La Navidad es una fiesta tradicional compartida por la mayoría de los habitantes de la Tierra, que se celebra con regalos, comidas y reuniones con los seres queridos.Es la época más linda y esperada del calendario.
Pero últimamente se está perdiendo su espíritu, cada vez es mayor el ambiente consumista que rodea las fiestas navideñas.Tendríamos que parar un momento el reloj de nuestras vidas, meditar que está ocurriendo en nuestra sociedad para analizar por qué nos aferramos tanto al materialismo en estas fechas. Tiempo de amor y felicidad, que escondida tras su máscara comercial nos hace olvidar la auténtica realidad, el verdadero espíritu de la Navidad. Desgraciadamente existen personas que sufren en estas fechas : niños hambrientos, enfermos con cáncer, personas afectadas por el VIH/SIDA, países pobres, inmigrantes lejos de sus familias, personas deprimidas porque sienten la soledad en estas fechas o bien el vacío de un familiar fallecido.
La Navidad es dar amor, cariño, comprensión, ayudar a los pobres.
Estas fiestas no sólo son para reunirse y festejar, sino que el verdadero sentido de la Navidad está en sentirla dentro de cada uno de nosotros, y que despierte lo mejor del ser humano, el amor hacia los otros, el rogar por la paz en el mundo, el pedir que no haya personas con hambre en la Tierra.
Estas navidades serán también unas fechas difíciles para muchas familias.Despidos por recortes de plantilla, familias que no pueden pagar sus hipotecas y créditos, inmigrantes que ya no pueden enviar dinero a sus familias….La cifra del desempleo ha llegado a los tres millones de personas y con unas perspectivas de aumento en los próximos meses.Para muchos esta navidad será triste, nostálgica y pasarán penurias económicas. Sin embargo, los causantes de esta crisis , siguen con su ritmo de vida como si nada pasara…
Aún estamos a tiempo de ayudar a los demás,compartir con el que no tiene, pues en cualquier fecha podemos revivir el espíritu de la Navidad, el sentido de solidaridad hacia los demás.Esto nos debería hacer pensar que es más importante el ser solidario con los más necesitados que el puro materialismo.No somos seres aislados, todo lo que hacemos tiene efecto en los demás.
Abre tu corazón a quien necesita tu ayuda , y no esperes a que te la pida para ofrecerla. Haz un sacrificio para compartir con otros tus cosas, y notarás que aunque no te traigan el regalo anhelado en Navidad, te sentirás satisfecho, con el corazón repleto de gozo, por haber realizado una obra de bien.
Debemos reflexionar: ¿Cómo está el espíritu de bondad y amor este año en nuestro corazón? ¿Quieres hacer algo diferente en estas fiestas? Hagamos de esta festividad tan consumista, una llena de gratos momentos.
En estos días recuerda a los que menos tienen , a los niños enfermos en hospitales, a los que quizás nunca tuvieron un juguete o un turrón navideño. Es época de recordar que todos formamos parte de un todo, que todos somos hermanos y estamos unidos por lazos invisibles. Aprovechemos esta Navidad para perdonar a todos aquellos que nos ofendieron. Empecemos el Año Nuevo con el corazón aligerado por el perdón y enriquecido por el amor. Compartamos nuestra alegría y nuestra mesa con alguien que esté solo, que no tenga familia o que se sienta triste,o abandonado.
Regalamos y compramos por sentir felicidad, pero ésta no se puede comprar. Sólo si amamos podremos sentir esa felicidad.
Reparte en esta Navidad aquello que puedas compartir, desde lo más profundo de tu corazón: amor, cariño, comprensión, ayuda a los más necesitados.
Lejos de nosotros muchos niños no podrán sonreír, porque no tienen familia, porque no conocen la paz, sino el hambre y la enfermedad.
«Para los niños de la calle , los que viven en países pobres y no conocen la Navidad, para los enfermos que sufren, para las personas sin techo, para los que no tienen trabajo, para las personas que se sienten solas, ojalá cambie el espíritu de la auténtica Navidad «.
Les deseo una feliz Navidad a todos llena de paz y armonía junto a sus seres queridos. Zorionak eta urte berri on 2009
Maika Etxarri Yábar