¡Vaya semanita!

Diario de Miguel (martes, 31 de mayo)

Esto se va acabando, como el mes de mayo. Ya hemos entrado en la última semana de Desafío. Antes de contaros, en el siguiente post, el entrenamiento sorpresa de ayer (sí, aunque fue lunes nos prepararon una sorpresa), es momento de resumir los días anteriores, muy intensos todos. Vaya semanita.

El martes tocaron tábatas. Que a estas alturas ya sabemos lo que hay, pero por alguna razón acabamos todos reventados. Trabajo de piernas, brazos y abdominales en tres series que nos dejaron resoplando. Pero muy bien, como siempre.

Llegó el miércoles y, para no romper tradiciones, nos tocó sol y calor para correr por el lago de Barañáin. Benidorm pero sin playa ni relajación. Para mí fue el miércoles más duro de todo el Desafío. Calentamiento, dos series a buen ritmo de tres minutos con dos de descanso y diez de 15 segundos muy intensos (sin llegar a ser esprint, aunque ya sabéis que cuando nos ponemos lo damos todo) con 45 segundos de recuperación. He de reconocer que cuando acabó el último ‘no es un esprint pero casi’ me lancé en plancha bajo la sombra de un árbol a recuperar la respiración. ¡Qué agotamiento! Los 45 segundos en las últimas series volaban…

El jueves también fue muy exigente: entrenamiento funcional. Tres ejercicios: 15 swings con kettlebell (cada uno elegía su peso, entre 8 y 20 kilos), 10 sentadillas también con la pesa rusa y seis flexiones levantando las manos del suelo entre una y otra. Todo eso constituía una ronda, y había que intentar, individualmente, completar el máximo número de rondas posibles en 20 minutos. Vamos, que había competir, y en nuestro grupo si algo no nos falta es espíritu competitivo, pero del bueno, del sano, el pique que te hace superarte. Y nos superamos todos, y eso que cuando oímos a Rubén decir «Vamos, chicos, que solo quedan 11 minutos» parecía que la cosa no iba a acabar nunca. Yo llegué a completar 18 rondas, algo que jamás habría pensado. Y lo mejor es que, por una vez, los entrenadores apenas me corrigieron malos movimientos o técnica. Acabé muy contento. Qué manera de sudar, por cierto.

Y llegó el viernes. Y los viernes son sorpresa. 28 grados a las 14.30 y Aritz nos lleva a un parque con barbacoas en pleno funcionamiento. ¡A esas horas eso no se hace! La única indicación que nos había dado el día anterior era llevar manga larga, y no sabíamos por qué con el calor que se anunciaba. Pronto lo entendimos. Nos dividió en dos equipos y comenzamos una gyncana con diversos ejercicios con el TRX (anclado a los columpios de los niños), lanzamiento de un balón medicinal de 9 kilos por la hierba y carrera reptando hasta él (para arrastrarse venía bien la manga larga, pero pasamos de ella ante semejante calor), burpees y más burpees, adivinar palabras con mímica (un poco de relax físico nos vino bien) y la prueba final que era llevar el balón medicinal enorme de vuelta hasta Zentrum pero simulando trabajar en una cadena por equipos. Hay que reconocer que nuestra técnica en este último ejercicio fue un poco desastrosa lo que, unido a algunas pequeñas trampas que (dice que) hubo en el transcurso de la competición, hizo que Aritz se desesperara un poco. Pero viernes muy divertido, una vez más.

Y llegó el fin de semana, pero el Desafío siguió, porque sigue su dieta, porque algunos aprovechamos para ‘desconectar’ practicando nuestros deportes favoritos (en mi caso, mountain bike) y porque los grupos de WhatsApp que se han creado en los grupos están a pleno rendimiento. Porque, y esto es lo mejor, el Desafío no sólo es deporte y nutrición; también nos ha permitido conocer a un montón de gente maja. ¿Qué más se puede pedir?

Más información en http://eldesafiozentrum.com (640 353 228)

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