Nostálgica Semana Santa

Amo las calles de Pamplona cualquier mañana de estos días. Sólo turistas y los que o no hemos querido o podido salir de aquí, recorremos sus venas en forma de avenidas, calles y plazoletas. Esta ciudad me gusta así.

La caja tonta nos acribilla a base de películas que, no por buenas, se repiten hasta la arcada. La única alternativa para los televidentes más masoquistas es ver interminables procesiones (incluidos aquellos mozorros que tanto me impresionaran con muy pocas primaveras en mi haber). Me llamaron la atención el otro día los legionarios en Málaga intentando cantar al unísono, pelo en pecho y cristo al hombro. Mi compañera de jardín soltó un inteligente como significativo “¡Qué horror!”. Al acudir a su llamada, que en principio parecía de socorro, ví dicha carpetovetónica imagen. Uno de los marciales portadores parecía directamente la mismísima cabra de la Legión: una larguísima perilla pelirroja casi le molestaba para andar.

Y me repliqué a mí mismo: respeta. Y yo: respeto. Pero hay que ver cuán poca mella hacen en mí los rituales: ya no diferencio en nada una boda al estilo mozambiqueño a lo que por estos lares veo. Supongo que son respetables mientras no dañen a nadie. No se puede decir lo mismo del Islam, al menos en su corto entendimiento surgido allá por África: la clitoridectomía ha llegado ya a Europa. En Francia escandalizó el intento de legalizarlo: de nuevo se “santificó” la palabra más peligrosa del mundo: cultura.

“¡Huye, afortunado, a velas desplegadas de toda forma de cultura!”
decía el viejo Epicuro.

Esto lo avalan noticias escalofriantes como la del niñato turco que en Alemania mató a su hermana por una “cuestión de honor” (se fue de casa harta con su hijo de cinco años y se relacionaba con alemanes viviendo su vida al estilo occidental: pecado donde los haya), un tal Ayhan Sürücü de 19 años, que va a pagar en prisión: ¡9 años de condena!

Y qué decir de los intelectuales islámicos moderados del CIP (Centro para el pluralismo Islámico) de por estos pagos, que ya han recibido alrededor de 30 mensajes electrónicos (Alá se moderniza) amenazándolos por “ateos y politeístas”.

Realmente prefiero la horterada de los legionarios pateando por Málaga.

Sea como fuere, son días en que el martirologio está a flor de piel y ¡de qué manera!

Realmente para quienes tenemos, filosóficamente hablando, mentalidad materialista, tanto alarde de resurrecciones, tanto iluminado y tanta dignificación de la muerte y demás zarandajas, no nos intimidan.

Que la nostalgia nos invada por el gran Epicuro:

La muerte no es nada para nosotros. Porque lo que se ha disuelto es insensible y lo insensible no es nada para nosotros”.

Mientras, paseo y pienso: que siga el folclore.

Acerca de epicuro

Alumno de todo, maestro de nada...
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