Las hijas de Elena

Es martes y…

«Tres eran tres las hijas de Elena. Tres eran tres, y ninguna era buena».

Después de un serial de amagos, zancadillas y negaciones, ya tenemos a los tres aspirantes a la secretaría general del PSOE. Patxi, Pedro y Susana. Si Pablo Iglesias, el fundador, tuviera que elegir, pediría el exilio a Portugal. Allí, por lo menos, mantienen parte de la esencia primigenia.

Patxi, el pacificador, fue el primero en dar un paso al frente con la tarara de la moderación y el saber estar. Claro que estar está gracias a que lleva tras de sí un historial de apoyos que saca los ojos de las cuencas. Lehendakari gracias al PP vasco y presidente del Congreso gracias a Ciudadanos. Lo dicho, la izquierda seria.

Pedro, el apaleado, no se resigna a salir en los libros de historia como el hombre que convirtió el peor resultado socialista en un hito, porque los del coletas no les habían pasado. Después de pactar con la derecha más rancia y tirar por la borda una alternativa real de progreso, nos dice que en un profundo proceso reflexivo ha visto la luz. Pues eso, la izquierda de las bases.

Susana, la retórica, se ha presentado entre vítores y momias que aplaudían como la única alternativa para devolver la victoria a su partido. ‘Make Psoe Great Again’ bien podría haber sido el lema de su aparición. La puesta en escena fue desbordante, rodeada de toda la vieja guardia, y de la muy vieja también. Tan solo Primo de Rivera y Arias Navarro disculparon su ausencia por motivos de salud. En fin, la nueva izquierda.

Pues esto es lo que hay, para que vayamos sacando la cuenta. Una vez se acabe el circo se pondrán a bailar, juntos, ‘la yenka’.

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos, tres.

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