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Sobre la Conferencia Mundial del VIH/SIDA

viernes, 18 de agosto de 2006 Dejar un comentario Ir a comentarios

Sobre la Conferencia Mundial del VIH/SIDA

La Conferencia Internacional del VIH/SIDA en Toronto Canadá, se celebra entre el 13 y el 18 de agosto. Un cuarto de siglo después de que se descubrió la epidemia del Sida, casi 40 millones de personas están afectadas ahora con el VIH en el mundo, en África representan más del 50 por ciento de todos los infectados y unos 25 millones han muerto en el mundo.La magnitud de la epidemia duplica los pronósticos que ONUSIDA elaboró a mediados de los años 90 y exige una mayor responsabilidad por eso el lema de esta conferencia «Es hora de cumplir».Quiere recordar a los gobiernos y líderes mundiales las antiguas promesas que hicieron y exigirles su compromiso y una actuación responsable. Se espera la asistencia de más 20.000 participantes (científicos, médicos, políticos, líderes mundiales, periodistas, ONG y personas afectadas por VIH/SIDA).En este foro se darán a conocer la importancia de los avances científicos conseguidos en el tratamiento, y la necesidad constante de métodos de prevención en todo mundo.

Esta conferencia tiene varios objetivos:
Será una oportunidad de revisar la situación actual de la epidemia y de pautar acciones futuras. Contribuirá a tener un mayor conocimiento sobre el impacto del VIH/SIDA en el mundo y la respuesta del virus. Se exigirá la no discriminación de los afectados. Proporcionar una mejor preparación a quienes trabajan con el VIH/SIDA de modo que ayuden a las necesidades de los afectados.
Existen conocimientos científicos para evitar nuevas infecciones y prolongar la vida de las personas que viven con el VIH/SIDA (nuevos antirretrovirales), incluso en los contextos más pobres.Conseguir dichos objetivos depende del compromiso real que se adquiera en esta conferencia por parte de todos los países.

Expertos han advertido de una creciente feminización del Sida en los próximos años. Habrá una mayor incidencia de la infección por VIH entre las mujeres en todas las comunidades autónomas en el estado español, debido a que son más vulnerables biológicamente, especialmente en el contagio heterosexual.
Desde las ONGS llevamos años alertando del mayor riesgo que corre la mujer. En un acto sexual tienen el doble de posibilidades que los hombres de contraer la infección. Sobre todo porque en nuestra sociedad existen una serie de actitudes tradicionales (las mujeres son dependientes del hombre, sin capacidad suficiente para proponer el uso del preservativo a sus parejas). La fidelidad «no protegerá a una mujer cuyo compañero no es fiel» y el uso de condones no es una decisión que las mujeres pueden tomar por si mismas.
Esto confirma la necesidad de poner en marcha campañas para la mujer,cuyo lema sea el siguiente:»Las mujeres son libres y no tienen que pedir permiso para seguir vivas.»

También se pone de manifiesto la relación entre el Sida y la pobreza, ya que el 95 por ciento de los infectados viven en países pobres. Los países con mayor número de infectados están en África, y están aumentando en Asia sobretodo en la India. Los tratamientos para el Sida son cada vez más eficaces, pero a ellos sólo tienen acceso los afectados en los países ricos, o un 5 % de la población que vive con el VIH en el mundo. El coste de la terapia para tratar a pacientes con Sida en los países occidentales supera los 20.000 dólares anuales.Estos costes son inaccesible a los afectados que viven en los países pobres.
Por eso en la lucha contra el Sida, los condones salvan vidas.Prohibir los condones no significa que menos gente practique sexo. Significa que menos personas tienen sexo seguro y más personas mueren.

Esperemos que los líderes mundiales cumplan con sus promesas y sean responsables en el tema del SIDA.Que no se olviden de la ayuda a los países del 3º mundo donde no hay acceso a fármacos eficaces para frenar el avance de la epidemia.

Maika Etxarri Yabar

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  1. Anonymous
    sábado, 19 de agosto de 2006 a las 16:09 | #1

    En Uganda, ha funcionado una estrategia de lucha contra el sida que en el último decenio ha hecho bajar espectacularmente el sida. Esto ha sido reconocido por los organismos internacionales competentes. Dicha estrategia ha consistido en educar a la población hacia hábitos sexuales más acordes con conductas consideradas como no de riesgo. Se ha difundido por parte del Gobierno un mensaje que se relaciona mucho con el programa ABC publicado en la revista científica The lancet (Nov 2004): Abstinencia de relaciones sexuales cuando no se tiene pareja o retrasar al máximo la edad de dichas relaciones; en caso de tener pareja, fidelidad a una pareja no infectada; y, en caso de no estar dispuesto a cumplir con lo anterior (y querer llevar una vida promiscua), entonces, sí, utilizar el condón.
    Si con la actual estrategia de condón a todas horas, el sida sube imparablemente todos los años (según datos oficiales), ¿no será conveniente cambiar de estrategia, orientando el combate a educar a la población en hábitos sexuales de menor riesgo? Si en algún país de África (continente en el que el sida es una plaga) ha funcionado el cambio de orientación, ¿por qué no iba a hacerlo en el resto del mundo? Sólo el miedo a ser tachados de beatos o de conservadores nos puede llevar a no intentarlo, pero, cuando están en juego vidas humanas, no intentarlo es de cobardes.

  2. Maika
    sábado, 19 de agosto de 2006 a las 22:39 | #2

    [quote:ca593a7c3e=»Anonymous»]En Uganda, ha funcionado una estrategia de lucha contra el sida que en el último decenio ha hecho bajar espectacularmente el sida. Esto ha sido reconocido por los organismos internacionales competentes. Dicha estrategia ha consistido en educar a la población hacia hábitos sexuales más acordes con conductas consideradas como no de riesgo. Se ha difundido por parte del Gobierno un mensaje que se relaciona mucho con el programa ABC publicado en la revista científica The lancet (Nov 2004): Abstinencia de relaciones sexuales cuando no se tiene pareja o retrasar al máximo la edad de dichas relaciones; en caso de tener pareja, fidelidad a una pareja no infectada; y, en caso de no estar dispuesto a cumplir con lo anterior (y querer llevar una vida promiscua), entonces, sí, utilizar el condón.
    Si con la actual estrategia de condón a todas horas, el sida sube imparablemente todos los años (según datos oficiales), ¿no será conveniente cambiar de estrategia, orientando el combate a educar a la población en hábitos sexuales de menor riesgo? Si en algún país de África (continente en el que el sida es una plaga) ha funcionado el cambio de orientación, ¿por qué no iba a hacerlo en el resto del mundo? Sólo el miedo a ser tachados de beatos o de conservadores nos puede llevar a no intentarlo, pero, cuando están en juego vidas humanas, no intentarlo es de cobardes.[/quote]

    Aunque los investigadores apunta a una «desaceleración» de la epidemia, advierten de que ésta se extiende en algunas regiones, como en África, el continente más afectado, con 24,5 millones de infectados con el virus.Las mujeres y niñas constituyen asimismo casi la mitad de todos los que viven con el VIH en el mundo. Sólo en África representan más del 50 por ciento de todos los infectados y, del grupo de jóvenes de 15 a 24 años, más del 70 por ciento corresponde a muchachas.
    La educación está bien, pero la prevención no solo está en la educación sino también en métodos para evitar la transmisión del VIH. En África y otros países pobres se deben usar todos las vias posibles para frenar esta epidemia:
    educación sanitaria,prevención y en caso de contraer el virus evitar nuevos contagios a otras personas.Existen maridos que son seropositivos y por no usar condones contagian a las mujeres,por eso la cifra es alarmante en las mujeres africanas, y estas mujeres en el parto o lactancia contagian a sus hijos.Como no llegan los fármacos antirretrovirales, al menos que se usen preservativos no??Cuando están en juego vidas humanas,prohibir su uso es inhumano y por cierto va contra uno de los mandamientos de Jesús «NO MATARÁS». Porque con el preservativo se pueden salvar vidas,evitando más contagios..
    Si te opones a la distribución de condones, para ti algo es más importante que salvar vidas… 🙁 🙁 🙁 🙁

  3. Maika
    miércoles, 23 de agosto de 2006 a las 00:50 | #3

    [quote:a66588188e=»Anonymous»]En Uganda, ha funcionado una estrategia de lucha contra el sida que en el último decenio ha hecho bajar espectacularmente el sida. Esto ha sido reconocido por los organismos internacionales competentes. Dicha estrategia ha consistido en educar a la población hacia hábitos sexuales más acordes con conductas consideradas como no de riesgo. Se ha difundido por parte del Gobierno un mensaje que se relaciona mucho con el programa ABC publicado en la revista científica The lancet (Nov 2004): Abstinencia de relaciones sexuales cuando no se tiene pareja o retrasar al máximo la edad de dichas relaciones; en caso de tener pareja, fidelidad a una pareja no infectada; y, en caso de no estar dispuesto a cumplir con lo anterior (y querer llevar una vida promiscua), entonces, sí, utilizar el condón.
    Si con la actual estrategia de condón a todas horas, el sida sube imparablemente todos los años (según datos oficiales), ¿no será conveniente cambiar de estrategia, orientando el combate a educar a la población en hábitos sexuales de menor riesgo? Si en algún país de África (continente en el que el sida es una plaga) ha funcionado el cambio de orientación, ¿por qué no iba a hacerlo en el resto del mundo? Sólo el miedo a ser tachados de beatos o de conservadores nos puede llevar a no intentarlo, pero, cuando están en juego vidas humanas, no intentarlo es de cobardes.[/quote]

    Hoy martes 22 sale en Diario Noticias en la sección Un Verano Solidario el siguiente artículo que copio aquí escrito por PILAR DE LA OSSA de Medicus Mundi «En Uganda, el sida se ceba con ellas (I)»:
    «La mayoría son viudas, con edades entre los 30 y los 50. Casi todas provienen de las zonas rurales, y muy pocas saben leer o escribir. Todas tienen en común ser mujeres, ugandesas y VIH positivas, ¡difícil combinación! Por eso, cada vez que acudo a la oficina de Nacwola (siglas de Comunidad Nacional de mujeres VIH positivas), centro de reuniones de este grupo de más de 180 mujeres en las afueras de la ciudad de Arua, en el noroeste de Uganda, me sorprendo tanto. Me llama la atención la alegría que contagian, la fuerza que tienen a pesar de su enfermedad debilitadora, y la valentía con que hacen frente al estigma que todavía sufren los enfermos de sida en este país.
    Las mujeres son, con diferencia, las que más sufren la carga de la epidemia del sida, en Uganda y en tantos otros países del África subsahariana, donde se concentran dos tercios de las personas infectadas en el mundo. De entrada, la mujer tiene más riesgo de infectarse por el VIH: motivos biológicos aparte, el desequilibrio de poder hombre-mujer afecta a las relaciones sexuales, en las que el hombre toma el control de cómo y cuándo tendrán lugar, dejando muy poco espacio para que la mujer negocie estrategias de prevención. Las mujeres dependen del comportamiento de otros para protegerse ellas mismas de la infección. Otros aspectos sociales y culturales dejan sumamente desprotegida a la mujer frente al contagio, como el prototipo de mujer ideal, que no necesita tener información sobre asuntos relacionados con el sexo y la sexualidad, sino aceptar la visión del hombre; o la dependencia económica que a menudo conduce a las mujeres a adoptar comportamientos de riesgo para sobrevivir, como prolongar relaciones abusivas o comenzar relaciones sexuales de riesgo a cambio de dinero, casa, comida o educación. Las cifras hablan, y la tendencia ha cambiado desde que comenzó la epidemia, cuando el porcentaje de hombres infectados era ampliamente superior al de mujeres. Actualmente, en Uganda se estima un 7,3% de mujeres infectadas frente a un 5,2% de hombres que lo están. A nivel mundial, las mujeres representan un 74% de las personas infectadas.
    La mujer ugandesa, al casarse pasa a vivir y a formar parte de la familia del marido. Las mujeres infectadas son a menudo, e independientemente de quien fuera el primero de la pareja en contraer el VIH, culpadas de haber traído la enfermedad al hogar, sobre todo si algún niño resulta infectado al nacer. Y muchas veces, cuando se quedan viudas, son expulsadas del hogar, sin derecho a la tierra, estigmatizadas, marginadas, enfermas y pobres. Entran en un círculo vicioso de aislamiento, miedo y lastima por ellas mismas, incapaces de hacer frente a la vida diaria ni de planificar para ellas y sus hijos de manera efectiva. Generalmente, las mujeres VIH positivas encuentran difícil compartir con sus hijos y otros miembros de la familia su condición de seropositivas, lo cual aumenta el estrés psicológico, tanto en ellas como en el resto de familiares. »
    De este artículo yo destaco que en Uganda es un país donde el VIH afecta de manera importante a las mujeres,y también refiere que Uganda como otros países del áfrica subsahariana se concentran 2 tercios de las personas infectadas en el mundo.Un artículo que demuestra una vez más como el VIH/SIDA afecta a las mujeres y a los países pobres ( África especialmente).¿Donde está aquí la educación de la cual usted habla?¿Donde están las cifras que demuestren que en Uganda ha disminuido el avance del SIDA?.Son dos opiniones completamente contrarias y yo me fio más personalmente de una persona como PILAR DE LA OSSA que coopera con Medicus Mundi.Saludos cordiales y buenas noches.
    Maika

  4. Anonymous
    sábado, 9 de septiembre de 2006 a las 11:05 | #4

    Respecto a la primera réplica, no tengo más que reafirmar mis palabras, usando las que utiliza usted: efectivamente, vamos a explorar todas las vías para combatir el sida. Pero todas significa eso: todas. No sólo el preservativo, sino también (y a lo mejor, especialmente) la educación en conductas sexuales contrarias a comportamientos considerados científicamente de riesgo. Y todas, significa también, señora, el uso del preservativo en las situaciones en que lo anterior no valga o el respeto a la libertad humana (que puede no querer practicar la fidelidad, por ejemplo) haga que cualquiera se exponga a conductas de riesgo. Porque no se crea: ya que una persona se expone, prefiero mil veces, a nivel práctico, que «remate» la faena usando un preservativo que le proteja a que corra el riesgo de enfermar de muerte. Pero, si uno quiere bajar el colesterol, por poner un ejemplo, primero le dirán que controle su alimentación, que se abstenga de determinados hábitos alimenticios, y luego, si lo anterior no funciona o el sujeto no hace caso, entonces sí, le pondrán un remedio (la medicación) para reducir el riesgo de infarto. ¿No es cierto?
    En definitiva, abogo (y créame que la Iglesia católica también) por el programa ABC que, le comentaba, se publicó en la revista científica The Lancet en noviembre de 2004: la A es de la palabra inglesa Abstinence (referida a la abstinencia de relaciones sexuales o el retraso de éstas en el periodo de adolescencia-juventud); B de Be faithfull (Sé fiel a una pareja no infectada -lógicamente, si una de las dos partes de la pareja no es fiel, la fidelidad como tal ya no existe, pues la fidelidad es cosa de dos, no sólo de uno-; y C de Comdoms, es decir, uso del condón cuando no se está dispuesto a lo anterior. Pero el artículo de la revista The Lancet ponía el acento en la A y en la B, es decir en educar para comportamientos contrarios a conductas de riesgo, y sólo si no se está dispuesto a lo anterior, usar el condón. Es lo normal: si usted quiere que haya menos accidentes de tráfico, menos jóvenes drogadictos o menos alcohol, tendrá que empezar por concienciar, por educar a la población en hábitos sanos, contrarios a comportamientos que puedan provocar un accidente, tener ocasión de tomar drogas o consumir alcohol inmoderadamente. Luego ya habrá tiempo de incorporar otros remedios.
    En suma, la discrepancia en el modo de combatir el sida es, en el fondo, una cuestión de enfoque, no de moralina barata: hoy se pone el acento única y exclusivamente en el preservativo, pero otros creemos que sería más eficaz (y hoy se olvida totalmente en las campañas) poner el acento en educar para conductas contrarias a las de riesgo. Primero, educar; segundo, si no queda otro remedio, usar el preservativo, para, por lo menos, tener menos posibilidades de enfermar. De modo, que ya ve que cumplo, como cristiano, perfectamente el mandamiento: «No matarás».
    Además, tenga en cuenta un hecho incontestable: el informe anual de ONUSIDA dice que año tras año, a pesar de los preservativos que se reparten, de la información sexual que se propaga, el sida crece en todo el mundo de forma abismal y lamentable. Eso indica que, a nivel médico, hay algo, quizá una estrategia o una praxis, que no funciona (hasta gente agnóstica me lo reconoce); por lo tanto, ¿no será más inteligente cambiar de estrategia, poner el acento en otras vías?
    Respecto al intesante artículo que me incluye, lo que hay que decir es que es verdad que en África se concentra gran parte de los enfermos de sida en todo el mundo; pero, dentro de esa tónica general, hay países africanos donde la tendencia es más descendente que en otros (el informe ONUSIDA de 2005 se refiere breve y levemente a «éxitos» en la lucha contra el sida en Uganda y Kenya, diciendo expresamente: «es probable que los cambios comportamentales hayan contribuido a esas tendencias»). No quisiera entrar en una guerra de cifras, pero sí conozco el dato de que, en diez años, el sida disminuyó en Uganda en torno al 15 por ciento; lo cual indica que, a pesar de todo, el problema persiste y seguramente en la línea que apunta el artículo, cebándose con las mujeres. Es decir: que se haya iniciado una tendencia descendente no significa que no tengamos ya problema, que no exista plaga o pandemia; pero, cuando en el resto del mundo el sida crece, es una buena noticia saber que, en determinados sitios, el sida ha disminuido, quizá por un cambio de hábitos, según ONUSIDA (que lo apunta muy tímidamente). ¿No nos marca entonces esto una pauta (y pauta médica, no moral) que seguir? Deberíamos empezar a pensar.
    Para terminar, me preocupa que, siguiendo con el referido artículo, usted no denuncie en su escrito las prácticas sociales africanas de sometimiento machista a la mujer, que la llevan prácticamente a una explotación sexual por parte del varón. Seguimos en lo mismo: habrá que incidir en la educación, en la concienciación, para que esas inhumanas costumbres sociales se vuelvan sanas; en tanto vamos consiguiento resultados en dicho terreno, qué duda cabe que, en una situación de violencia, de sometimiento, especialmente la mujer tiene derecho a no contagiarse de sida y, por lo tanto, a usar el preservativo. Pero yo veo eso como situaciones extraordinarias que se han hecho desgraciadamente ordinarias en las citadas sociedades. Si a mí, por poner un ejemplo, alguien me quiere matar, lógicamente tengo derecho (y derecho moral) a defenderme, aunque en esa defensa pueda matar al otro; cuando en África se dan las circunstancias machistas que describe el artículo, creo que hay derecho moral a defenderse del sida, incluso con el preservativo. Pero no equiparemos una situación de violencia de hecho y socialmente aceptada con otras situaciones de plena libertad por ambas partes de la pareja: en este último caso, el preservativo me parece un mal menor cuando no se quiere practicar o poner el acento en la fidelidad y la abstinencia, mucho más seguras que el preservativo (por roturas, deslizamientos, etc., hay posibilidades de contagiarse de sida aun con preservativo). La abstinencia y la fidelidad mutua a una pareja no infectada «evitan» al 100 % el sida; el uso del condón, tan sólo «reduce» (es verdad que en torno al 80-90 % de posibilidades) el riesgo de contraer la enfermedad. Pero esto, desgraciadamente, no se dice nunca en las campañas. Habría que decirlo y luego que cada cual haga lo que quiera.
    Un saludo,

    Miguel Ángel Irigaray Soto
    miguelangel.ir@terra.es

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