Cuervo ingenuo

Es martes y…

«Tú decir que si te votan, tú sacarnos de la OTAN, tú convencer mucha gente. Tú ganar gran elección, ahora tú mandar nación, ahora tú ser presidente».

Qué dura debe de ser la vida del converso. Todo aquello que fue enraizando en tu ideario acabó muerto como por arte de herbicida. Sin embargo, el macabro giro, parece que ha resultado pan comido para tu digestión. Por lo visto, pasar de la clandestinidad tortuosa del franquismo a fumar puros de lujo en yates de lujo surcando mares de lujo es una casualidad que la vida ha diseñado para ti.

¡Ay Felipe! Qué tiempos aquellos por Suresnes. Qué esperanza desbordaba el socialismo. Qué «manifas» contra Franco y sus desdenes. Qué vaivenes, qué jaleo, qué seísmo. ¡Ay Felipe! Qué tiempos aquellos por Moncloa. Qué de promesas quedaron en el tintero. Qué de nuevos amigos de barbacoa. Qué de escombro acumulaste en el trastero.

¡Ay Felipe! Qué elegante en el traje de despistado. Qué manera de ejercer de radical. Qué de sueños se quedaron enterrados. Qué escondido estaba el señor X de los GAL. ¡Ay Felipe! Qué de canas adornaron tu frescura. Qué vacío se quedó el sillón de tu moral. Qué valiente se te ve con la armadura. Qué caliente al calor de Gas Natural.

Abogado de las armas del desfile, señor defensor del vendido opositor. Mira fijamente a los hijos de Chile, la próxima vez que hables de dolor.

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