24
Abr 12

Hambre de Más

Lo primero que puede venirle a la mente al terminar de ver Hunger Games, es que, precisamente, la película te deja con hambre de más. El fenómeno cinematográfico de 2012 es sólo la primera de cuatro películas que se apuntan a las muy rentables sagas para adolescentes de Hollywood.

Pero al menos, y a diferencia de Crepúsculo, los Juegos del Hambre atesora  un discreto mensaje; yendo un poco más allá de criaturas sobrenaturales y romances vampíricos imposibles. El mundo futurista en el que luchan Jennifer Lawrence y Josh Hutcherson bien podría ser una representación metafórica de las cada vez más deshumanizadas sociedades de este bendito planeta. La novela en la que se basa, de Suzanne Collins, ha sido todo un bestseller en USA, quizá por su aire apocalíptico muy en boga en este profético 2012. Pero como digo, eso no le resta su parte de valor al filme.

Entiéndase que no estamos ante una película para descerebrados, y aunque no oculte sus deudas con George Orwell y su hipereferenciado 1984, es de agradecer que un producto para adolescentes se atreva con el mensaje. Eso sí, el despliegue de recursos no está al nivel de Harry Potter o el Señor de los Anillos, y de hecho la dirección intenta ocultarlo con excesivos movimientos de cámara y “meneos” al más puro estilo Dogma. Tarea inútil, pues no pasa desapercibido para ningún aficionado que la película no tiene tantos medios como las 8 partes de la saga de J.K Rowling.

Que nadie espere un guión especialmente inspirado, pero sí lo bastante como para resultar entretenido. Y es que los Juegos del Hambre sólo aburre en sus prolegómenos, antes de que comiencen las particulares «olimpiadas». De hecho, la cinta cuenta con dosis de acción de sobra para satisfacer a los estómagos más agradecidos, sin por ello olvidarse de una valiosa reflexión aplicable a estos tiempos tan oscuros.


23
Mar 12

Los Parisinos y el Cine

París no sólo ofrece museos, cafés y paseos por el Sena. Basta con darse una pequeña vuelta por el centro de la capital francesa para encontrar multitud de pequeños cines con encanto. Estas salas suelen ser muy frecuentadas por estudiantes y cinéfilos, y ofrecen alternativas a los grandes circuitos de exhibición. Un ejemplo de ello es el Champollion, en el quinto, junto a la Universidad Sorbonne. Este cine suele ofrecer retrospectivas de directores franceses y del extranjero, siendo uno de los favoritos de los estudiantes de humanidades.

No muy lejos se encuentra el Espace Accattone, otra sala creada en honor a la célebre película de Pasolini donde se pueden ver cintas de Buñuel, Fellini o Wim Wenders durante meses y meses, siempre a la misma hora. Todo un lujo para los amantes del cine clásico.

Y como éstos que encontré, hay decenas de ejemplos. Cuando uno pasea por París cae en la cuenta de lo importante que sigue siendo el cine para los franceses; así como su manera especial de vivirlo. Estas salas son pequeños bastiones que resisten a los grandes multicines y a los circuitos de exhibición más comerciales. Es sorprendente que haya tantos cines de este tipo y que todos consigan sobrevivir en los tiempos que corren. Lo cual sólo confirma que los parisinos todavía aman el cine con mayúsculas y que por más que cambien los tiempos, no piensan renunciar al séptimo arte que ellos comenzaron.


28
Feb 12

Los OSCAR del abuelo cebolleta

La resaca de los Oscar 2012 nos ha dejado varias imágenes para el recuerdo y algunas reflexiones sobre el status quo de Hollywood; o mejor dicho, de la siempre resbaladiza Academia. Entre las imágenes, una exultante Meryl Streep recogiendo su tercer Oscar por “The Iron Lady” o una emocionada Olivia Spencer que no podía creer lo que acababa de pasarle gracias a “The Help”. También los extraños momentos de Jean Dujardin con su Oscar a mejor actor “mudo” o la aparición de Angelina Jolie exhibiendo pierna porque sí. Eso sin olvidarse del que casi podría considerarse un Oscar póstumo para el octagenario Christopher Plummer. Todos ellos, por cierto, contrastes entre el viejo y el nuevo Hollywood, algo que sin duda ha marcado el paso de la ceremonia del pasado domingo.

Si viajamos un año atrás, la Academia parecía dispuesta a abrazar la juventud y la frescura de la mano de James Franco y Anne Hathaway. Aquella aventura de 2011 no funcionó, y el efecto rebote parece que ha sido impregnar esta edición de un desagradable olor a naftalina. El tufo se ha dejado notar en las películas nominadas, y sobre todo, en los grandes vencedores de la noche. “The Artist”, una película tan nostálgica como innecesaria, ha sepultado de un plumazo las esperanzas de que la Academia lograra olvidarse del pasado y conectase de una vez por todas con los más jóvenes. No es baladí que los académicos se hayan olvidado de cintas como “Drive”, “Un Dios Salvaje” o “Melancolía”; todas ellas películas que, al margen de gustos, encarnan mucho mejor el espíritu de los nuevos tiempos. Y es que todos los años se nos olvida que la media de edad de los académicos es superior a los 60 años, y siempre pensamos que “este año por fin se hará justicia”. Los resultados son, como siempre, los mismos. Oscars de dudoso mérito y premios para películas y actores menores. La historia, por suerte, se encarga de señalar cuáles fueron Oscars erráticos o fruto de un impulso momentáneo. Recordemos, por ejemplo, el Oscar como mejor actriz secundaria de Mo’Nique en 2010 por “Precious”. Hasta la fecha, la actriz afroamericana no ha vuelto a trabajar en cine.


11
Feb 12

The Artist: «No es antigua, es vintage»

La gran favorita para los Oscars 2012 sin duda atesora un buen puñado de cualidades para estar nominada, pero a riesgo de llevar la contraria, no está entre mis películas preferidas del último año. La historia de una estrella del cine mudo (Jean Dujardin) que debe enfrentarse a la llegada del sonido, cuenta con momentos visuales impecables, pero se apoya en una historia simple y de escasa profundidad.

Muchos han aplaudido la audacia de rodar una película muda en estos tiempos en los que el cine parece abrazar el artificio y el espectáculo como antídoto para mantener a los espectadores en las salas. No se le puede negar a Michael Hazanavicious su capacidad para transmitir con la exclusiva herramienta de las imágenes, pero como amante de las grandes historias, me pregunto qué sentido tiene realizar una película limitando los recursos actuales que ofrece el cine. ¿Por qué hacer un “remake” de una película muda o de un tipo de cine que ya alcanzó su máximo esplendor? ¿Qué nos aporta «The Artist» en nuestro actual contexto cultural? Si algo se puede decir de gran parte de las malas películas que se estrenan una y otra vez, es que la mayoría fallan en sus guiones. Pocos directores consagrados tropiezan en la técnica de la dirección o en su capacidad para transmitir con imágenes. Más bien, lo que sucede es que las películas se construyen sobre historias débiles o poco trabajadas. Por tanto, la lección que pretende traernos “The Artist” se me antoja poco oportuna en estos tiempos en los que la imagen está alcanzando su máximo desarrollo.

Quizá el sonido no tenga el mismo prestigio que su compañera la imagen, pero los directores saben que es el 50% de una buena película. The Artist deslumbra por sus elocuentes imágenes, de igual modo que Avatar puede hacerlo con sus planos en 3D. ¿Por qué entonces el “metacine” de The Artist es mejor que la cinta de James Cameron si ambas fallan en sus guiones? Sencillamente porque el cine mudo, como cualquier estado primigenio de una forma de arte, goza de gran prestigio.

Tras ver “The Artist” recordé una frase de “La piel que habito” que suele levantar risas en las salas: “No es antiguo, es vintage”. Se la dice una sastre a un aprendiz cuando valoran una prenda de los 70. Viene a ser algo así como una denuncia del eufemismo y lo “políticamente correcto” y me parece aplicable a los piropos que recibe “The Artist”, especialmente en los círculos más cinéfilos. Al fin y al cabo, la película de Hazanavicious no es más que algo antiguo beneficiado por una perspectiva revisada o moderna, sirviéndose también del prestigio del cine mudo. En otras palabras, lo que podría llamarse un filme vintage.

En mi opinión, lo mejor, dentro de la sencillez de “The Artist”, son los números musicales y el mensaje optimista que contagia al espectador al terminar la película. Una dosis de “buen rollo” que puede ser tremendamente terapeútica en los tiempos que corren.


24
Ene 12

Drive: Lo retro está de moda

«Drive» ha sido una de las grandes olvidadas por los Globos de Oro y los premios de la crítica estadounidense. Y es que a pesar de narrar una historia sencilla, la fuerza de la dirección de Nicholas Winding Refn, que ganó un premio a la dirección en Cannes, eleva la película a uno de los mejores intentos del pasado 2011. “Drive” cuenta la historia de un hombre solitario (un hierático Ryan Gosling) que conduce coches para criminales y trabaja al mismo tiempo como especialista para películas de Hollywood.

El desvío de su rutina (por el amor de su vulnerable vecina, Carey Mulligan), termina trayéndole demasiados problemas con las organizaciones criminales de Los Angeles. Nada demasiado nuevo en cuanto al argumento, pero toda una puesta en escena llena de acción y escenas de suspense que tampoco se olvida de traernos algunos tiernos momentos de personaje. La buena mano del director danés no oculta sus referentes retro de los 80, pero sus persecuciones y tomas aéreas son espectaculares, absorbiendo al espectador desde el primer momento.

La cinta está también acompañada por una excelente música de Cliff Martinez y unos temas muy del gusto de la escena hipster (College, Kavinsky). Muchos la tacharán de “videoclipera”, y es cierto que en algunos momentos la película se excede en la estilización de la violencia (al más puro estilo Tarantino), pero “Drive” tiene personalidad para dejar algo dentro del espectador cuando termina la película.

En definitiva, una película muy recomendable, a medio camino entre lo indie y lo puramente hollywoodiense, con unas interpretaciones sobresalientes y una estética de lo más evocadora.


24
Nov 11

Tentaciones a evitar

Hacía tiempo que no veíamos a Sarah Jessica Parker prodigarse por las salas de cine. Tras su discreto paso junto a Hugh Grant en la comedia “¿Qué fue de los Morgan?” no habíamos tenido la oportunidad de ver a la chica por excelencia de Sexo en Nueva York. Los encargados de traérnosla de nuevo han sido los mismos productores de “Malditos Bastardos” (The Weinstein Company). Y visto el resultado, se la podrían haber quedado por un buen tiempo.

Tentación en Manhattan (cuyo título en inglés es “I don’t know how she does it”) es un dramedy descafeinado y previsible sobre una madre de familia y mujer de negocios que hace verdaderos equilibrios para triunfar familiar y profesionalmente. El guión, dramáticamente soso, y los momentos edulcorados sólo parecen guardar un lugar para esta cinta en las sobremesas de sábado de Antena 3.

Los distribuidores, probablemente sabedores de que el resultado del filme no era para tirar cohetes, la han titulado “Tentación en Manhattan” con el fin de atraer a las audiencias sedientas de más capítulos de la “Sarayesi” (como se dice en cañí).

Pero no se dejen engañar. De Manhattan nada de nada; más bien Boston. Y de frenesí de “manolos” y cubatas todavía menos. Una tentación a evitar tanto para fans de la serie como para cualquiera con una opción mejor en taquilla.


24
Nov 11

La voz dormida, que no muerta

Incomprensiblemente, la Academia de Cine ha escogido este año a Pa Negre para representar a España en los Oscar; una película de trasfondo similar a La Voz Dormida, pero inferior en calidad y emoción a la cinta de Benito Zambrano.

Lejos de ser una película perfecta, La Voz Dormida es un testimonio necesario para recomponer una parte del pasado de España. Aunque con un guión irregular y una dirección discreta, la fuerza de la historia de Hortensia y Pepa traspasa la pantalla y toca el corazón del espectador más distante. Muchos han criticado, por poco original, una nueva incursión en las consecuencias y el horror de la Guerra Civil. Pero el valor casi documental de la película de Benito está por encima de la necesidad de ser rompedora.

En estos tiempos de crisis en los que todos nos quejamos por las circunstancias, La Voz Dormida es toda una lección de humildad e historia. Hay a quien no le gusta remover en los traumas del pasado, pero el recuerdo o el homenaje no tiene por qué ser necesariamente un reproche. La voz de Hortensia y Pepa puede dormir durante un tiempo, pero nunca debería apagarse.


24
Nov 11

Actores que odian sus películas

Imagínate un grupo de Facebook que se llamara “actores que odian sus películas”. Sería algo así como el de “señoras que”, pero con actores. Tengo la impresión de que Robert Pattinson, el célebre vampiro de la saga Crepúsculo, sería el primero en ponerle el “me gusta” de rigor. Estando en París de promoción, el héroe adolescente del momento dejó claro que tenía pocas ganas de promocionar su nueva película: Amanecer.

Y es que son ya muchos años llevando colmillos postizos, pero sobre todo, son muchos años diciendo tonterías como pianos sobre la nueva película. Que si en Amanecer hay una escena de sexo o que si la escena del nacimiento de su hijo con Bella es muy intensa.

Se nota a la legua que los actores de Twilight están hasta el moño de soportar los flashes y de repetir las mismas declaraciones en cada ciudad a la que van. Pero a las fans más descerebradas, les da lo mismo. Total, sólo quieren verle sin camiseta. Y el pobre Robert Pattinson, sufre. Quiere ser un actor serio y no le dejan. Ni él mismo sabe por qué ha sido erigido sex symbol de la época. Será que sus fans son todas unas “frikis” de las que se pasan el día frente al ordenador. Manejan el Twitter que es un primor. Y ya sabemos que, en estos tiempos, las redes sociales mandan.


24
Nov 11

Somewhere: en algún rincón de Los Ángeles

Sofia Coppola, la célebre hija de Francis Ford Coppola, acaba de estrenar su película Somewhere en los cines de España. Con un argumento del grosor de un folleto, la cinta es, como siempre, un difícil equilibrio entre lo minimalista y el tedio puro y duro. Así que si usted no es de los que acude al cine a reflexionar, no vaya a verla.

La película de Sofía Coppola es un conjunto de postales sobre la vida de un actor que se enfrenta al vértigo de un parón en su carrera y que termina encontrando en su hija la redención necesaria. Pero en mi opinión, el mayor logro de Coppola es haber recogido en sus planos la esencia escurridiza de Los Angeles. Yo viví un año y medio en esa ciudad, que dicen, está hecha del material de los sueños. Una urbe tan surrealista como la vida de Stephen Dorf, donde quizá por la estabilidad climática, se tiene la sensación de que el tiempo no pasa.

Los Angeles se me antoja una especie de limbo donde esperar la salvación de algún productor de cine. En las desesperadas miradas de las bailarinas de strip tease, en los silencios de la ciudad rotos por un descapotable o en los encuentros casuales en el hall del hotel Chateau Marmont, hay una gran parte de la vida de Los Angeles que Sofía Coppola ha recogido con acierto y maestría.


18
Nov 11

La piel que «evito»

Cada vez que Pedro Almodóvar estrena película, España entera parece contener el aliento. “La piel que habito” ha sido un éxito en taquilla, pero no se ha librado de cosechar algunas críticas negativas. Para algunos se trata una de las mejores películas del director manchego; pero para otros es un ejercicio de pretensión que incluso llega a provocar risas involuntarias. Pedro tiene fama de ser un hombre tímido y centrado en sí mismo, pero también muy exigente con su equipo técnico. Tanto es así que algunos de sus miembros de rodaje, entre los que se encuentran algunos conocidos míos, llamaron al rodaje de su última película “La piel que evito”.

Anécdotas al margen, el mote me recuerda que siempre que salgo de España me nombran a Almodóvar como el estandarte de nuestra cultura. Personalmente disfruto con sus películas, pero no puedo evitar contestar que yo vivo “en otra España”. La del cirujano de Toledo me queda lejos, y eso que vivo en Madrid. Reconozco las realidades que retrata Almodóvar, pero no me siento reflejado en ellas. Sin ánimo de compararme con nada de lo siguiente, es como si a un ejecutivo de la City londinense le hablaras de la Inglaterra marginal de Ken Loach como esencia de Gran Bretaña. Te mandaría a hacer puñetas. Fuera de España apenas conocen más de nuestro cine. Y yo, la de Almodóvar, es una piel que evito.