AC/DC y Kung fu

Las imágenes que se vieron del concierto de AC/DC en el campo del Vicente Calderón de Madrid llamaban la atención por su anacronismo. Al parecer el grupo quiere controlar totalmente la imagen y no dejó grabar a nadie. Pero claro, eso hoy en día es como ponerle puertas al campo. La gran mayoría de los espectadores no sólo fue testigo de este concierto, sino que, además, se lo llevó grabado en su teléfono o cámara de fotos. Antena 3 dio en el clavo al emitir unas imágenes del fragor del concierto tomadas por algún asistente, en las que sí se notaba la fuerza que todavía conservan este grupo de ancianos rockeros.

Y hablando de ancianos: no me puedo creer que David Carradine tuviera más de setenta años. El joven Kung Fu, aquella serie hipnótica que alternaba el aburrimiento con la acción, que decía cosas tan frikis como «a veces hay que cortar un dedo para salvar una mano» (y que tan grabada se quedó en mi amigo Bitor Napal). Kung Fu, aquella mezcla de saltos a cámara lenta y filosofía: «No busco conocer las respuestas, sino entender las preguntas»; nos dejaba deprimidos viendo alPequeño Saltamontes deambulando más solo que la una por el mundo. Se podría pensar que somos lo que hemos visto, pero los que vimos aquella serie sentíamos como que tenía vocación de eternidad. Vamos, que jamás tendría final. Afortunadamente no fue así y tras 60 capítulos dejaron de hacerla.

Pero lo realmente inquietante es la manera en que este hombre ha desaparecido. En un hotel del oriente practicándose su propia asfixia. Pero, entonces, a qué viene aquello de que «hay acciones que no se pueden añadir o quitar, a veces la única opción es no hacer nada, lo que ha de pasar, pasará». Está claro que con tanta filosofía oriental al Pequeño Saltamontes se le acabó haciendo la picha un lío.

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