CUATRO

No valgo para las relaciones interpersonales.
Me apoyo en mis supuestos amigos.
Persigo a un pájaro muerto.

Consigo alcanzarme.
Me degrado en una cuneta.

Descanso en paz junto a mis restos.
Quiero que vengan a rezarme
cuatro.

EN DIAGONAL

Hola,
me llamo José María pero
me puedes llamar José Alfonso.

Soy medievalista, soy una columna seca.
Todas las noches me tumbo en el suelo del baño.

En diagonal.

Mi novia, mi profesor de autoescuela,
mis padres, todos me han dicho
que no lo haga, que lo deje
de hacer.

En diagonal.

Pero es que vivir en el planeta tierra me produce mareos.
Pero es que no soporto a esos gordos albinos
en coches pequeños.

Insulto a una rata.
Insulto a una cucaracha.
Insulto al mundo que me tumba.

LA DÈFENSE

Siempre chirría
la misma puerta en la misma plaza.
Siempre ladra el mismo perro.
Siempre pasa lo mismo
cerca de casa.

Se multiplican los toldos,
puedo ver los cercos,
los pliegues sin
planchar,
el paso del tiempo.

Mejor me pierdo en La Dèfense.
Mejor me pierdo entre esos
bâtiments francophones.

Necesito ficha técnica y permiso de circulación.
Necesito que me acompañen tres tunantes.

Dos polacos y un francés.

El polaco alto es guapo pero le falla la bouche.
Siempre chirría la misma puerta
en la misma plaza.

Siempre ladra el mismo perro.

MADRE, ME PICA EL PIE

Me
gustaría no
tener nada que perder.

Madre, me pica el pie.
Madre, déjate
la piel.

Puedo imaginar
mi vida contigo en otra dimensión.
Yo seré tus amigas, yo te ayudaré a barrer
esa capilla del siglo dieciséis.

En esa capilla te casarás de nuevo,
y de nuevo seré tu hijo,
y de nuevo recibiré tu mismo
amor sin condición.

Me gustaría no tener nada que perder.

Madre, me pica el pie.
Madre, déjate
la piel.