El sitio de mi recreo

Es martes y…

Soy el pulmón que llena de vida este paisaje. Soy el murmullo que ahuyenta al silencio oscuro. Soy la pureza inocente carente de maquillaje. Soy lo que fui, lo que soy, también quiero ser futuro.

Estamos fuera del radio implacable de los rascacielos, de hecho podríamos caber todos en uno de ellos. Somos pocos sí, pero somos. Hemos decidido caminar lejos del humo que enciende cada semáforo y agarrarnos a una tierra que nos llama, que está gritando a un mundo sordo. No tenemos zona azul ni cinco aulas por curso pero creemos en nuestra forma de vida, y vamos a luchar por ella.

La despoblación de las zonas rurales es un hecho innegable que requiere de una reflexión y un análisis muy profundos. No se puede, ni se debe, pretender determinar la elección que cada individuo toma respecto al lugar donde decide vivir, pero sí se puede y se debe reforzar el andamio más vulnerable. Discriminando positivamente si es necesario, por supuesto.

Los colegios rurales están sufriendo la injusticia de un sistema de cuotas envejecido y que urge renovar. No somos números, ni podemos pretender que se administren vidas como porcentajes. Cada niña es un latido para el pueblo, cada niño es otro latido más.

Soy el soplo nuevo en el recreo más feliz. Soy la luz despierta en el rostro primaveral. Soy la tiza digna sin renuncia ni desliz. Soy el eco eterno de nuestra escuela rural.

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