Sin vida nueva.

Como bien saben los filósofos, el ser humano es el único animal que se sabe mortal en este mundo. Así, nos enfrentamos al terrible momento de encontrarnos, literalmente, solos en o ante el mundo. Ahí está, ahí estamos. Podemos tener a la familia, a los amigos o lo que Vds. quieran: todos los días comenzamos un nuevo día, solos, en la más íntima soledad, frente al mundo.

Según escuelas filosóficas, habrá quien les diga que todo lo que les ocurra es “biografía”. Habrá quien diga que toda su vida está “determinada” por la Historia o por la Religión.

Da igual: realmente estamos solos ante un final ya conocido. El final es el mismo para todos: morimos.

Vida, mientras a quien suscribe alguien le demuestre lo contrario: únicamente hay una. Muerte, mientras alguien me convenza de otra cosa, sólo hay una y ninguna más. Nada hay tras ella. Sólo un hilo de confianza ciega, o sea: fe, o un ramalazo de vanidad en querer proyectarse en un “más allá”, consuela a algunos.

A éste su humilde servidor, le basta con querer una muerte rápida. Exenta, a ser posible, de enfermedad. Es a ésta a la que puedo llegar a temer hasta la angustia, no a aquélla. La muerte es el final que todos conocemos. ¿Para qué darle más vueltas? La vida sigue sin nosotros. ¿Tan vanidosos somos como para querer dejar huellas aquí, en un mundo tan “natural” y lleno de cambios? Algunos, tal vez, a través de la escritura, así lo deseamos. Pues humanos somos: vanidosos somos.

En esta novela que es la vida: principio, nudo y desenlace se cumplen con rigor. Existen, faltaría más, distintos “argumentos”. Hay quien tiene un principio horroroso, se estrella en el nudo y acaba con un precipitado desenlace que nadie desearía. Las circunstancias de cada cual, no hacen sino “rellenar” de sentido, dicho “argumento” de la vida. Hay quien se inicia en una pobreza absoluta y lo contrario; hay quien sube en “el escalafón social” a base de esfuerzo, hay quien no puede, hay quien no quiere…hay toda clase de “argumentos”.

Pero todos, indefectiblemente, nos sabemos mortales. Nos sabemos, bien es cierto que dentro de las posibilidades que se nos ofrezcan, dueños de nuestras vidas.

Un año más es simplemente una cifra más. La vida continúa o no: según en la fase en que nos hallemos de la “novela”.

No obstante, reciban un afectuoso saludo y un sincero deseo de que, al menos, la vida a partir de mañana sólo pueda traducirse en simple resaca, grato día festivo, día de cobro especial…pero siempre en un grato deseo de que les “vaya bonito”, de igual manera.

Pronto, muy pronto, me iré de esta ciudad unos días: vacaciones que necesito. No sólo yo, también a quien más guerra he dado en los últimos tiempos, las necesita con urgencia. La vida cuando quiere zarandea lo suyo: ¿será, tal vez, el nudo de mi “novela”?

Saludos: buen final y comienzo de año, de un escéptico que planea un viaje.

P.S.: Tal vez Munch fuese, dentro del Expresionismo, quien más se acercara a una representación estética de la angustia vital. También el Surrealismo de Dalí , Frida Kalho y otros, lo consiguieron.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
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