuve ocasión de leer noticias de amigos en que avisaban que la piel del injerto en cuestión, se veía iluminada de noche (literalmente). Posteriormente y siempre por noticias de agencias, se hablaba desde fuentes cercanísimas al nene de los antaño Jackson Brothers, de que tal vez padeciera un cáncer.
Recuerdo perfectamente parte de su obra: desde mis siete primaveras en el 78 hasta que ha muerto pesando menos que el éter y con pastillas todavía sin digerir en el estómago. Los cuervos se apresuraron en menos de 24 horas para hablar de la “misteriosa” muerte. El misterio surge al momento para la creación del mito.
Hendrix, Morrison, Joplin, mucho mártir para alguien que denosta tal figura como quien suscribe. Hasta Vicious se dice hoy en día, podría no haber sido quien matara a la yonki de su novia y que la sobredosis de heroína purísima que acabara con su vida, tal vez se la suministrara su mamá hippie para que no sufriera la vida, tan dura ella. Como el sentido común de la Ribera dice a veces: pobricos…
Y no para de resonar la canción en mi cabeza de los Def con Dos en los 90 con el final cambiado: Odio a los mártires del “Pop”.
Gente que llora entre dos groupies espectaculares porque nadie le quiso mientras se esnifa el mundo y bebe tres botellas de bourbon en su triste limusina.
Vivimos una de las crisis más graves o, probablemente, igual de grave que la del 29 que no trajo sino miseria, fanatismos y guerras terribles.
Y todavía recuerdo el vídeo del monstruito recién fallecido imitando a las estatuas de Lenin con ejércitos uniformados sospechosamente parecidos a los nazis y la “polémica” que surgió en los todavía ochenta, creo recordar.
El mundo se ahoga por hipotecas interminables, por jefes que también lloran la muerte de su trabajador “héroe” por soportarles pero sin poder hacer frente a sus nóminas. Pero lloremos todos por el mártir. Yo lo hago por lo gilipollas e irracional que sigue siendo el humano.
Sigan llorando por el mito y sus patéticas circunstancias no viendo nada más allá del “panem et circem”.
Que siga el espectáculo como objeto único de fijación. Yo seguiré leyendo y haciendo cosas diferentes a lamentar la muerte de un despojo que lo fue en vida. Y seguiré aquí, escuchando la ordenada rabia de los Black Crowes, mientras rindo homenaje a la diosa Iris “la rauda” cuando en plena Ilíada dice algo tan sensato: “La mente sana es flexible”.
Imagen: tenía dos opciones visuales del encantador interfecto en cuestión, pero al final he optado por una helena cerámica en que se ve reflejada la velocísima Iris, mensajera de los dioses del Olimpo. De nuevo la Grecia eterna me salva de todo mal, me sirve de amante y, por tanto, de grato refugio…