Regreso del ictus.

«La salud se anuncia (…) por el melancólico reírse de la pesadilla con que hemos estado peleando«.
(Friedrich Nietzsche: «Aforismos«. Aforismo 402)

Me fui hace unos días recordando cómo Savater en su “autobiografía razonada”, de título: “Mira por dónde”, prefería en cualquier viaje a cualquier sitio y antes que nada, el regreso. El regreso al “hogar” (“home” en la lengua de Shakespeare), recordaba quien suscribe. No volver a “casa”. Volver al calor del “hogar” que nos acoge. Nos protege. Así, tras mi último artículo sobre la guerra en Colombia, teniendo planeado largarme en grata compañía a la otrora “Magna Grecia” y conocer, al fin, la capital del Renacimiento, la misma que viera nacer a Nicola Machiavelli, entre otros, se trastocó en pesadilla. Italia para otro día. No importa.

Me fui. No fue a un hotel de Florencia, sino a un imprevisto “hotel” pamplonés, con un aterrador frío interior en la mochila a modo de equipaje. Salí ayer del mismo pero con frío en el ambiente: el otoño se ha echado encima de uno de manera frontal, chocante, mientras la estancia en el “hotel” se alargaba.

Las caminatas por el parque del Hospital no fueron lo suficientemente representativos de lo fría que estaba esta ciudad “pequeña y apañada”, que decían los Tijuana & Blue.

Jodida vida: un día, tras años sin fumar y bebiendo alcohol puntualmente y más que moderadamente, resulta que te despiertas a las cuatro de la mañana con mareos, vértigos, vómitos, frío –menos sano que el otoñal- y ganas de echar la vida por la boca. “¿Al Hospital? ¡Ni loco!” . Así alargué una pequeña situación agónica por puritita cabezonería: “Bueeeeno, voy pero sólo para hacerme pruebas y volver ¿vale?”, pude balbucear a mi compañera un tanto harta ya de verme tirado y sin poder abrir los ojos, so pena de un eterno escalofriante vómito. Es lo que tiene verlo todo doble repentinamente.

Fui…a hacerme pruebas. Salí, quince días después: no vi, en torno a mi persona, rondarme la parca. Para nada. Pero la muy perra se paseó alrededor de gente que, en la primera noche ya en planta, estuvo a mi vera. La muerte no es nada. En nada nos convertimos. Desengáñense los y las trabajadoras de “Asuntos religiosos”: nada. Nada temía. Salvo los interminables vértigos y un repetitivo y machacón: “¿Pero qué coño hago yo con un infarto cerebral a los 36 tacos?”, que no hacía sino golpear mi cabeza en forma de la madre de todas las jaquecas (yo, que nunca he tenido tales males).

He pensado mucho: tanto que tenía decidido no escribir sobre el tema que aquí relato. He conocido gente estupenda. Puedo volver a leer. Ando más o menos bien. No me quejo: no se engañe quien con aviesas intenciones entre en este blog.

Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido, es y, me temo, será: el regreso de tan tétrico como inesperado viaje. Mi hogar no era el mismo. Así, ayer, iba por la calle con cierto miedo. Al cruzarme con una acaramelada pareja que no contaría con más de 17 primaveras, creí que si me rozaban el hombro me caería al suelo como un pelele: ahora, soy retazos de trapo. Así me siento.

He desayunado doscientas pastillas (por exagerar que no quede) y pienso volver a recuperar fuerzas: si se cruzan en mi camino no se rían, por lo que más quieran. Camino lo mejor que puedo. Sé que el mundo no da vueltas caprichosas: sí el mío mientras camino.

Hoy he dormido poco: la emoción, supongo. La que a alguien que ha estado medio mes en un hospital tras un inesperado –como todos- “ictus”, puede sobrellevar. Supongo, digo.

Hoy no he visto de nuevo desde mi extraña cama la horrorosa torre que hace de frontera entre Pamplona y otra población. Hoy he salido al balcón y he aspirado todo el otoño que me han dejado mis pulmones (sanísimos, oigan).

Perdonen mi ausencia estos días: aquí traigo el justificante. Al menos he vuelto a leer prensa “en papel”, incluyendo a mi “virtual” amigo Javier Arizaleta a quien envío un afectuoso saludo: que sepas que en dicho “hotel” yo no era el único que leía tu columna.

El regreso sigue dándome su sabor: no puedo analizarlo con precisión. Lo que se vive se reflexiona a posteriori.

Regreso. Pues. Reciban un saludo.

P.S.: Saludos y franquísimos agradecimientos a los celadores, encargados de la limpieza, auxiliares, enfermeros y enfermeras, médicos (residentes, de guardia, etcétera), sobre todo de la “Unidad de Ictus”, del Hospital de Navarra. En especial a don Jaime Gállego. Y saludos más especiales y muchísimo más íntimos y cordiales para ése par de castas jabatos que son José (rochapeano de pro) y el bueno de Juanito (cosmopolita y vitalista por definición: todos deberíamos tener un Juanito en la vida). Para Polo, para “mis queridas brujillas” Conchi y Trini y su bienhumorado hermano Jesús Mari. A todos os debo la parte más humana –la más importante- de este “peculiar” viaje. Os espero en el que presumo pronto regreso de ambos: José y Juan, veníos conmigo ya…de una maldita vez.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
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7 respuestas a Regreso del ictus.

  1. marco dijo:

    Mis más enérgicas fuerzas y todo el ánimo del mundo, aqui tienes a tu amigo Marco, estimado y apreciado Iñaki, helado al leer tu crónica y aliviado al ver tu recuperación acorde con esa cabeza tan lúcida como brillante. Si aquejada ha sido, tal vez tenga que ver con el ritmo desenfrenado de tu genialidad. Hace poco la madre de un gran amigo mío sufrió inesperado e igual revés que afortunadamente se quedó en un susto.
    Vuelve al hogar amigo Epicuro, ese lugar del que ya hemos hablado en otras ocasiones, vuelve ya, porque tienes mucho que aportarnos y nosotros mucho que aprender.

    Aquí tienes a tu compañero de blog para lo que necesites.
    Ánimo
    Un fuerte abrazo–

  2. Epicuro dijo:

    Muchísimas gracias amigo Marco: creo que no hay mejor recibimiento que en pleno regreso y en el umbral mismo del «hogar», un amigo como tú, le reciba a uno con unas palabras tan emotivas para quien te escribe con afecto y firma más abajo.

    Un afectuoso abrazo e infinitas gracias por tus ánimos que me «cargan la batería» de la vida, si me permites la expresión.

    Saludos de tu amigo Iñaki Oneca Agurruza.

  3. Hola maestro Epicuro. Le tengo leído a Quevedo en su defensa la defenda apasionada que de usted hizo «Constante cosa es que se sustentaba el Epicuro de agua y hierbas» Pues bien tengo hoy un mensaje que enviarle. Se trata de Iñaki Oneca, ya sabe el filósofo que sueña con el milagro de recrear su jardín. Según parece un ictus le ha dado un aviso de esos con los que uno identifica sin dudarlo donde hay bien y dónde se encuetra el mal. Iñaki se ha llevado un buen susto y los que lo apreciamos también así que usted que es su mentor haría bien en recomendarle que deje el agua y las hierbas y ponga un poco un poco vino en su copa. Hoy maestro Epicuro es la noche de Todos los Santos Brindaré por mi amigo I. O. Agurruza brindaré con el mejor de mis vinos por su salud, alegría y por esa manera valiente de temer a la medicina y espero Epicuro que usted abandone su régimen y beba conmigo. -A tu salud Iñaki. Maestro aquí tiene mi copa.

  4. potemkim dijo:

    Saco unos minutos para enviarte mis mayores ánimos desde la eterna guardería en la que me encuentro forever (el post iba de poner palabras en ingles ¿no?). Es obvio, no tenía ni idea. Tampoco he ido a actualizar la libreta y sacar dineros al Banesto. Es que ya no me fían, me huelen cuando me acerco. Será cuestión de cambiar la patxuli.

    Me alegra mucho sentirte recuperado y volver a ver que estás escribiendo, además, ¡Qué haría la negrita sin ti! (¡diantre! Esto tiene demasiadas interpretaciones, hmmm, ¿nadie tiene una goma de borrar?, de esas Milán). Oye, vuelve a recibir mis mejores deseos y no te rindas Epicuro, Iñaki… (Para mí la O nunca la perdiste). Una de las muchas voces que me hablan, siempre me dice «potem, la vida es ese espacio que habita entre putada y putada». Pues eso, que quiero seguir estando en total desacuerdo contigo durante mucho tiempo .

    Ánimo y un gran abrazo.

    PD: Iñaki go home (queda lindo)

    PD2: Tiene delito que después de tu ictus comiences el post con Savater. Ese pájaro de mal agüero volando por tu cabeza. ¡Ea!, cambia de hábitos …

  5. Epicuro dijo:

    Gracias a todos. Como digo al amigo Marco en su inmejorable blog, en el que ha tenido la generosidad de concederme el honor de una dedicatoria muy especial, sólo puedo responder con mis incruentas armas: manchar hojas en blanco (aunque sean virtuales) y contando palabras.

    Así, dejadme que os conteste a quienes aquí habéis escrito y a quienes por mis huesos os habéis interesado y animado estos días que son, como dirían los Doors: «Strange Days«; os conteste -decía- con las palabras de «el intempestivo» que a pesar de sus contradicciones (con las que todos tenemos que bregar) y sus fobias, llegó a decir lo que sigue, a modo de homenaje para todos vosotros, en forma de «Fragmento Póstumo» de 1878:

    «Amigos, nos alegramos los unos de los otros como de plantas frescas de la Naturaleza y nos tenemos consideraciones mutuas: así vamos creciendo como árboles, unos al lado de los otros, y justo por ello rectos y derechos, pues nos ayudamos recíprocamente a subir«.

    (Friedrich Wilhelm Nietzsche)

    Saludos y gracias a todos.
    😀

  6. Maika dijo:

    Querido Iñaki hoy entré a tu blog a leerte y me he quedado sin palabras al enterarme de lo que te ha pasado.
    Te pido disculpas Iñaki ,últimamente no paro mucho por estos lares , tengo a mis aitas enfermos y apenas tengo tiempo para estar en casa y leer los blogs más a menudo. A mi amatxo le han diagnosticado parkinson y a mi aita mañana le hacen una prueba en el hospital, porque ha perdido mucho peso.Espero que pasen estos momentos difíciles para mí y pueda de nuevo estar más tranquila.Te mando toda mi energía positiva ,para que te recuperes del todo.Me alegro que hayas vuelto de nuevo por aki, a tu jardín.
    Un fuerte abrazo con todo mi cariño y cuídate mucho.
    Si necesitas cualquier cosa te ofrezco mi ayuda vale?
    saludos tu compañera de blog
    Maika

  7. Epicuro dijo:

    No puedo aceptar tus disculpas porque no debes dármelas, querida Maika…¡faltaría más! Recibe tú también todo mi apoyo y mis ánimos con la más absoluta sinceridad, para tu difícil situación personal.

    Gracias extensivas a todo el mundo: no sé si merezco tanto. De momento, Maika, te prometo que seguiré con el régimen «pobre en grasas» (sic) y con los paseos diarios, para que esta situación de vértigo casi permanente vaya desapareciendo. Pasado el susto, es ahora cuando uno lo vive: curiosa la condición humana. Así que no me quejo, porque lo pasado ha pasado y poco hay que hacer por ello: el presente es luchar. La vida es lucha.

    Te respondo en tu blog contra el racismo y la xenofobia: prejuicios de mentes enfermas de verdad.

    Saludos afectuosos. 😉

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