Frontera al salón

Los teléfonos que echaban humo de tanto votar a los ganadores en el último día de Fama, ¡a bailar! y arranca Operación Triunfo con toda esa parafernalia de Jesús Vázquez y sus coqueteos con la exageración. Algunos estudios dicen que se detecta en las audiencias cierto cansancio. Vamos, que los espectadores estamos bastante de vuelta de estas presentaciones y que ya no marcan las diferencias como hace unos años. Bueno, para muchos estos programas son como los días de malestar que uno tiene que padecer antes de superar la gripe. Claro, que si sólo hubiera que superar esto… Resulta que la imaginación está tan agotada que les ha dado por fichar frikis (hace poco hablábamos del fichaje de Colate por Sardá), y ahora nos presentan a Paquirrín como el nuevo monologuista de La Sexta. Demuestran que su concepto de hacer televisión es algo parecido a un casting para personajes famosillos con enchufe o, directamente, espacios creados para famosetes que se dejan maltratar.

Pero para maltrato, el que le quieren llevar a los espectadores de ETB fuera de Euskadi con el tema de la TDT. Resulta que la nueva tecnología de la señal digital va a resultar el arma perfecta para la censura. Ni las mentes más cerradas hubieran imaginado que este aparato de futuro podía traer unas fronteras tan medievales a nuestros salones. Una cosa es acortar o agrandar el mapa del tiempo y otra arrebatarle la audiencia y los mercados a unas cadenas por razones de legislación de las nuevas tecnologías. Porque si la evolución tecnológica va por este camino, acabaremos convirtiendo la tele en un medio de comunicación de barrio y, si me apuran, de portal de vecinos que comparten antena. No sé: hay algo tramposo en esto de la TDT que sueña a chollo tecnológico. A tijera ideológica.

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