En tiempos difíciles, todos los caminos todavía llevan a Roma.

Mapa de la Vía Francígena

Mapa de la Vía Francígena

Aquí empieza el primer paso del viaje. Salir al encuentro de pueblos, de caminos, de hospitalidad, de paisajes, de personas y de sobriedad que contribuyan al desarrollo social, cultural y económico de los territorios que se crucen en el camino. Y el cambio personal fruto de una revolución en su sentido original. La difusión será una lenta travesía de tres meses, no como una actividad de ocio sino como un verdadero estilo de vida. El objetivo en este camino es la columna vertebral de una gran identidad en crisis en esta segunda década del siglo XXI. Europa y uno de sus caminos principales olvidados: LA VÍA FRANCÍGENA. Una Europa que todavía destila formas medievales de gobiernos. Y unos pueblos que suspiran liberarse de las cadenas de tiranías del pasado.

Voy a hacerlo simple. A la antigua. Sin grandes necesidades. Con dudas e improvisación. Pero con las personas como eje principal, creando una red “real” y no sólo virtual de personas que transmitan esa nueva forma de vida. Dejo atrás la suma de kilómetros o la vanidad de presumir de los grandes viajes como quien acumula objetos que pierden su sentido. Vuelvo a lo básico, siendo los pies y el contacto real lo necesario y básico. Dejo atrás la amargura y la náusea que produce seguir desayunando con índices macroeconómicos y «macrocorruptos» que impiden el óptimo tránsito intestinal.

La VÍA FRANCÍGENA representa el viaje iniciático que en su día (año 990), un chaval de 40 años hizo hasta Roma a pie desde Canterbury, cruzando toda Francia, Suiza e Italia. Ida y vuelta. Casi 4000 kilómetros en su totalidad. En Roma se le había perdido el palio que debía recibir para ser obispo de Canterbury. Se armó de humildad y sin antibióticos ni GPS se atrevió a calzarse unas sandalias, supongo que no de última moda, para recibir el nombramiento para su nueva labor.

No era sólo fe. Era aventura. Era compromiso. Se trataba del encuentro de personas que con lenguas diferentes sentían lo mismo. Con mi mochila, mis botas y mi libreta de papel reciclado, comprobaré lo dificultoso que resultará que en el camino alguien me ofrezca un pastel recién hecho o una cama. Todo mientras la prima de riesgo sigue su juerga loca con cócteles de petróleo argentino tras una cacería de un elefante jubilado al que no le llega ni para la receta del laxante. Todo mientras Francia y Alemania piensan seriamente en cerrar las fronteras abiertas tras el espacio Schengen. Que Dios nos pille confesados y con el pasaporte renovado.

3 comments

  1. Valiente!!
    Con muchas ganas de seguirte, Raul!

    Y suerte!!!

  2. Recuerda a Machado. Lo peor, es el inmovilismo y la desesperanza. Como el lema «siempre p’alante.

  3. Te seguiremos de cerca por el blog, valiente. Un abrazo.

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