«Reflexiones mias sobre la solidaridad»
«Reflexiones mias sobre la solidaridad»
Insumisa de este mundo materialista, de guerras frías y sufrimiento vano. Mundo que destruye lo que más ama, la familia, el calor de la amistad, que desafía y reta la tolerancia y la racionalidad. Se destruye la humanidad del ser, entre rostros apagados sin libertad de volar y pensar en una existencia más justa para todos. En este mundo estamos y sólo tenemos la oportunidad de poder hacer algo, para poder llevar algo de felicidad a los demás, para poder cambiar en la medida de lo posible nuestra vida. Así que por varios motivos aquí estoy y debo luchar por ello, si consigo vivir y dejar vivir, si consigo respetar a las personas, si consigo alcanzar mi paz interior en este mundo tan injusto para muchos, si consigo luchar por mis ideas y alcanzar mis sueños yo creo que en mí nacerá un sentimiento positivo. En mi mente y en mi corazón una inmensa paz llenará mi ser.
Ahora tengo atrapados muchos recuerdos de una vida dura, de una vida difícil, pero no puedo quejarme jamás porque esto sería traicionar mis creencias y mis valores. El pensar en los millones de personas que mueren cada segundo por hambre y enfermedades, cuyas vidas son anónimas pero ejemplares, me hace pensar que mi pasado es una nimiedad en comparación con los dramas de estas vidas, de estos seres humanos. A todas estas personas anónimas les debemos un homenaje, un homenaje especial y yo humildemente les dedico estas palabras a cada uno de ellos. A los niños inocentes que son utilizados cruelmente, a los niños desaparecidos que son secuestrados y arrancados de sus familias, a los niños víctimas de las guerras, a los niños marginados de la calle, a todos ellos mi recuerdo en estas frases.
A los enfermos de hospitales, a los enfermos terminales, especialmente a los de cáncer y sida, sin dejar de lado al resto porque todas las enfermedades son iguales, sobre todo a los del tercer mundo que no disponen de medios para evitar el sufrimiento. Es triste pensar que en los países ricos tengamos todas las necesidades cubiertas y en otros lados del mundo la gente muera por culpa de nuestro propio egoísmo. Es cierto que también junto a nosotros existe la pobreza y no la vemos porque nos hemos vuelto indiferentes a ello, pero en ciertos momentos deberíamos pararnos y pensar que podíamos haber nacido en otra familia, en otro lugar, otro país diferente, en otra cultura, eso cambiaria un poco el rumbo de nuestra propia existencia. Buscando sentimientos perdidos, solidaridad, un poco de comprensión en medio de la incomprensión. Así que estoy intentado enderezar mi camino, y vivir que es lo más importante, pero pensando en que cada instante es un pedazo de vida.
Maika Etxarri