«Discriminación y Abandono de Ancianos» Maika
Discriminación y Abandono de Ancianos
El abandono que sufren los ancianos es una problemática que se vive a diario, son innumerables las historias que existen sobre la discriminación que sufren en el núcleo familiar. No se toman medidas para remediar esto, se debe educar a la sociedad para evitar esta problemática social.
Una de las razones más comunes de abandono es cuando el anciano ha cumplido con su vida laboral útil. Entonces es considerado como persona no productiva en la sociedad actual, transformándose en una carga potencial de gastos para la familia a la que pertenece. El anciano es desplazado a un rincón del hogar, reduciéndose su mundo social provocándole aislamiento, soledad, cambios afectivos y variaciones en sus estados de ánimo. Pueden sufrir por parte de su propia familia un apropiamiento del hogar de forma paulatina, siendo desplazado a dependencias donde se ignora su opinión.
Cuando el anciano pertenece a un grupo familiar extenso y nadie se quiere preocupar o hacerse cargo de su cuidado, se le hace sentir que es una carga. Circunstancia que lo lleva a estados de depresión, rechazo, desequilibrio emocional, y su estado anímico decae, llevándolo a cuadros depresivos, deseando que llegue al momento de morir para llegar al término de su calvario. Siendo esta etapa de la vida la más dura y triste para una persona que debería disfrutar y descansar con agrado hasta el término de su vida, instancia que toda persona desea. La soledad que le aflige se ve reflejada muchas veces en el desear la muerte, para no ser carga de nadie y también para no ser una molestia.
En esta sociedad se subestima a los ancianos. No todos están enfermos de la cabeza para que los traten y les hablen como si fueran unos niños, o para que les quiten sus pertenencias. Tener dificultades para desplazarse no significa que no puedan realizar actividades que los hagan sentirse útiles. Muchos ancianos se desconectan del mundo porque están terriblemente solos, porque son marginados de toda actividad familiar. Incluso no somos capaces de tener tiempo para caminar un poco más lentos, ni para escuchar una frase mal articulada de un anciano.
El deterioro sería menos penoso si la familia del anciano comenzara por tratarlo como un igual que tiene cosas que decir; basta un saludo, una sonrisa y no subestimarlo. Por una mera cuestión de interés egoísta los ancianos son a veces desapoderados de la administración de sus bienes por sus propios familiares o instituciones (muchos se ven despojados de sus ahorros, casas o pensiones).
Existen muchas clases de malos tratos a ancianos. Se considera aquel acto cometido contra una persona mayor, que atente contra su vida, integridad física, sobre su seguridad económica, su libertad o comprometa gravemente el desarrollo de su personalidad, dentro del ámbito familiar o institucional. A los ancianos hay que saber escucharlos, oír sus preocupaciones y temores, darles nuestro afecto, que se sientan útiles, y ante todo tratarlos con amor y cariño. El que tengan 80 años no quiere decir que no piensen, o que dejaron de tener sueños. En todo momento realmente merecen ser respetados ya que ellos son los que nos han legado todo, son los guardianes de la sabiduría humana, son auténticos sabios llenos de experiencias en sus largas vidas.
Maika Etxarri