Hoy no

Es martes y…

Hoy no me apetece escribir. Sinceramente, no tengo ganas.

No sé si es por la tormenta, por las cenizas, o por la calma. No sé si es por Lesbos, por Palmira, o por Turquía. Quizá sea por los gritos que me desgarran el alma. Quizá por los silencios de gargantas en sequía.

Puede ser por el suicidio diario de la decencia. Puede ser por el quebranto brusco de la dignidad. Quizá sea por la agenda llena de incomparecencias. Quizá por tanta tribuna en crisis de genialidad.

Es posible que sea por el murmullo descosido. Puede ser por la mentira cien mil veces repetida. Quizá sea por la pluma que no sale de su nido. Quizá por la pluma que sólo tiene una vida.

Puede ser por las miradas que duermen al raso. Puede ser por los cajeros convertidos en hogar. Puede ser por la alambrada en la ladera del Parnaso. Quizá sea por la mordaza que nos toca derogar.

Sea por cualquier motivo de ellos, o por alguno aún por concebir, o sea por estos, por esos o por aquellos, pero hoy, honestamente, no me apetece escribir.

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