Jojo Rabbit

Ahora mismo soy fan absoluto de Taika Waititi, este director neozelandés de 44 años que también es actor, escritor y pintor. Lo conocí en la magnífica What we do in the shadows (Lo que hacemos en las sombra), este falso documental de 2014 que ha recaudado 26 premios en festivales alrededor del mundo. Nos contaba la historia de unos vampiros de un modo muy natural, y ellos mismos explicaban cómo era el día a día de una comunidad de estos seres nocturnos. Un humor muy especial, que te gustaba o no, pero que sentaba las bases de lo que iba a ser la constante en este director.

A alguien de Marvel le debió de gustar, porque lo ficharon para llevar a la pantalla a uno de sus personajes principales. Así nació Thor: Ragnarok en 2017, posiblemente la más divertida película del género de superhéroes donde Waititi vuelve a desplegar todo su universo de diálogos rápidos, situaciones absurdas, etc… Aún recuerdo con alegría esa escena en la que Thor está colgado de unas cadenas que lo tienen atrapado, y va dando vueltas. Está hablando con su captor, pero sólo lo hace en el momento adecuado de la vuelta. El resto del tiempo tiene que estar esperando. Es tan absurdo, tan divertido, que a mí me fascinó por su sencillez. Lo podéis ver aquí

Poco después llevó a la televisión What we do in the Shadows, donde él dirigió 3 de los 10 episodios. Una serie que recibió muchas alabanzas y críticas en directa proporción con las personas que habían visto la película anterior o no. La vi, cuesta despegar, pero a final le coges cariño a los personajes.

Ya en 2019 produce, interpreta y dirige esta Jojo Rabbit. También escribe el guion, adaptado del libro Caging Skies de Christine Leunens. Nos cuenta la historia de Jojo Betzler un crío de 10 años miembro de las juventudes hitlerianas cuya máxima ambición es ir al frente y matar judíos. La película ha recibido 6 nominaciones a los Oscar incluido mejor película y mejor guion adaptado, además de una sorprendente nominación a Scarlett Johanson, el personaje más flojo sin duda alguna de la película.

Afortunadamente, Golem sigue con su política de dedicar unos días a poner sesiones en versión original de los estrenos más importantes. Así pude ver 1917 y he podido ver ésta. Podría ser mejor, podría ser en la Morea, con mejores pantallas y butacas, pero podría ser mucho peor, podrían no hacer nada y perder la oportunidad de escuchar las voces originales, así que lo mejor es seguir alentando estas iniciativas y que dure, que lo agradecemos.

Todo comienza en un campo de entrenamiento nazi, donde suceden los mejores momentos de la película y donde Jojo y su amigo Yorki (un robaescenas en toda regla, un niño adorable) quieren aprender a ser asesinos sin alma. Jojo tiene la ayuda de su amigo imaginario, ni más ni menos que Hitler, interpretado magistralmente por Waititi. Su instructor es Sam Rockwell, muy divertido y muy digno en su papel, al que le acompaña una menos histriónica de los habitual Rebel Wilson, que lo borda.

La estética es muy Wes Anderson, colores muy vivos, todo es bonito mientras se adoctrina en el odio a los judíos y se enseña a ser un asesino. Precisamente ahí la película destaca, en esa crítica feroz al nazismo desde el humor, la sátira, el diálogo muy inteligente. Es una apología antinazi tan grande como lo fue en su día American History X utilizando otro punto de vista y otro acercamiento, por supuesto. Pero ambas películas las pondría como obligatorias en los colegios, para que los alumnos comprendan lo absurdo del odio racial, de las ideas eugenésicas que lo único que han traído es dolor a la humanidad.

Esta película me ha encantado, me ha gustado más que la grandilocuencia de 1917, pero está condenada a no ganar en los Oscar, salvo sorpresa. Además, se disfruta con los días y te vas acordando de cosas, de escenas, de momentos. Tiene mucho sentido todo lo que rodea a Jojo Rabbit.

En Grupo Salvaje dedicaremos un día a hacer la porra de los Oscar, y tendremos invitadas, que ya os anunciaremos

Si yo fuera rico

Uno va al cine con miedo cuando de una película española se trata. Si encima la película está producida por Telecinco, que despliega sin pudor una campaña mediática rayana el avasallamiento, ya vas con pies de plomo. La parte monetaria ya la han conseguido, pues se ha convertido en el mejor estreno de cine español de 2019, con sus más de 300.000 espectadores.

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Aun así, lo mejor es informarse antes de entrar, con información objetiva. Veamos, su director es Álvaro Fernández Armero, que viene de hacer Vergüenza, la serie con Javier Gutiérrez y la siempre maravillosa Malena Alterio. Esta serie me gustó, aunque se pasa de frenada en lo de dar vergüenza ajena y tiene escenas que superan con creces lo permisible. Aún así es una buena serie que está limitada por su propia idea de partida, pero te lo pasas bien. Punto a favor, a pesar de haber dirigido bastantes episodios de series cañí como Allí abajo, doctor Mateo…

Leo con estupor que estamos ante otro remake, y ya van…. De una película francesa de 2002, en la que, y ahí entramos en la trama, un pringado gana 10 millones de euros y debe ocultarlo a todos porque está en pleno divorcio y no quiere darle la mitad a su mujer.

En la versión española, más moderna, el pringado se lleva 25 millones y está interpretado por Alex García, actor al que no conozco mucho, pero se le ve solvente, no sobreactuado, y con eso ya me tiene ganado. Si además el chico tiene un punto de gracia interesante, la peli gana otro entero. La futura ex mujer es ni más ni menos que Alexandra Giménez, que viene de firmar uno de los ridículos del año 2018, Superlópez. No me gusta como actriz, está muy limitada, y este caso no es una excepción.

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Aquí la contrapartida graciosa en pleno rendimiento

Por supuesto necesitamos la contrapartida graciosa, esos amigos cachondos de poco cerebro a los que también tiene que engañar y hacerles ver que sigue igual de pelado que siempre. Uno de ellos es una de las sorpresas de la peli, Franky Martin, actor de largo recorrido, con buena preparación académica actoral y curtido en el teatro. Pasa de ser el amigo gracioso a robaescenas de la película con sus momentazos de apóstol de la belleza (tendréis que verlo).

El otro secundario cómico está interpretado por Jordi Sánchez, el sempiterno pescatero en La que se avecina que aquí hace un papel muy moderado y bien simpático lejos de sus histrionismos habituales.

No estamos ante la peli del año, pero es una muy buena película para pasar un rato divertido, olvidarte de problemas y disfrutar, que al fin y al cabo es a lo que va uno al cine.

Ya hemos visto la última de Star Wars, pero la estamos digiriendo mientras no dejan de aparecer feroces críticas que la dejan por lo suelos. No es para tanto, ya os lo contaremos.

Legado en los huesos

Hace unos días pudimos asistir al preestreno en los cines Golem de Legado en los huesos, la segunda parte de la llamada Trilogía del Baztán, de la escritora Dolores Redondo y dirigida por Fernando González Molina, director nacido en Pamplona que ya se hizo cargo de la primera parte, El guardián invisible, floja adaptación de unas novelas que se merecían algo más, pero tampoco se podía pedir más de un director que ha manifestado en varias ocasiones que su actor fetiche es Mario Casas. González Molina se ha especializado en adaptaciones de novelas, como ya hizo con Tres metros sobre el cielo (2010) y Palmeras en la nieve (2015).

En este caso ha rodado durante 6 meses las otras dos películas de la trilogía, y podremos ver en 2020 la tercera parte, llamada Ofrenda a la tormenta. El rodaje fue complejo, “inundando” Elizondo y bastante exigente con los actores.

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Comienza la película con Amaia Salazar embarazada y en un momento delicado cuando varios presos se suicidan escribiendo la palabra Tarttalo en sus celdas. La investigación desvela que estos hechos se han ido produciendo a lo largo de los años: hombres que asesinaban a sus mujeres y luego se suicidaban.

Paralelamente, la iglesia, encarnada por un justo Imanol Arias, se compromete a cuidar de la madre de Amaia, interpretada por Susi Sánchez, que nos da los mejores momentos de la película.

La ambientación es fantástica, los bosques muy bien rodados, las escenas nocturnas muy intensas. Hay más acción, y se agradece, y los secundarios cumplen muy bien su función, aunque alguno sabe a poco, como Sbaraglia haciendo de juez Markina, poco papel para mucho actor.

Mención aparte merece Marta Etura, una actriz a la que no le tengo seguida la pista pero en este ofrece una interpretación pausada, comedida, sin exageraciones. Te la crees de Policía Foral y para mí eso es suficiente. De lo mejor de una película que destila cariño navarro por todos lados: en las localizaciones, en los cuerpos de policía que salen, la comisaría de la Policía Foral. Da gusto.

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Se puede ver de modo independiente a la anterior película, y de hecho recomiendo verla se haya visto o no El guardián invisible, porque tiene una parte nuestra, porque ha involucrado a muchas personas. No soy defensor acérrimo de los libros, pero en este caso la película es una digna sucesora de la versión literaria.

Ventajas de viajar en tren

Ernesto Alterio me cae bien, no lo puedo remediar, y siempre que veo su peculiar rostro con esa mirada medio burlona, medio cínica, hace que quiera ir al cine. Es por eso que fui de modo inconsciente a ver Lo dejo cuando quiera, la locura de Carlos Therón sobre unos perdedores que se quieren meter en el mundo de la droga. La película tenía sus momentos, pero cada vez que salía Tacho, el traficante inquietante interpretado por Alterio, la cosa mejoraba varios puntos.

Así que cuando vi que salía esta Ventajas de viajar en tren, me dispuse a verla con el ánimo bien alto, aunque fuera el primer trabajo de largometraje de Aritz Moreno, que hasta ahora sólo había hecho cortos, aunque de algún modo se las ha apañado para convencer también a Luís Tosar de salir en la película.

La historia principal sucede en un tren, de ahí su nombre, y desde el principio ya van dando pistas de lo que nos vamos a encontrar. Recordemos que el espectador nacional es medio lelo, por lo que parece, y precisa constantemente de guías de lo que está viendo. De otro modo no me explico cómo desde el principio te dicen que vas a ver una Matrioshka, historias dentro de historias, que se entrelazan.

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Todo comienza cuando Helga Pato (interpretada por Pilar Castro) se sienta en  un tren, y el pasajero de enfrente le pregunta si quiere escuchar una historia. Así, de este modo tan sencillo, comienzan a desfilar por pantalla una serie de relatos cortos, en ocasiones demasiado violentos o escatológicos para mi gusto, pero claramente provocadores.

De hecho, eso es lo que pretende la película, generar sensación de disgusto, incluso asco, mientras te va colocando cada una de las piezas de estas historias enrevesadas que se van cruzando.

En algún momento aparece el soso de Quim Gutiérrez, poniendo la única cara que sabe poner, y precisamente por eso no lo hace mal del todo, pero no le pidas más. Su relato es para mí el más flojo y desagradable de todos (el mejor, el de Tosar).

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La basura y la suciedad siempre presente

Sales del cine con la sensación de que te has perdido algo, de que igual necesitas un segundo visionado para identificar todos esos hilos argumentales sueltos que merecen ser unidos, porque la película es compleja. En una primera interpretación se puede simplificar al máximo, se entiende, te gusta o no, y a otra cosa. Pero en este caso merece la pena un segundo acercamiento, un análisis más detenido y ahí es donde salen todos los recovecos que el director nos ha querido contar.

Esta posibilidad de una doble lectura la hace apta para todo tipo de público, menos los escrupulosos. Días después de verla, se recuerda mejor, incluso dan ganas de un revisionado. Totalmente recomendable.

Por cierto, este año he estado hablando más de cine, pero si queréis saber lo último en series, y también especiales de cine cada semana, escuchad Grupo Salvaje.

El asesino de los caprichos

Aprovechando que llovía, volvimos a la matinal de cine a ver esta película española dirigida por Gerardo Herrero, el mismo director que Malena es un nombre de tango y Territorio Comanche y ganador de muchos Goyas. Qué puede salir mal?

En realidad, todo.

La cosa prometía al principio. Tenemos a Maribel Verdú, actriz que no tiene que demostrar nada y que lo ha hecho todo, pero aquí la vemos fuera de ella. Un personaje estereotipado al máximo, esa inspectora rebelde, mal hablada, violenta incluso, que la actriz no ha sabido hacer propio y ha quedado insulso. Tiene algún punto interesante, como que le guste espiar con prismáticos a los vecinos y que piensa que ella también puede ser espiada. Todo lo demás es más de lo mismo, y no culpo a la Verdú, que pienso que bastante ha hecho, sino al guionista, al director, a quien tiene a esta joya de mujer, de actriz con todas las letras y no es capaz de sacar lo mejor de ella. Shame on you!!!

Su contraparte es Aura Garrido, otra actriz ya muy habitual en las series patrias, que como no veo, sé que la conozco, pero nunca la he visto actuar más de media hora. Y mejor, oye. En este caso hace de madre entregada subinspectora de policía, que también sabe pasarlo bien, al contrario que su compañera. Por cierto, la relación de estas dos es de lo peor de la película. Que sí, que ya sabemos que no te mola tener compañeras, que eres una inspectora super dura pero cansa la eterna tensión entre ellas. Por cierto, el marido de la subinspectora es posiblemente el personaje peor definido que he visto en años. Podría haber aportado algo, iba de experto, pero otro totalmente desaprovechado.

El argumento no está mal. Un asesino comete sus crímenes imitando las escenas de los Caprichos de Goya. Parece ser que son personas de alto poder adquisitivo y todo el mundo está muy, pero que muy preocupado. Mira que hubiera dado juego ese supuesto libertador de la cultura popular, azote de los ricos, pero es que nada en la película está profundizado, ni siquiera mínimamente trabajado.

Filtraciones policiales que vienen bien al guion, cambios de escena sin sentido. En un segundo tenemos a las dos policías en la comisaría, al segundo siguiente en casa de la que es madre, y nadie nos ha dicho por qué han ido de un sitio a otro ni tiene justificación alguna ese cambio de escenario. Y así todo.

Aura Garrido y Maribel Verdú

Pero bueno, digamos que, si eres un fan de Verdú o de Aura Garrido, igual hasta te gusta. Esto es una opinión muy personal, pero considero que ir al cine para ver un capítulo de una serie alargado, y encima procedimental!!!, mejor invierto mi tiempo en observar las margaritas crecer.

Voy a tener que escribir en breve de otra cosa, para cambiar de aires, y quería hacerlo de Joker, pero es que tampoco me ha gustado, y decir eso hoy en día es casi sacrilegio. Igual soy yo y me lo tengo que hacer mirar 😊

Mientras dure la guerra

No soy de Amenábar. Pienso que sus ínfulas de grandísimo director, por un lado bien merecidas tras la obra maestra que es Tesis (1997), le perjudicaron gravemente en su periplo americano, siendo Ágora (2009) el máximo representante de su caída a los infiernos. Aún así, y ocurriendo lo mismo que con Shyamalan (que me gusta, pero nunca le perdonaré AirBender), con una carrera como director repleta de altibajos, siempre me produce interés una película nueva de este director, guionista y compositor chileno-español ganador del Óscar a la mejor película por Mar Adentro (2004). Acudí a la sesión matinal de los Golem (que dure, que dure esta iniciativa) y no puedo más que rendirme ante la que considero una de las películas españolas del año, muy por encima de otras (Quien a hierro mata, Padre no hay más que uno), y a años luz de basuras horrendas como Los Japón, considerada posiblemente la peor película nacional de la década. «Mientras dure la guerra» se centra en un momento histórico menos conocido de la guerra civil, y es precisamente su comienzo, en verano de 1936, cuando se produce el golpe de estado contra el gobierno de la Segunda República. En esa época, el rector vitalicio de la universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, decide hacer una donación de 5.000 pesetas para el levantamiento, algo que le perseguirá durante mucho tiempo y que marca el eje del carácter de este prestigioso escritor. Asistimos a su destitución por parte del gobierno republicano y a su restitución poco tiempo después por una agradecida Junta de Defensa Nacional encabezada por el general Cabanillas, encantados de que tan prestigioso personaje les apoye. No voy a entrar en nada, odio la política, me limito a contar los hechos y podríamos estar describiendo aquí todo lo acaecido y que ya está muy bien narrado en la película y en los libros de historia. Prefiero centrarme en la amistad que tiene Unamuno con un cura protestante y con un joven de izquierdas con los que toma habitualmente café y que ingenuamente piensa que no les va a pasar nada. Sus poco fructuosos intentos resultan de lo más humillante ante unos poderes políticos centrados en otra cosa. Esos hechos son los que le llevan a cambiar el modo de pensar y terminan con la famosa frase que sirve de subtítulo de este texto y que pasará a la historia por cómo fue dicha y ante quién fue dicha.
Unamuno está interpretado por Karra Elejalde que está fenomenal, no hay duda, pero si nos ponemos críticos, Karra hace de Karra, interprete el papel que interprete y ojo, igual le pasa a Eduard Fernández, que hace de José Millán-Astray. Esto lo digo con la boca pequeña porque posiblemente sean los premios Goya a actor principal y secundario, pero tenía que decirlo.
La película es emocionante, se permite alguna licencia y todo se va encauzando a la escena principal, mientras por el camino entendemos el título de la película. Yo recomiendo verla, y es válida para todas las edades. Os recuerdo que Grupo Salvaje ha vuelto, una nueva temporada más y podéis escucharnos en directo todos los martes a partir de las 18:00 en Internet si estáis fuera de Pamplona y en la 107.0

The Righteous Gemstones

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Hacía tiempo que una serie no me sorprendía como ha hecho el piloto de esta “comedia”? que sigue a tres generaciones de una familia evangelista que dan sermones cristianos en televisión y se forran vilmente con ello. Además, podemos asistir al triste espectáculo de ver sus desastrosas vidas privadas plagadas de excesos mientras intentan mantener una fachada basada en la mentira.

Lo primero que me atrajo de la serie es que está protagonizada por John Goodman, actor que siempre me ha encantado y que está teniendo una madurez muy interesante. Recientemente lo pude disfrutar en la serie Black Earth Rising, una difícil historia legal sobre el genocidio de Ruanda, sus supervivientes, y los juicios posteriores que hubieron.

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Goodman hace de padre de dos descerebrados y una chica. Uno de ellos es Adam Levine, inclasificable actor que comencé a conocer en Workaholics, una serie que me hizo disfrutar muchísimo con las barbaridades de estos tres colegas de trabajo que prefieren pasar el día fumados a hacer lo que tienen que hacer. La serie tuvo 7 temporadas pero yo me bajé un poco antes, cansado de tanta exageración. Pues Levine es además un excelente cantante que ha aparecido en películas como Pitch Perfect junto a la adorable Anna Kendrick. Trabaja bien este chico ahora que es más adulto y se deja de histrionismos y exageraciones.

Levine, aunque parezca mentira, aún tiene un poco más de cerebro que su hermano, interpretado por Danny McBride, un actor que nunca me ha acabado de gustar pero he de reconocer que aquí está bien. En los primeros minutos de la serie asistimos al intento de chantaje de unos paletos que tienen un vídeo del hijo mayor Gemstone en una orgía con drogas. McBride está perfecto en el papel de chulo prepotente que lo es por dinero, no por otra cosa, con unos secuaces irrisorios con los que anda en plan mafioso, recordándome en momentos al grandísimo Esteve Carell en The Office (sí, la americana y sí, que la británica es mejor, blah blah, pero yo me quedo con esta versión) y sus momentos de vergüenza ajena extremos que tanto me hicieron reír en su día.

La serie está bien llevada, no es una astracanada y resulta muy divertida porque podemos ver la parte de atrás del escenario de este tipo de actuaciones tan mediáticas, los acuerdos entre predicadores de diferentes zonas para repartirse el “botín”, la falsedad de unas vidas sujetas al constante foco de atención de los medios de comunicación.

Tras dos episodios, de tan solo media hora, soy fan absoluto del hermano mayor y sus aires de capo mafioso hortera.

Aún me queda hablar de la hermana, casada con un tontín que quiere entrar en la familia pero sus cuñados se lo ponen bien difícil. Es un personaje que dota de cierta estabilidad al conjunto, no pueden estar todos mal de la cabeza.

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Total, que es una serie totalmente recomendable y espero que no decaiga porque ahora es una de mis favoritas que estoy viendo ahora, junto a otras muchas, pero que merecen destacar, como Peaky Blinders, Mindhunter, Glow, Snowfall, Preacher, Jett y por supuesto, la maravillosa Orange is the New Black con uno de los finales más memorables de la historia de las series. Esta serie se merece post, y lo tengo que hacer, en breve.

Saludos, gracias por leerme

The Dead don’t die

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Esto va a ser cosa de zombies.

Esta frase, soltada por un magnífico Adam Driver (un chico que va ganando enteros con cada interpretación) a un hierático Bill Murray como si tal cosa, es el resumen perfecto de una película diferente de este género en la que no falta por supuesto el merecido homenaje a George R Romero. Y es que no hay nada más bonito que una buena película de zombies, y ésta lo es.

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Recientemente tuve la ocasión de ver The Dead don’t die en la sesión que dedicó Golem Baiona a la versión original. La sala estaba bastante concurrida, lo cual me alegra enormemente porque hará que los dueños de los cines se sigan animando a estas iniciativas.

La película, dirigida por Jim Jarmusch, que ya había trabajado anteriormente con Murray en Broken Flowers, nos cuenta cómo en el tranquilo pueblo de Centerville empiezan a pasar cosas raras posiblemente relacionadas con el fracking polar que ha producido que la tierra cambie su eje. Y claro, cuando tocas estas cosas, te viene un apocalipsis zombie.

No es fácil explicar el tono de la película, porque no es de reír, pero es de sonrisa continua. Los personajes aceptan tranquilamente que hay zombies y empiezan con las labores de exterminio, pero a su manera, así con calma. El argumento no es para echar cohetes, pero lo interesante es cómo nos lo cuentan, como si nos estuvieran diciendo que la tasa de paro ha subido este mes, y nadie se sorprenda.

Resultado de imagen de the dead dont die posterAdemás, tenemos dos actrices que le dan un toque especial. Por un lado, mi muy querida Chloë Sevigny, que la vi hace poco en The Act, la brutal historia real de esa madre que mantenía a su hija constantemente enferma para seguir recibiendo las ayudas sociales que recibía. En este caso hace de policía de Centerville. Y también tenemos a Tilda Swinton, que hace de enterradora escocesa amante del budismo y de las espadas samurai con la que corta cabezas que es una gozada.

La química entre Murray y Driver es espectacular, parecen un dúo cómico muy serio lo que los hace tremendamente divertidos. Todos estos ingredientes hacen que te lo pases en grande en la sala y salgas con la sensación de que has visto una película muy rara, que necesariamente tiene que ser una obra maestra.

Y siguiendo con la versión original

Este verano vuelve UDAKO GOLEM VERANO. Del 15 de julio al 29 de agosto, desfilará por la cartelera de GOLEM Yamaguchi una selección de 21 películas todas en versión original, para que no nos quejemos.

Son títulos especiales que no tuvieron cabida en la programación semanal; propuestas radicales, cine documental y pequeñas joyas de cine independiente. Os recomiendo consultar la programación en su página para poder elegir las pelis a ver.

Saludos!!!

Chernobyl

Hace tiempo que no actualizo el blog. El día a día nos lleva a otras cosas. Mi participación en Grupo Salvaje llena mi cuota de información de series. El twitter de Pendergast también me lleva a hablar del tema, junto con el propio twitter del programa de radio. Bueno, vamos a lo que nos interesa, que son las series. Lo que ha hecho que salga de mi letargo es Chernobyl, la última maravilla de la HBO que en tan solo 5 episodios consigue erigirse en la que posiblemente va a ser la serie del año.El parque de atracciones de Pripiat Razones no le faltan. Principalmente su rigor. La historia viene dada, todos sabemos lo que sucedió aquella fatídica noche del 26 de abril de 1986, cuando el reactor número cuatro de la central Vladímir Ilich Lenin de Chernobyl, que por aquel entonces pertenecía a la República Socialista Soviética de Ucrania, explota y causa uno de los mayores desastres medioambientales de la historia. Ardió durante 10 días y contaminó más de 142.000 kilómetros cuadrados, desde Ucrania hasta la ciudad rusa de Briansk, pero podría haber sido mucho peor de no ser por los héroes anónimos que sacrificaron sus vidas para evitar un daño mayor. Nadie se podía creer que el núcleo podía explotar y desde un primer momento trataron el incidente como cualquier otro incendio, y las consecuencias de las decisiones que se tomaron antes y después del incidente, son las que se analizan en la serie.Máscaras de gas amontonadas en el suelo El personaje principal es el científico Valeri Legasov, el único que se atreve a decirle al Kremlin las cosas como son, incluso con Gorbachov delante. El único que empezó a alertar del peligro de la radiación, aunque nadie le creyera básicamente porque los aparatos que tenían para calcular la radiación llegaban a su máximo y pensaban que estaban defectuosos. Nunca se había medido tal cantidad de radiación. Y los que peor lo pasaron fueron los primeros que atendieron el incidente, los bomberos que ese enfrentaron sin protección ninguna al fuego inicial y que sus ropas abandonadas en un hospital de la zona de exclusión en Pripiat aun hoy siguen radioactivas.Panorámica de Pripiat con la central nuclear al fondo Y llegamos al quinto episodio de la temporada, donde asistimos a la explicación de lo imposible, de la explosión de lo que nunca debería haber explotado, y por qué lo hizo. En el último programa de esta temporada de Grupo Salvaje, junto con varios invitados, analizamos la repercusión que ha tenido esta serie, que incluso se ha hablado que Rusia está pensando en realizar su propia versión, con otros culpables, por supuesto. Es una serie para recomendar, a pesar de los escrúpulos iniciales, que ha resultado bastante mejor que Hot Zone, la que pretendía ser una excelente serie sobre el ébola que se fue «americanizando» y diluyendo conforme avanzaba, a pesar de Julianna Marguiles que ya desde el principio se le ve incómoda con ese traje militar. Si os da un poco de reparo, creo que al final os merecerá la pena ver Chernobyl. Dadle una oportunidad. Mientras, aquí seguiremos con un poco más de tiempo pues ya no tenemos programa hasta octubre, y lo largo que se nos va a hacer. Saludos!!

Lo dejo cuando quiera

Hola!

Festivo, toca ir al cine, y si es matinal, tanto mejor. Seguimos con cine español pues es una gozada el cine en versión original.

Lo que pasa es que estoy viviendo al límite, porque este cine, pesar de que últimamente me está dando muchas satisfacciones, en algún momento llegará el batacazo. Posiblemente sea con La pequeña suiza, que me da tanto miedo que no sé si iré a verla finalmente. Pero mientras, me armo de valor y me acerco a ver esta película tan machaconamente anunciada por todos lados.

Lo dejo cuando quiera está dirigida por Carlos Therón, conocido por la floja Fuga de cerebros 2 o la bastante más digna Es por tu bien. También ha hecho incursiones en televisión, como El chiringuito de Pepe, de la que por principios me niego a hablar. Bueno, pues a pesar de su curriculum, puedo asegurar que firma una película divertida que en ningún caso llega a ser chabacana. Me reí en bastantes ocasiones y no cae en ningún momento en situaciones de vergüenza ajena o directamente ridículas.

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La historia no puede ser más simple, incluso real. Tenemos a 3 estudiantes que no han tenido una oportunidad laboral buena en su vida, que después de dedicar años y años al estudio con sacrificio se dan cuenta que en realidad ha servido para poco y están cada vez peor. Esto le puede sonar a más de uno.

Lo que deja de ser real es la situación que se nos plantea. Uno de ellos, estudiante de química, y al más propio estilo Breaking Bad, que por cierto se nombra, crea unas pastillas para la mejora de la concentración pero que probada en humanos resulta que da un colocón y subidón tremendo. ¿Qué es lo que hacen estos genios? Pues comercializarlas, por supuesto, y ahí es donde comienzan los probemas y el enredo de la película.

Los genios son Pedro (David Verdaguer), un actor con pocas referencias en cine pero si ves su curriculum en teatro impresiona, y se nota en su modo de actuar, siendo quizás el mejor de los tres, el más comedido, el más profesional. También tenemos a Arturo (Ernesto Sevilla), el que más miedo de daba a priori, pues el humor de Muchachada Nui no es que haya sido siempre lo que más me ha gustado. Aquí está bastante bien, gracioso incluso, muy aceptable.

Para terminar, tenemos a Eligio (Carlos Santos), el más histriónico y el que produce los momentos más humorísticos.

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Por el camino se encuentran con el mejor personaje de la película interpretado por un Ernesto Alterio que se le nota sobrado, con mucha confianza, que nos ofrece un personaje totalmente inclasificable y tremendamente divertido. No puedo contar más para no romper la trama, pero os aseguro que es lo mejor de la película sin duda.

Por lo demás, ya sabemos, enredos, situaciones absurdas, la adorable Cristina Castaño recordándonos que es una excelente actriz a tener en cuenta.

Merece la pena, en verdad. Pasas un buen rato, te ríes con ganas un par de veces (al menos los de humor básico tirando a primitivo como yo) y sales con una sonrisa de la sala.

En ocasiones, no se puede pedir más

En otro orden de cosas

Pues también he ido a ver Avengers, gracias Golem por ponerla en v.o. a la mañana y la he disfrutado como un enano. Espero poder hacer entrada, pero ahora hablo de ella para deciros que tiene posiblemente uno de los momentos más tremendamente emocionantes que he vivido en una sala de cine en años. Años. Y no exagero, así es. Esta culminación de 22 películas de marvel en 11 años es una gran fiesta de guiños, referencias a películas anteriores y todo culmina en un momento épico, que quien vaya a verla sabrá cuál es. Un momento que hace que merezca la pena todas las películas anteriores, quedarse hasta el final de los créditos durante todos estos años. Todo se centra en ese momento. Y lo pienso y se me pone la piel de gallina. Qué grande.

Gracias por leerme