Lo vemos mucho. A diario. No hay día en que el desayuno no nos estropee el estómago. Nuevo asesinato “por celos”.
Si no es un antiguo novio que mata a “su posesión”, porque así se lo dicta la solitaria neurona que habita en su perezoso cerebro, lo es porque hay que matar al individuo que intenta arrebatarle tal “posesión”. “El otro” se convierte en el tiparraco que quiere “mi juguete”. Mi vida, vacía como ninguna, sólo la llena dicho “juguete”.
El “juguete” en cuestión se llama “ser humano” y en la mayor parte de las veces, no al cien por cien pero sí al noventa, lo es en la vertiente “femenina”. Es pensar igual que un dictador cualquiera: da igual el color; da igual la Derecha o la Izquierda política. Sólo estadística, sólo cosa, ve quien así piensa en vez de humanos (“La muerte de una persona es una tragedia, la de un millón: estadística.” J. Stalin dixit).
Hoy, un periodista de la cadena La Sexta –cámara- de apenas 31 años, ha sido el “trofeo” del cual un neandertal moderno puede presumir. El chico salía con una antaño “posesión” suya: es todo deprimente. La evolución sufre trompicones con algunos. Definitivamente.
¿Qué clase de mentalidad puede llegar a tener la total falta de dignidad (tanto como para no saber retirarse a tiempo) por bandera?: tu tiempo pasó. La chica ya no está por ti. Vive tu vida con honor. Busca o no busques: pero sé tú mismo.
Así no pensaba el asesino de marras: “o mía o de nadie” debía ser su «inteligente» lema. Otro pequeño Stalin que ve “cosa” en vez de “persona”, por mucho que camufle su perorata con “te quiero con locura”, «mi muñequita» y memeces similares.
Otro pequeño aspirante a dictador. No sé cuántos vamos ya.