Diario de Miguel (domingo, 10 de abril)

Ayer fui a hacer la compra. Con lista en un papel y boli para ir tachando. Había demasiadas cosas que comprar que nunca habían estado en mi casa, y que ni siquiera sabía dónde encontrar en el supermercado. De ahí que me llevara hora y media llenar el carro. Porque por una vez cogí carro, que yo soy más de cesta aunque luego la compra se me vaya de las manos y la cesta se quede pequeña. Arroz integral, pasta integral, copos de avena integrales (que no están donde las cajas de cereales, no, y hay que saber encontrarlos), frutos secos que no estén fritos, bien de fruta, verdura y pescado (los únicos peces que había en mi casa eran los del acuario o como mucho el atún enlatado)… Supongo que la cajera se habría sorprendido con mi compra, acostumbrada a bien de postres de chocolate, galletas, precocinados, fritos y demás cosas ‘insanas’ que hasta ahora formaban parte de mi dieta. No así de la de Itxaso, que siempre ha llevado bastante equilibro y come de una manera bastante sana.

Así que al llegar a casa viví una sensación que no experimentaba desde que me independicé: decidir dónde se guardan alimentos que hasta ahora no has comprado nunca. Prueba superada. Eso sí, da pánico ver tanto vegetal (ahora sí que puedo decir que me he metido en un berenjenal, literalmente) y más aún saber que en breve me lo tengo que comer. Y a diario. Al igual que ver la nevera sin postres (la fruta para mí nunca ha sido postre) salvo los yogures naturales, y el armario de las galletas sin galletas, chocolates varios, leche condensada… Va a ser duro, pero el reto empieza ya y si nos apuntamos es para cumplirlo. Por cierto, practiqué esa táctica de hacer la compra con el estómago lleno. Es cierto que de esa manera los estantes llenos de dulces que están junto a las cajas te gritan menos. Eso sí, los supermercados siempre están ahí, e incluso las máquinas de ‘vending’ en el trabajo. Habrá que vencer la tentación. ‘El Desafío’ tiene mucho de psicológico. Supongo. Mañana empezaremos a comprobarlo.