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Educación para la ciudadanía

viernes, 22 de junio de 2007 Dejar un comentario Ir a comentarios

Pues sí, una vez más, la jerarquía de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana plantea usar el relativismo jurídico frente al relativismo moral.
Los obispos sólo se ven concernidos legalmente por los Acuerdos con la Santa Sede, situándose en un limbo legal que los exime de todo y les da derecho a exigir todo, mientras plantean usar cualquier resquicio legal para luchar contra todo aquello que sienten como amenaza. Esto es lo habitual, y como es lógico, el argumentario de la Iglesia en este tema siempre se basa en que la moral de Dios está por encima de las leyes y de la democracia. Nada nuevo bajo el Sol: la Iglesia siempre ha pensado que la voluntad popular está por debajo de la voluntad de Dios, y como la Iglesia es la única intérprete autorizada de esa voluntad de Dios, de ahí se deduce que la voluntad popular está por debajo de la voluntad de la jerarquía eclesiástica… vamos, un totalitarismo moral y político.

Como digo, hasta ahí lo habitual. Lo carcajeante es que el portavoz de la Conferencia Episcopal, el Sr. Martínez Camino, tilde de indeseable la asignatura de Educación para la Ciudadanía porque persigue «formar la conciencia moral». Al parecer, hubiera sido aceptable para la Iglesia si «no hubiera invadido el campo de la formación de la conciencia y se hubiera atenido, por ejemplo, a la explicación del ordenamiento constitucional y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos».

Y… ojo, que esto ya es cachondeo: «Cuando está en cuestión un derecho tan fundamental como el de la libertad de conciencia y de enseñanza, todos, y los católicos, en particular, debemos mostrarnos unidos en su defensa».

¿Desde cuándo la religión católica ha defendido la libertad de conciencia? ¿Por qué es libertad de conciencia obligar a los centros educativos públicos a impartir la asignatura de religión católica y no es libertad de conciencia ofrecer una asignatura que trata de formar ciudadanos libres que tengan en su mente los instrumentos de la razón para poder elegir libremente?

Desde aquí hago un llamamiento a los poderes públicos para que:

-Deroguen definitivamente los acuerdos con la Santa Sede, por suponer un privilegio jurídico, económico y fiscal para una organización concreta, que además no promueve valores democráticos, y que de hecho no respeta la legislación de asociaciones.
-Modifiquen el artículo 16, apartado 3º de la Constitución Española, para que el Estado no se encuentre obligado a cooperar especialmente con la Iglesia Católica.
-El Estado deje de recaudar dinero a través del IRPF para la Iglesia Católica.
-Se deje de dar subvenciones a la Iglesia Católica (y resto de religiones), así como sus organizaciones aledañas, excepto en los casos de aquellas subvenciones finalistas (conservación de patrimonio histórico, proyectos de cooperación con países en vías de desarrollo que no persigan los objetivos de proselitismo habituales, etc).
-Los cargos públicos dejen de acudir en su condición de tales a los actos religiosos típicos, tales como procesiones, misas en fiestas patronales, etc, para preservar la neutralidad del Estado.
-Deje de impartirse cualquier asignatura de religión en centros públicos. Quien quiera estudiar religión, que vaya a centros privados que la oferten, o que vaya a catequesis.

A partir de aquí, que la Iglesia Católica se sostenga por sus propios medios, que cumpla las leyes como todo el mundo, y que cada cual elija la formación moral que quiera, en total libertad de conciencia, sin la presión de una religión en concreto sobre el Estado.

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