Menudos corazones

Es martes y…

Quizá, no encabecen las listas de ventas con su última canción, ni formen enormes colas en la firma de su más aclamado libro. Seguramente, no abarroten un estadio para saltar con sus diabólicos punteos, ni sus goles sean afonía de una grada entregada. Puede ser, que no sean pasto de emoción televisada, pero, si de algo estoy seguro, es de su condición de héroes.

Atrapados en un disfraz que no les corresponde, cargan con la mochila de la supervivencia como quien amanece entre despertadores. «Un rumor lejano, un eco tenue», se convierte en aplastante rutina, en incesante reto. La heroicidad de quien es niño y lucha por seguir siéndolo, no depende ni de focos ni de «flashes», no permite elegir el momento adecuado, no entiende de maquillajes ni retoques. Es un segundo que gana, por ilusión y valentía, al segundo que le precede.

Son sonrisa en la tiniebla, el primer destello de la madrugada. Son lluvia en la primavera, la luz que adormece su dulce mirada. Son la huella de la arena, el matiz que tuesta los colores. Son mimbre de luna llena, el aroma que suspira entre las flores.

No podrán con su rugido, tienen madera de campeones. No podrán con su latido, son, menudos corazones.

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