Año hervido

Es martes y…

Para este año de lija, unos versos de terciopelo, una tormenta de niebla besando, en la boca, al suelo.

Empezamos el curso en funciones y lo acabamos en gran coalición. Cómo se arriman los fieles para guardar el cofre del ladrón. Pasamos de un no rotundo, a una rotunda traición. ¡Uníos obreros del mundo!, ¡uníos! proclama el patrón. Fue por el bien de todos, de todos sus bienes se entiende. En ‘Bobalia’, al mayor de los bobos, lo elegimos para presidente.

Para líos con la mudanza, los del museo de cera. Ya han perdido la fianza algunos de sus emblemas. De la alcoba principal se ha fugado un figurín. Pegado a su majestad ya no se ve a Urdangarín. Y a nuestro querido Juancar, le han quitado la muleta. Y en su puesto ha aparecido el nieto con una escopeta.

Siempre se nos van los buenos, y de vez en cuando los mejores. Muchas notas sin padrino, muchos puños de colores. Ahora, huérfanos, recorren un paraíso sin jardín. Huérfanos de voz de Cohen, y de corazón de Muhammad Ali. Mientras, se oye el canto de una isla, que aprendió a llorar cantando. Dando lecciones de vida, con Fidel desde otro mando.

Y al que llega que derribe muros y construya puentes. Y si no es mucho pedir que haga del mundo un lugar decente.

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