Redescubriendo a Arana

busto-sabino-arana-oteiza«Euskotarren aberria Euskadi da»

Sabino Arana Goiri

Es evidente que la sociedad vasca, y todas las sociedades en general, han cambiado sustancialmente su composición desde finales del siglo XIX fecha del surgimiento del nacionalismo vasco hasta nuestros días. La extensión de la educación, los movimientos migratorios, la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento han creado un mestizaje cultural y humano en una sociedad moderna como la nuestra que tiene como consecuencia un pluralismo identitario que no existía hace cien años y que como es lógico tiene una muy importante influencia en los planteamientos que a día de hoy pueda hacer el nacionalismo vasco.

Hoy en día, al contrario que en la Edad Media o incluso cuando nace el nacionalismo vasco, no existe una sociedad étnica que podamos llamar vasca, somos todos MESTIZOS en lo étnico, lo cultural, lo lingüístico y lo que da unidad a ese conglomerado es la organización política y la tradición jurídica.

Esa multiculturalidad y el pluralismo identitario de la sociedad vasca hoy, hace que nos tengamos que replantear unas cuantas cosas a la hora de hacer política desde el nacionalismo y uno de ellos es el concepto desde el que queremos construir el estado hogar de los vascos. Actualmente, con mayor o menor fortuna, hay planteadas tres vías para hacerlo:

La recuperación del estado navarro, lo que yo llamo la vía historicista, que trata de engancharnos a un momento histórico concreto en que parecía que el Estado navarro podía convertirse en ese estado vasco, con la gran ventaja que esta vía supone en cuanto a legitimidad histórica, pero que tiene un grave inconveniente y es que el fracaso del estado navarro como tal dio origen a comunidades distintas dentro de la nación vasca que fueron diferenciando esa tradición jurídico institucional hasta adquirir identidades pseudo nacionales propias a las que ninguna de esas comunidades esta dispuesta, ni tiene porque, a renunciar. Es en esa vía cuando historiadores como Urzainki proponen la desconquista y es en esa vía donde el estado es Navarra.

Existe una segunda vía, la que yo llamo soberanista, que partiendo del concepto de soberanía nacional forjado en la Revolución Francesa, de ese concepto ya hemos hablado y escrito unas cuantas cosas en este blog, que es un concepto absoluto y colectivo, parte de que el pueblo vasco tiene derecho a la autodeterminación en su calidad de pueblo y como tal tiene derecho a ejercerlo. Esta vía tiene la enorme ventaja de que es la que han utilizado todos los estados europeos para constituirse como tal, salvo quizás Gran Bretaña. Pero también tiene un grave inconveniente como es que la sociedad vasca es MESTIZA y que en ella conviven distintas identidades nacionales y aplicar el concepto soberanista lleva directamente al conflicto entre la soberanía vasca de unos vascos y la soberanía española de otros vascos. Es la vía de EH Bildu, dejando al margen algunas otras consideraciones sociopolíticas, y de una parte no desdeñable del propio PNV y en ella el estado es Euskal Herria.

Y, por fin, existe una tercera vía, la que yo llamo fuerista, que es partir de las realidades existentes; los territorios forales y mediante la modificación y actualización, y el reconocimiento de esos fueros como constituciones originales de cada una de esas comunidades, llegar al reconocimiento como estado de cada una de ellas. Tiene el inconveniente de que tampoco esto sería la creación del estado de la nación vasca y que los entes resultantes tendrían difícil viabilidad demográfica y económica y la ventaja de que se podría hacer de una forma a día de hoy jurídicamente posible. Así pues, la solución al problema de la viabilidad es la Confederación, siempre atentos al principio de subsidiariedad. En esta vía el estado es Euskadi, o mejor, los Estados Confederados de Euskadi.

Consecuentemente, y para evitar el conflicto entre soberanías al que nos llevaría sin duda alguna la vía soberanista, este entramado confederal sería también capaz de poder plantear convenios de colaboración y cosoberanía con Francia, con España, y con la Unión Europea como ya se hace hoy con toda naturalidad en el seno de esta última.

El problema es que pretendemos dar soluciones sencillas a problemas complejos y no solo sencillas sino las más de las veces ajenas a nuestra propia cultura y muchas veces la solución esta en nuestra propia tradición jurídico institucional. Quizás ese fue el mayor mérito de Arana y por ello su figura sigue vigente… vio la necesidad de dar una solución nueva a un problema viejo pero haciéndolo desde nuestra propia cultura…

Ander Muruzabal

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