Mientras hoy este periódico ha tenido el acierto de recordar el asesinato de la ecologista Gladys del Estal; hoy, de nuevo, otros salvapatrias (españoles de gris antaño, vascos con pasamontañas y txapela hoy: ¿importa algo cuando hay asesinatos?) se dedican a recordarnos a algunos, que vuelven a matar.
Y siento decirlo: algunos, no pocos en verdad, vivimos – afortunadamente como espectadores que perdían un simple vuelo a Pamplona – con temblores en los suelos de la Terminal-4 bajo nuestros pies y aquel olor a chamusquina que tan hondo cala (percepción que más hondamente actúa en la memoria: el olor) el final de la supuesta ¿»tregua«?: «En una guerra, suspensión temporal de los combates entre los contendientes«. Dar patadas al diccionario es típico de fanáticos y de crédulos Cándidos. Voltaire tenía razón.
Diego Armando Estacio Civizapa y Carlos Alonso Palate no tuvieron esa suerte: el socialismo armado mata dos pobres que se buscan la vida en este país. Bonito socialismo: manda en él la nación. Ya sabemos de qué hablamos: en Alemania sufrieron una ideología similar pero en dimensiones más dramáticas: la shoá fue cuestión de muy poco tiempo.
Socialismo nacionalista: pero, hete aquí, que también han asesinado a trabajadores en su país… “Nacionalismo revolucionario”: concepción antitética para todo aquél que le interese en algo la Filosofía Política y la Teoría de las Ideas Políticas, será el nuevo concepto-gurú con que justificar lo no justificable por mentes podridas.
Nada más que decir: rememorando el frío asesinato de Gladys, uno llega al 30 de diciembre de 2006. La alegría de un largo viaje por lejanas tierras mayas se trastocó en rabia al ver la gigantesca columna de humo y la jeta, tan grande como aquélla, de un dirigente político (hoy no pienso hablar de partidos) con cara de susto. Ya lo dije en este mismo blog: no negociaban/hablaban o lo que fuere con terroristas pirotécnicos…no, vuelven los fuegos.
Y muchos sabemos que nada tienen de artificiales.
Imágenes: Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, los «daños colaterales» que algún depravado dirá.
Iñaki ayer leí tu artículo de Ingrid Betancourt en el Diario de Noticias de Alava. Me hizo ilusión leerte en Vitoria. Creo que la noticia de ETA de volver a dar nos obligará, una vez más, a mirarnos el ombligo y dejar la solidaridad internacional. Así a bote pronto es lo que se me ocurre. Saludos
Muchas gracias Javier: a mí también me hace ilusión que me leas en una tierra y en una ciudad con la que mantengo tantos afectos. Por lo demás, las cosas que primero pasan por la cabeza, a veces y si son transmitidas con corrección, suelen ser las más acertadas: así pensaba al respecto Nietzsche.
Con ello, obviamente, quiero decir que tu reflexión «a bote pronto» es de lo más acertada: es duro volver la vista informativa de Colombia a estos pagos con tan lamentable y odioso tema.
Saludos.