CUERPOS Y CASTIGOS*

Extracto de la conferencia impartida por Ebe Ticio el viernes 24 de octubre 2008.en la Universidad de Deusto

Todo tipo de sociedad tiene alguna forma disciplinaria para regular los cuerpos. En la nuestra de hoy, la regulación de los cuerpos se maneja por medios distintos, pero tan brutales, como la lógica del palo. Aparece en los anuncios; el cuerpo del gimnasio, el cuerpo de las dietas, el cuerpo de la moda, el cuerpo del bisturí, el cuerpo de la medicación.

La primera pregunta que podemos hacernos es ¿Qué es el cuerpo? Hay que decir que no es el organismo. Hay que decir que el cuerpo, es una construcción de la subjetividad. El cuerpo, desde esa perspectiva, es un lugar de marcas. Desde las propias y subjetivas, que conmemoran las satisfacciones de un sujeto, hasta las sociales y culturales.

Las operaciones disciplinares sobre el cuerpo varía con cada cultura. Pero son correctoras. Desde “la letra con sangre entra” hasta “Quien bien te quiere te hará sufrir” existe una idea de que el castigo, la marca, puede servir como elemento regulador de las satisfacciones. Estas operaciones, tenían además, una función ejemplificadora. No es que los maestros y los padres fuesen seres monstruosos, sino que había una legalidad que sostenía estas cuestiones. Había una autoridad que se reconocía. Kant decía que la disciplina elimina la animalidad. No pensamos que eso sea el ideal, sólamente que hay que revisarlo.

Hoy, los profesores se quejan de que los castigos no producen efectos, o que incluso empeoran la situación. ¿Por qué? ¿Por qué se habla cada vez más de niños violentos, o de niños hiperactivos? El niño debe de estar quieto para poder aprender. Decir trastorno de hiperactividad con déficit de atención es una tautología. Se necesita tranquilidad para prestar atención.

El aprendizaje, en sí, es un elemento regulador. Leer lo es. Los signos de puntuación son elementos reguladores de la excitación pulsional.

Se han producido abusos, brutalidades sin duda. Pero ahora, hay que preguntarse qué relación hay entre la crisis del capitalismo y las problemáticas que tenemos en la escuela hoy.

Los economistas nos dicen “Estamos muy impactados porque, hasta ahora, creíamos que los mercados se autorregulaban solos” Esto es lo mismo que creía el constructivismo respecto del niño. Hemos pasado años aplicando esa creencia, tanto a los niños como al mercado. Pero se ha demostrado, que la pulsión no se autorregula, que el mercado no se autorregula. Ha primado la idea de que el niño se autorregula, de que es suficiente darle ciertos elementos, para que él mismo vaya procesándolos.

Esta situación ha conllevado la caída de todas las figuras de autoridad. Hoy todas están tocadas; maestros, médicos, etc. Es la caída de las figuras del Sujeto Supuesto Saber y de la autoridad que se les concedía. Porque la autoridad se otorga. En la actualidad, hay un detrimento del saber y un florecimiento de la opinión, del “A mi me parece” Hay una depreciación de la función del adulto.

Y no se trata de ponernos nostálgicos. No hay ningún lugar al que regresar. Pero si debemos pensar, ya que el niño está desprotegido. El adulto lo deja solo ante la voracidad del mercado que exalta las apetencias. Lo deja solo con sus pulsiones.

El niño necesita ser regulado, necesita de una autoridad que sea un instrumento de regulación y que sea flexible y firme al mismo tiempo. Los niños son sensibles al interés hacia ellos. Por eso la autoridad no se exige. La autoridad se gana.

Las lógicas neoliberales, se han instalado de una manera tan fuerte, que ya no es cosa de izquierdas o derechas. Luego, cuando la cuota de excitación y aceleración desborda a estos niños, aparecen formas disciplinarias más brutales que el castigo físico, ya que anulan la dimensión de la subjetividad. La medicalización, por ejemplo, viene a ocupar el lugar de la impotencia de los adultos.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo deberíamos construir una figura de adulto que se autorice a decir si, y a decir no? ¿Qué forma de autoridad se necesita? La tendencia es ir hacia atrás, pero esa no es la manera. Si fuéramos para atrás, sería más grande la piedra con la que tropezaríamos. Hay que hacer oposición a un retroceso.

¿Dónde está el deseo de enseñar? Estar causado, causa el interés. Estamos en momentos de cambio. Hay que aprovecharlo. Son cosas que tenemos que pensar. Tenemos todo un reto por delante.

*Ebe Ticio es psicoanalista, miembro de la ELP

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