De prácticas

Es martes y…

«Somos el tiempo que nos queda, la vieja búsqueda, la nueva prueba. Yo tampoco sé vivir, estoy improvisando, pues cada uno tiene que ir tirando a su manera».

Todavía estoy aprendiendo a caminar, cultivando mis destellos de imprudencia. Sigo sin saber a que sabe el mar, ni nadar en el vaivén de la inconsciencia. Estoy en un largo periodo de prueba impredecible, soy becario del nido del firmamento. No tengo ningún título que de certeza a mi imposible, ni porto ninguna bandera de tela de juramento.

Acabo de aprender a gatear por los tejados, apunto estoy de pronunciar mi primer silencio. Ya me han susurrado el verdadero valor de los soplos de vida que no tienen precio. Y si me duermo en la cuna de soñar, gastaré el chupete de los sueños, volaré como los presos echan a volar, cuando saben que nunca tendrán dueño.

Y sin embargo, a pesar de respirar a trompicones un aire que no conozco, no permito que el virus del conformismo encharque mis pulmones. Nunca dejaré que me ciegue el envenenado reflejo de su estandarte, porque quien no sabe a donde va, siempre acaba en otra parte.

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