30 de abril y cae una lluvia de acero sobre el claustrofóbico búnker. Adolf Hitler Pölzl ya se ha casado. Sólo alguien tan inane como Eva Braun podía conseguirlo. Era el 30 de abril como simbólica fecha en que un totalitarismo, tan bien estudiado en sus orígenes por Hannah Arendt y Karl Jaspers, tocaba a su fin. Y lo hacía dejando paso a otro: Alemania quedaría dividida por los antaño «compañeros de dictadura» (recuérdese el pacto Molotov-Ribbentrop). Pero poco tiempo duraría la luna de miel entre los aliados. Berlín, tendría que resistir en su parte occidental el blindaje de Stalin: la muerte por inanición de sus habitantes fue evitada por un heroico puente aéreo. Pero era el 30 de abril de 1945. Hace casi sesenta y un años de ello: nada en Historia. Las cápsulas de cianuro corrieron por doquier. Materialización simbólica de lo que el régimen nacionalsocialista fue: asesinato y suicidio colectivos. Régimen que debiera servir como ejemplo para desidealizar conceptos hoy. Incluido el propio humano. Sólo la razón humana puede llevar al hombre a perderla. El siglo XX ha dado buenas pruebas de ello: la justificación racional e ilustradísima del horror totalitario. Del racismo. De la intolerancia de clase. Heidegger fue de los no pocos pensadores que por el totalitarismo se dejó seducir. Mark Lilla recuerda en su libro “Pensadores temerarios”, la carta de 1929 en que dicho filósofo afirmaba que los alemanes estaban necesitados de académicos más “enraizados en la tierra”, quejándose de la “judaización de la vida intelectual”. Es importante reseñar las bases ideológicas (como producciones racionales) del nacionalsocialismo germano. No sólo las del fascismo italiano, surgido a su vez del socialismo. Sino también de una larga lista de pensadores que dentro del idealismo romántico decimonónico, se dedicaron a imaginar arcadias felices y puras. Para la ocasión se incluía todo un aparato ideológico que incluían cándidas visiones de los antiguos arios indios. Pero es Karl Jaspers quien espeta a su otrora amigo Heidegger una agónica carta: «¡Yo le imploro, si alguna vez compartimos algo que podríamos llamar impulsos filosóficos, que asuma la responsabilidad de su propio don! ¡Póngalo al servicio de la razón, de la realidad, del valor y las posibilidades del ser humano, en lugar de ponerlo al servicio de la magia!”. La carta nunca recibió respuesta. Heidegger reculó posteriormente enfrentándose con sus conmilitones del partido en el cual estuvo afiliado. Escaso y tímido gesto.
Pero en aquel 30 de abril, que la fabulosa película “El hundimiento” del director Olivier Hirschbiegel tan extraordinariamente refleja, todo era sudor, cianuro, degradación, fanatismo racista, suciedad. La intrascendente Eva Braun, en tamaña situación, refleja cuán imbécil puede ser el humano invadido por un sentimiento identitario: el típico traje bávaro la acompañaría hasta el final. Magda Goebbels era, definitivamente, otra cosa: la frialdad de matar y morir por un ideal que supera a cualquier sentimiento en emotividad. Para ella era el “glorioso” patriotismo hacia una Alemania que no podía sobrevivir sin su Führer y el nacionalsocialismo. Dos mujeres que bien representan a qué puede llegar el “racional” humano. Que representan el pensamiento en rebaño llevado al extremo de pensar en un inmediato “mas allá” (ideología, patria, tierra, clase, raza, universales conceptos todos que nunca existieron salvo en cerebros enfermos como excusa para el asesinato) o en una superioridad moral hacia “el otro”. Proyección de prejuicios hacia quien no es como yo. Efecto “espejo” que decía Freud: pues en ti (el otro) proyecto todas mis frustraciones y prejuicios.
Era 30 de abril y los obuses del Ejército Rojo caían por todas partes. Era el fin del nazismo en el poder. Era el fin del sueño imperial de muchos. Era el fin del revanchista emerger del nacionalismo alemán que no olvidaba la “humillación” de la Primera Guerra Mundial. Los habitantes del búnker desfilaban por última vez dejando tras de sí litros de sangre y mierda.
En abril también, dieciséis años después, fue juzgado en Israel, previo secuestro en la Argentina, el teniente coronel de las SS Adolf Eichmann, uno de los mayores artífices del genocidio judío. De ello se hace eco la mencionada Hannah Arendt: filósofa y politóloga judía alemana, naturalmente no reconocida en su doble condición de amante y judía por Heidegger (pero amante de este último sea como fuere) quien refleja al hombre. Porque Eichmann lo era. Hitler también. “(…) cabe concluir – dice Arendt – que la conciencia, en cuanto tal, se había perdido en Alemania, y esto fue así hasta el punto de que los alemanes apenas recordaban lo que era la conciencia, y en que habían dejado de darse cuenta de que “el nuevo conjunto de valores alemanes” carecía de valor en el resto del mundo”. Se olvida Arendt de una cosa: Hitler retoma la “muerte de la conciencia” y la falta total de remordimientos de extractos de Nietzsche. Sólo quien posee conciencia puede permitirse el dudoso lujo de perderla. No sólo eso: quien así actúe también razonará vehementemente dicha pérdida de escrúpulos (véase lo que sobre ello escribe Nietzsche en “La genealogía de la moral” y las diversas entrevistas concedidas por el Führer de aquella entelequia llamada Tercer Reich).
Definitivamente, lo peor del nazismo no fue Hitler. Pero lo peor de todo, es que éste era humano. Demasiado humano. Era 30 de abril, hace casi sesenta y un años.
Foto izquierda: pacto germano-soviético de no agresión a cambio de dividirse Polonia más adelante. En la imagen, Molotov firmando delante de Ribbentrop y Stalin: la lógica de las dictaduras dándose la mano y, sobre todo, riendo.
Foto derecha: cartel de la fabulosa película del pasado año «El Hundimiento«.
La segunda guerra mundial no dejó de ser un enfrentamiento por dos concepciones distintas de dominar el mundo. Al fin y al cabo los vencedores acabaron aplicando practicamente los mismos métodos posteriormente en vietnam, corea, laos….
Tristemente se vistió de democracia a la americana la falta de libertades que supone el capitalismo. Eso si, podemos votar cada cuatro años….para que nada cambie.
Por cierto que otro tipo de mujeres enjendradas por este sistema pero tan causticas como las por usted citadas, son las encabezadas por golda meyer. germen del actual estado israelí, mucho mas parecido en sus practicas a aquellos que tanto dolor les causaron como pueblo y que sin embargo no dudan en imitar sus practicas violentas . Una verdadera pena…..
[quote:0017ac8e6e=»Anonymous»]La segunda guerra mundial no dejó de ser un enfrentamiento por dos concepciones distintas de dominar el mundo. Al fin y al cabo los vencedores acabaron aplicando practicamente los mismos métodos posteriormente en vietnam, corea, laos….
Tristemente se vistió de democracia a la americana la falta de libertades que supone el capitalismo. Eso si, podemos votar cada cuatro años….para que nada cambie.
Por cierto que otro tipo de mujeres enjendradas por este sistema pero tan causticas como las por usted citadas, son las encabezadas por golda meyer. germen del actual estado israelí, mucho mas parecido en sus practicas a aquellos que tanto dolor les causaron como pueblo y que sin embargo no dudan en imitar sus practicas violentas . Una verdadera pena…..[/quote]
La Segunda Guerra Mundial no dejó de ser un enfrentamiento… que dejó más de 100 millones de muertos: la primera de las concepciones que Vd. nombra, no dejó de ser la que impuso la pena de muerte a partir de los doce años, la que impuso y creó los campos de concentración (eso sí, muy humanos: no había cámara de gas pero los mataban de hambre y a base de trabajos forzados: véase «Archipiélago Gulag» de Solzhenitsyn) y la segunda «concepción» imitó su sistema de campos de concentración pero con hornos crematorios.
En cuanto a las mujeres ¿»cáusticas»? como dice Vd., que yo sepa no he hablado para nada de Golda Meir (que a fin de cuentas lo único que hizo fue defender a Israel exitosamente en unas cuantas guerras) sino de Hannah Arendt, que seguro no estaría de acuerdo precisamente conmigo ni, por supuesto, con Vd. Sea como fuere y atendiendo a la tercera definición de «cáustico» (la única referida a los seres humanos en el diccionario) tampoco creo que sea malo ser irónico…acúseme a mí de éso, porque Golda Meir y Hannah Arendt podían ser cualquier cosa menos éso: ¿no pecará Vd. de machista? ¿O tal vez no leyó nada de Arendt?
Sobre Laos y Vietnam, estoy totalmente de acuerdo con Vd., dejándome perplejo el por qué me achaca que yo suscriba atrocidades que no defiendo: le recuerdo que no hubo un sólo ganador en dicha Guerra Mundial sino varios (si por ganadores entendemos a quienes acabaron con el nazismo), éso sí, le guste o no, hubo un estado determinante en dicha guerra, que como pueblo -es lo que defiendo- no lo hizo todo bien. Como tampoco hay ningún ser humano que lo haga todo bien.
Sea como fuere, ya soy un poco mayorcito para creerme historias de buenos y malos: hay de todo. Ahora bien, que yo sepa, a día de hoy, no ha habido ninguna alternativa seria a la democracia liberal (¿la democracia centralizada? prefiero no votar cada cuatro años -vote Vd. por mí- a no tener dicho derecho y encima pender mi vida de un hilo por pedir que exista tal derecho: ni lo dude, cuando no exista dicho derecho yo lo exigiré).
Saludos.
No entiendo señor su cuasi enfado. Y perdone mi perplejidad cuando me acusa de «machista» ¿ Acaso he acusado yo a golda meyer de «intranscendente» como hace usted con eva braun? ¿Acaso no acusa a la misma eva y a magda goebels de ser un rebaño casi sin pensamientos propios, eso si frías y calculadoras?
Tampoco entiendo su critica a que salga el nombre de golda meyer. Le recuerdo que esta » señora» ocupó por la fuerza de las armas unos territos habitados por otros seres humanos y que o fueron expulsados o sencillamente aniquilados. ¿Es que si fuera un ser humano masculino sería diferente? pues entonces me deja usted perplejo amigo mío. Apoyados/AS eso si, entonces por la inefable gran bretaña, y ahora por la despiadada norteamerica. Los derechos de los habitantes sobre su propio territorio, llamense palestinos, jordanos, sirios y libaneses es hoy en día cuestión de violento litigio por la cerrazón del estado isrraelí en mantener su opresión sobre dichos territorios. Le recomiendo que lea con interés » la decadencia del imperio» del inclito immanuen wallestein. El cual le podrá iluminar mas ampliamente sobre el auténtico resultado de la segunda guerra mundial y sus actuales consecuancias.
Quizás aporte algo de luz a su amplio intelecto, incuestionable evidentemente, pero escorado ligeramente hacia babor….
recuerde que la filosofía es la busqueda de la verdad. gracias.
[quote:06dbf3e471=»Anonymous»]No entiendo señor su cuasi enfado. Y perdone mi perplejidad cuando me acusa de «machista» ¿ Acaso he acusado yo a golda meyer de «intranscendente» como hace usted con eva braun? ¿Acaso no acusa a la misma eva y a magda goebels de ser un rebaño casi sin pensamientos propios, eso si frías y calculadoras?
Tampoco entiendo su critica a que salga el nombre de golda meyer. Le recuerdo que esta » señora» ocupó por la fuerza de las armas unos territos habitados por otros seres humanos y que o fueron expulsados o sencillamente aniquilados. ¿Es que si fuera un ser humano masculino sería diferente? pues entonces me deja usted perplejo amigo mío. Apoyados/AS eso si, entonces por la inefable gran bretaña, y ahora por la despiadada norteamerica. Los derechos de los habitantes sobre su propio territorio, llamense palestinos, jordanos, sirios y libaneses es hoy en día cuestión de violento litigio por la cerrazón del estado isrraelí en mantener su opresión sobre dichos territorios. Le recomiendo que lea con interés » la decadencia del imperio» del inclito immanuen wallestein. El cual le podrá iluminar mas ampliamente sobre el auténtico resultado de la segunda guerra mundial y sus actuales consecuancias.
Quizás aporte algo de luz a su amplio intelecto, incuestionable evidentemente, pero escorado ligeramente hacia babor….
recuerde que la filosofía es la busqueda de la verdad. gracias.[/quote]
Pues siento tener que volver a corregirle, pero llevo levantado desde que escribió su mensaje y todavía no estoy enfadado 😆 Si no he hablado de Golda Meir (yo, siendo tan amable como Vd., le recomiendo otro libro «Historia de los judíos» de Paul Johnson así como «Guerra a las dos en punto» de Walter J. Boyne en donde se habla, y mucho, de su admirada Golda Meir), es por la sencilla razón de que no lo he hecho en la bitácora. Prefiero contestar a lo que en ella expongo porque si no ésto se convertiría en algo interminable.
Yo he hablado en dicha bitácora de Hannah Arendt, y es entonces cuando Vd. habla de «cáusticas» mujeres: lo siento, pero se ve cierta misoginia. Sobre mis críticas a Eva Braun y Magda Goebbels, lo hago en calidad de nazis fanáticas, no en su condición de mujeres. En cambio Vd. insulta a la buena de Arendt: ¿sabe quién era realmente esta señora para enviarle tales calificativos? Repito ¿la ha leído? Otro libro: «El origen del totalitarismo» de Arent y, como quiera que no me lo pregunta, en el artículo del blog pongo párrafos de «Eichmann en Jersualén«. Se los recomiendo si ama, aunque sea un poco o muy poco, la Filosofía Política. ¿O tal vez el dogmatismo le impida leerlos creyendo que le quiero engañar? No lo creo así: ánimo.
Sobre el tema al que me quiere llevar: el problema de Oriente Próximo, ya tendremos ocasión cuando «cuelgue» un artículo referido al tema, querido amigo, mientras, disfrute de la primavera con su familia y sonría 😀 que aquí no hay «cuasi» enfados.
siento profundamente que de mis respuesta dedica usted que me refería a su engrandecida ( por usted obviamente) hannna arendt. En ningún caso era ese mi ánimo. En cualquier caso apelo a su justicia para no aplicar términos tan en mi opinión descalificativos como misógino que le aseguro que cae muy lejos de mi persona. Entienda usted que la crítica mal entendida puede llevar al equívoco y la verdad absoluta al engaño. Seguro que no es su caso.
Tenga por favor un poquito no solo de paciencia con los que tenemos la molestia de responder a sus verdades si no la humildad ( socrática) de aprender de lo que otros dicen por muy equivocados que podamos estar. Al fin y al cabo podemos aprender lo que queremos o no queremos. Pero siempre desde la humildad.
Creo que se vuelve a equivocar acusándome de dogmático. crea usted que el arbol no me impide ver el bosque. En cualquier caso sea mas condescendiente con su prójimo y dedique parte de su filosófica persona a aprender tambien de los demás. Ser solo enseñante es muy aburrido. Creame.
gracias por su ánimo
[quote:760403cdb9=»Anonymous»]siento profundamente que de mis respuesta dedica usted que me refería a su engrandecida ( por usted obviamente) hannna arendt. En ningún caso era ese mi ánimo. En cualquier caso apelo a su justicia para no aplicar términos tan en mi opinión descalificativos como misógino que le aseguro que cae muy lejos de mi persona. Entienda usted que la crítica mal entendida puede llevar al equívoco y la verdad absoluta al engaño. Seguro que no es su caso.
Tenga por favor un poquito no solo de paciencia con los que tenemos la molestia de responder a sus verdades si no la humildad ( socrática) de aprender de lo que otros dicen por muy equivocados que podamos estar. Al fin y al cabo podemos aprender lo que queremos o no queremos. Pero siempre desde la humildad.
Creo que se vuelve a equivocar acusándome de dogmático. crea usted que el arbol no me impide ver el bosque. En cualquier caso sea mas condescendiente con su prójimo y dedique parte de su filosófica persona a aprender tambien de los demás. Ser solo enseñante es muy aburrido. Creame.
gracias por su ánimo[/quote]
Como quiera que ya le considero contestado en sus apreciaciones y teniendo en cuenta que estoy en mi jardín, dudando, filosofando, estudiando y escribiendo el próximo artículo, callo. Callo para que sea el genial Baltasar Gracián a quien como Hannah Arendt no hace falta que nadie le engrandezca, quien le conteste:
“No responder a quien nos contradice: Hay que distinguir si es por astucia o por torpeza. No siempre es obstinación, sino a veces artimaña. Cuidado para no comprometerse en una, ni caer en otra. Los espías le sacan mucho partido. Contra esta ganzúa de nuestra intimidad la mejor defensa es cerrar por dentro con la llave del silencio”
(Baltasar Gracián en “Oráculo manual y arte de prudencia”)
diferencia entre tener autoridad y ser autoridad
erich fromm pag 50.
tener o ser.
Una pena su manía por no leer despacito lo que dice Gracián 😆