Haciendo el mono.

Uno no gana para sorpresas, verdaderamente. No acababa de finiquitar las celebraciones por el 74 cumpleaños de Chita, eterna compañera del hombre de la selva, cuando leo entre sorprendido, sonriente y desesperado también la siguiente noticia: “El PSOE sacará un proyecto para que los simios tengan derechos humanos”.

Estupendo. En cuanto he visto el titular he pensado en la mula Francis: ¿qué será de ella? ¿Había alguien tan parecido al humano en forma cuadrúpeda como ella? No lo creo.

Parece que lo que en un principio era una buena idea, o sea, que los chimpancés, monos, orangutanes, etcétera, dejen de ser objeto de experimentos al por mayor, ha acabado con la sinsorgada en forma de petición del Proyecto Gran Simio (aunque suene a logia masónica, así es como se llama) que pide “la inclusión inmediata de estos animales en la categoría de personas» y que se les otorgue, por tanto, «la protección moral y legal de la que, actualmente, sólo gozan los seres humanos«.

¿Qué les parece?: toda una Revolución Francesa (“La Gran Revolución” que dirían todos los posteriores revolucionarios desde Kropotkin hasta Trotsky) para conseguir los Derechos del Hombre y del Ciudadano (esto último tan fácilmente olvidado en nuestros días) para que ahora se nos queden cojos. Cojos de una pata, se entiende.

Según leo los responsables del Proyecto Gran Simio creen que «hoy sólo se considera miembros de la comunidad de los iguales a los de la especie Homo Sapiens. El chimpancé, el gorila y el orangután son los parientes más cercanos de nuestra especie. Poseen unas facultades mentales y una vida emotiva suficientes como para justificar su inclusión en la comunidad de los iguales«.

Y otra vez veo, casi sin inmutarme, a un gorila retozando en mi jardín mientras le intento explicar por qué somos seres finitos.

Pero lo que de verdad me asalta continuamente, es una pregunta aterradora:

¿Ganarán los monos adquiriendo derechos “humanos” o nosotros teniendo a nuestros “antepasados” como iguales?

Foto izquierda: la tierna Chita añorante a sus 74 primaveras.

Foto derecha: los Derechos Humanos y del Ciudadano, a corregir en breve…

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
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5 respuestas a Haciendo el mono.

  1. Anonymous dijo:

    😯 Así me quedé yo ayer cuando leí la noticia. Ya veo que hay quien hace el ridículo de manera insuperable. Lo más grave de todo es que estando el panorama actual como está ya me espero cualquier cosa.
    Podían preocuparse más por los derechos de las personas que por los del mono.

  2. Anonymous dijo:

    A mi personalmente me parece vergonzoso. ¿A quién se le ocurren estas ideas?, ¿acaso los políticos no pueden solucionar los problemas reales?.
    Patético e increible, quizá haya sido una broma del tipo 28 de diciembre.

  3. Epicuro dijo:

    Comparto sus sentimientos: yo también he tenido que remirar el calendario para ver qué día era. Además es que el 27 de diciembre cumple años un buen amigo…no fuera a pasárseme… 😉 Pero no, así está el patio…y se esperan cosas peores. Si no, al tiempo. Saludos y gracias por los comentarios.

  4. Anonymous dijo:

    Coincido con vosotros y aporto una ideas: esta iniciativa participa de una especie de fiebre que carcome el lenguaje. Repentinamente se utilizan vocablos que hasta ayer mismo eran inequívocos para vestirlos con nuevas acepciones. Quiero decir que me parece estupendo que se trate a los animales con todo respeto (obviando en este momento algunas dificultades que tenemos los omnívoros para llevar esta idea hasta sus últimas consecuencias) pero lo que no puede ser, y además es imposible, es que los derechos que se les otorguen sean «derechos humanos». Creatividad en el lenguaje sí, pero con alguna moderación. Especialmente si se trata de iniciativas que han de plasmarse en textos legales.

  5. Epicuro dijo:

    Totalmente de acuerdo. Creo que dichas «perversiones» del lenguaje, a que tan agudamente Vd. se refiere, no son sino efectos de una causa tétrica a mi entender: lo políticamente correcto.

    Una cosa es la igualdad y otra muy distinta el «igualitarismo» extremo, casi diría de origen rousseauniano, que impera dentro de lo políticamente correcto.

    No deja de ser paradójico que fuera el propio Marx quien, en su Prólogo a «Contribución a la crítica de la economía política«calificara esas actitudes de «robinsonadas».

    Un saludo y gracias.

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