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El ocaso de las ideas

miércoles, 27 de febrero de 2008

El viajero aterriza con la desorientación reglamentaria tras doce horas de vuelo en clase turista. Puede ser el aeropuerto de Lima, Buenos Aires, Guatemala… Las calles están vestidas con las galas de una próxima cita electoral, caras desconocidas, eslogans variopintos pero simples, directos, de fácil sintaxis. Casi intercambiables. Parece más una competición por vender pasta de dientes o chicles sin azúcar que la lucha por captar el voto de millones de personas. ¿Cuál es la diferencia ideológica entre partidos que se llaman Perú 2000 y Perú Posible? ¿Un peronista es de derechas o de izquierdas? ¿Y un radical? Respuestas imposibles. Y por más que uno preste atención a los carteles y los debates televisados, es imposible adivinar quiénes son los buenos. ¿Hay izquierdas y derechas? ¿O sólo hay equipos de marketing electoral más eficaces que otros? Salvando las distancias -que llevan camino de ser únicamente geográficas-, los ojos de un extranjero recién aterrizado aquí topan con similares dificultades para adivinar las ideas y los principios políticos que rigen la campaña del 9-M. Motivos para creer, Por todo lo que merece la pena y Vota con todas tus fuerzas son lemas trascendentes, con esa mirada de Zapatero apuntando más allá de este mundo, redondeando un mensaje más cercano al de una secta evangélica que al de un partido que se apellida obrero. Nos movemos, cambiemos la política es un título sugerente, acompañado de un grupo de amigos con pinta jatorra que traslucen frescura y buen ambiente, pero ¿hacia dónde nos movemos? ¿No habría que dar más pistas? Si no, se condena al ciudadano a leerse la letra pequeña del programa electoral en el intento de hallar respuestas. Y qué decir de Tu voz en Madrid bajo unas comillas gigantes, que más bien parecen signos de interrogación, incompatibles con ese rotundo Las ideas claras . Aunque en este caso a lo mejor es preferible no detallarlas. Sólo Más izquierda esfuma cualquier duda, aunque Gaspi trivializa semejante declaración de principios. Y quien viera el gran debate, se quedó con la idea de dos alumnos algo repelentes esgrimiendo el libro gordo de Petete de las cifras y el tú más .

POR IVÁN GIMÉNEZ

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