La incómoda sospecha

Y pensando, reflexionando en un tranquilo pero achicharrante día del ya verano de 2.008 (¡qué nostalgia en mi mente, siempre, de otoño!), uno llega a la conclusión de que la casta “profesional” política, no tiene remedio. Como mínimo. Lo demás: exabruptos varios. La rabia de haber creído alguna vez en alguna religión política me invade. Nadie con un mínimo de conciencia ciudadana puede contemplar, impávido, el circense espectáculo de zancadilleos, codazos y pisotones de estos “divinos” en plena llegada a la meta del “encierro político” en Valencia.

Así pues, duele soltar las amarras de la demagogia: igual que salir del vientre materno. Salir a la luz – ¿qué hacía si no, Sócrates, hijo de una partera, a través de la mayéutica, con sus interlocutores?: sacar a relucir ideas que ya habitaban en sus mentes- significa, pues, desnudarse y poder morir del tétrico frío que nos proporciona lo que hoy denominamos: política.

Valencia, el congreso que se ha desarrollado en Valencia, ha hecho que en la ciudad mediterránea haga tanto frío como para hacer nevar insensateces y miserias de lo más humanas.

Política: las más bajas pasiones de nuestra especie hacen de ella patria. Territorio donde lo ruin, mezquino y egoísta, se disfraza de filantropía, de abnegación y de trabajo por y para los demás. Da igual Partido Popular. Da igual Izquierda Unida (buena tienen). Da igual Partido Socialista o Nafarroa Bai. Da igual.

El advenimiento del “político profesional” es, pues, una de las mayores desgracias del paso de una democracia a una baja especie de oclocracia (ὀχλοκρατία).

Si Dios prestara oídos a las súplicas de los hombres, pronto todos los hombres perecerían porque de continuo piden muchos males los unos contra los otros”.

Epicuro: un refugio. Lucidez extraña de hace más de 2.300 años. Refugio acogedor como este blog donde todo es jardín sin polen dichoso. Donde todo es multiplicidad y armonía natural. Donde el desorden lógico de la naturaleza me deja refugiarme del mundanal ruido y de las masificaciones y aparecer ante Vds. libre de prejuicios de cualquier tipo. Piensen como quieran en este su jardín: serán recibidos con tolerancia y un rico té.

Ante la que está lloviendo en Valencia y en parlamentos varios: acomódense en este su jardín que posee tanta hierba y flores, como cálidos libros donde su lectura se transforma en un saber reirse de todo el circo mediático.

Sean bienvenidos siempre, sintiéndose libres de la incomodísima sospecha que en mentes sanas anida: la de que «político profesional» son conceptos antitéticos.

Imagen: el eterno Epicuro.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *