PEGAMENTO DE BARRA

Estoy sentado
en un banco de una plaza
de un barrio de Barcelona,
en frente de un parque infantil de madera,
sentado como un viejo que da de comer a las palomas,
como un viejo que regala caramelos a los niños.

Estoy más cerca de ser ese viejo que de mi infancia.

Recuerdo mi infancia y los columpios de hierro.
La barca, el caballito, los botes, el tobogán,
el tren y los balancines.

Y un cartel pintado a mano que rezaba:

PARQUE INFANTIL PARA MENORES DE CATORCE AÑOS

Me recuerdo jugando con mis amigos y recuerdo a los abusones
fumando pitillos, aplastando lagartijas y ligando
con las chicas.

Por entonces yo lanzaba moco líquido por la nariz,
comía pipas de girasol con cáscara
y chupaba pegamento
de barra.

NO PIERDAS COSAS Y DAME UN BESO

¡Enfermar o morir sin casi haberte conocido!

¡Qué mal!

No quiero perderme nada
o por lo menos no
tanto.

Ya sé que soy un exagerado.

Ya sé
que por ahora
sólo me has traído
un bote de kétchup al trabajo.
Y que yo sólo soy cabello y ojos.
Y que tú todo el rato te fijas
en otros.

Pero algo has visto en la oscuridad de tu cuarto.
Un haz de luz, creo que has perdido
algo.

No pierdas cosas y dame un beso.

Bueno,
si no quieres o no te apetece,
que puede ser,
pues ya me besas la semana
que viene.