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viernes, 4 de julio de 2008 Dejar un comentario Ir a comentarios

Pero ellos siguen empeñados cual conejito de Duracell sin importarles la derrota. Kilos y kilos de planos, informes y de horas que van cayendo por ilegales, por incompatibles, por tener intereses, por agredir normas, por inoportunos, por problemas con los de la toga, por chapuzas, por mentirosos o ya veremos ahora por qué.
Son tenaces como la lapa sobre la roca. Como el percebe sobre el acantilado. Como el avaro sobre el botín.Obstinados como el corredor de bolsa. Como un ludópata en las Vegas.Tenaces como sanguijuelas. Dañinos como el eskorbuto para los marinos mediavales. Previsibles como los porteadores de las películas de Tarzán que acababan, indistintamente, bien engullidos por las arenas movedizas, bien despeñandose por barrancos puestos para tal fin. Aferrados al cargo como las garrapatas al perro o como la ladilla a las bolsas escrotales.
El dinero es así. El lucro. El placer del deber bien hecho.
Concejales sagaces, que votan en conciencia. Liberados (o no) cual móvil. El móvil se sabe cuál es. La conciencia también.

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