Corazones de hielo

DICEN que el último negocio ideado por Aznar es el de defender Guantánamo y negar el calentamiento del planeta. Su experiencia en ocultar lo evidente es tan amplia que quizás consiga que no le crezca la nariz, como cuando las fugas de fuel del Prestige, o la visión clarísima de que tras los atentados de Atocha estaba ETA. A este visionario que, entre otros méritos posee el de barruntar las armas químicas de Irak, habría que llevarlo a las universidades, sí, pero para ponerlo de ejemplo de lo que un mandatario no debería hacer una vez que se descuelgan de la política. El hielo de los polos desaparece, el calentamiento del planeta está científicamente medido, pero todavía hay rescoldos del pasado que defienden los procesos de consumo que nos han llevado a poner la Tierra en peligro y cobran por ello.

No está en peligro el futuro de George Clooney. Parece que volverá a calzarse la bata blanca en Urgencias , la serie que le dio el prestigio como el doctor Ross. Puede que con el fichaje la serie recobre algo del interés perdido en los últimos años, en los que la proliferación de series médicas se ha convertido en uno de los grandes fenómenos televisivos. Claro que, esta semana, el capítulo médico más llamativo venía desde la realidad cuando llamaron a John Travolta para pedirle unos cuantos millones de dólares por la foto del cadáver de su hijo tomada en la ambulancia que le llevaba al hospital. Lo peor no es la existencia de estos delincuentes, lo más chungo es que se sabe que hay medios dispuestos a poner la pasta. Entonces uno piensa que, después de todo y en el fondo, Aznar tiene razón: hay corazones, entre ellos el suyo cuando dice que es una pena que cierren Guantánamo, que son puro hielo. No hay calor, ni dolor que los derrita.

Sí, queremos

Algo malo nos ha pasado cuando en pleno siglo XXI acabaríamos celebrando desde aquí la coronación del presidente de Estados Unidos. Y es que lo primero que supimos por televisión es que, como es tradición, Obama se fue a misa antes de jurar su cargo. Esta ceremonia mediática hace unas décadas hubiera partido de risa a buena parte de la gente de mi generación, sin embargo, lo del pasado martes era en serio. Misas, desfiles pomposos, bailes de galas. Ostentosidad imperial a la altura de los antiguos emperadores romanos pero, esta vez, por las calles de Washington. Estética de cine negro y mensajes de toma de posesión planetaria. Lo que en otras ocasiones no hubiera levantado ningún interés, esta vez consiguió atrapar a más de la mitad de la audiencia que estaba viendo la televisión. En esto de las grandes ceremonias existe el síndrome del espectador que además quiere ser testigo. Un fenómeno que lleva a personas aparentemente normales a abarrotar las calles o a pegarse de las teles cuando barruntan que esos actos pasarán a la historia. Ahora todo el mundo quiere escuchar el articulo 2º de la Constitución estadounidense, todo el mundo sabe que el juramento tiene 39 palabras y que se hace posando la mano izquierda sobre la misma Biblia que utilizara Lincoln. Obama es sinónimo de relanzamiento. Yes we can . Pues vale, se trata de hacer frases miren: yo quiero, vosotros podéis y ellos quieren. Cuentan que al temido emperador Calígula le gustaba escuchar coros e instrumentos mientras su galera se mecía en las convulsas olas del Mediterráneo. Y en las convulsas aguas del siglo XXI, las compases que sonaron en la avenida Pensilvania, la historia y la tele firmaron un día histórico. No es por chafarles la fiesta pero déjenme que les diga que la celebración tenía mucho de tenebrosa.

Juanito, el follonero

Hay cosas de la tele pública que son verdaderamente entrañables. Ese afán por que aprendamos inglés que obliga a madrugar a los eternos aprendices de idiomas que llevan unos 12 años repitiendo cada curso el That’s english . Vamos, que ya hay dos generaciones de aprendices frustrados repitiendo las frases hechas del programa y el look se les ha quedado anticuado. Los que sí nos hemos quedado frustrados hemos sido quienes nos frotábamos las manos pensando que El Follonero había sido capaz de colarles un concursante a los de GH . Todo el gozo en un pozo porque en Salvados confirmaron que no, que Iván nada tenía que ver con aquella agraciada del premio de la lotería que había lavado el boleto, con la que Jordi Evolé se rió la gran parte de los medios de comunicación que le entraron al trapo y, por tanto, de medio país. Y ya puestos, y por hablar de programas de humor, parece que los de Telecinco no renuevan el contrato con la organización del certamen de Miss España. Lo que no consiguió en 16 años la audiencia con aquellas galas insufribles y estúpidas parece que lo va a conseguir la situación económica. La crisis por fin va a servir para algo. Y el que parece en crisis permanente es Juanito Oyarzabal. Unas veces con la organización y otras con los concursantes. Hay quien piensa que su agrio carácter forma parte del personaje que quiere transmitir, otros piensan que, en realidad, su mala leche es de ésas que o juegan ellos o rompen el balón. ¿O será él otro de los infiltrados de El Follonero? Que no les pase nada, porque esta edición de El conquistador del fin del mundo ha empezado con una crispación que no se había conocido en años anteriores. ¿Se notará esto en la audiencia o acabarán despachándonos a todos?

Internado en declive

CADA espectador está en su derecho de defender con el mando a distancia sus prejuicios. Manías que sólo sufren o comparten los habitantes de cada casa. Entonces se entiende que haya hogares donde se pase de largo cada vez que uno cae en el canal de GH . Bien porque no soporta ese tono forzado y violento de Mercedes Milá o porque no le van los cotilleos de esos concursantes sedentarios. Así ocurre también que uno se presente sin conocer las tramas y los enredos en el último capítulo de El internado , habiendo pasado de largo cuando practicaba el zapping . Y es que ese fenómeno casposo de niños pijos, huerfanitos desvalidos y paternidades poco claras, ha conseguido un éxito que reconozco que no lo esperaba por lo poco que aporta. Pero ahí quedan los datos de su cuarta temporada que le permitirán trabajar con tranquilidad en la siguiente. Hay que decir que, en realidad, no resolvieron ninguno de los misterios, salvo que Iván se enterara de una maldita vez quiénes eran su padres. Debe ser un recurso efectivo que las dudas no resueltas planeen por el ambiente como fantasmas. El último capítulo transcurrió entre tinieblas y claroscuros. Dejó un reguero de cuerpos sin conocimiento y se acabó. No se sabe si con el fin de prescindir de sus servicios en el futuro o, con esto de la crisis, era una manera de negociar a la baja los contratos para los actores que hubieran pedido aumento.

Quien está en pleno declive es el París Dakar. Una aventura que suena a chatarrería ambulante más que a prueba de velocidad de alta tecnología. Es una suerte que esta carrera, o lo que sea, con ese nombre acabe en Buenos Aires porque para futuras ediciones pueden cambiar el nombre de Dakar por el de El Rosario de la Aurora.

Motos a preguntas

Me insinúa mi colega de columnas Julián, que está jubilado y tiene tiempo de ver la tele a hora que le dé la gana, que escriba en este espacio de que ya está bien con la dichosa nieve. Y no le falta razón. Con tanto informativo directo resulta que la nieve es la noticia más recurrente. Pero de todos es sabido que la nieve no es información sino un simple fenómeno meteorológico habitual en invierno. Punto. Más que a la búsqueda de la noticia, los periodistas atisban los temporales y persiguen tormentas. Es como si en vez de información lo que buscaran en realidad fuera el decorado de exteriores en blanco.

Está claro que hablar en directo está de moda. Lo bueno es que esta modalidad comienza a ocupar cualquier franja horaria y no ésa específica de la hora tonta de la merienda que no pilla a casi nadie en casa.

A quienes la rutina no pilla nunca son los colaboradores de Pablo Motos en El hormiguero . Frenética aportación en su intento de hacer todo un circo novedoso al día. Es un programa que afronta sin tapujos el entretenimiento y que tampoco renuncia a la información. El paso de Will Smith por el programa el pasado martes será sin duda el espectáculo más divertido que uno pueda conseguir en el género de la entrevista. Le salió redonda a Motos. Y es que se ve claramente la predisposición del famoso Príncipe de Bel Air para el espectáculo. Todo ello quedó más que demostrado en el sentido del humor con el que aceptó participar en los experimentos y bromas de Flipy y compañía.

Y como al parecer se acercan fechas electorales, desempolvan el traje a medida de Zapatero y demás ilustres llamado Tengo una pregunta para usted . No sé yo que tiene este título que, a mi, me suena más a:y yo tengo una televisión para mi solito . ¿No les parece más real?

El tiempo

La importación meteorológica cobra una importancia estratégica estos días en que las previsiones anuncian nieves y hielo. Una información que enseguida cuaja en los hogares donde la gente enseguida pone la antena para enterarse sobre lo que le aguarda al día siguiente. Estos oráculos tienen cierta responsabilidad porque te ayudan a tomar decisiones. Unas sin mayor trascendencia como elegir el grosor del abrigo o las botas de monte. Pero también son partícipes de decisiones algo más arriesgadas como la de qué se yo ¿ir a Madrid en avión? Las informaciones más vistas son las de la noche. Esos espacios que se han separado de los informativos y coinciden con la hora en que los niños tienen que irse a la cama. A las diez de la noche, como antes ocurría cuando aparecían los rombos, comienza la hora mágica en que los mayores están obligados a mandar a los niños a la cama. Momento de recuperar la posesión del mando a distancia que antes te había obligado a ser testigo de la actuación coreografiada de Txirri, Mirri eta Txiribiton . Momento importante en el que los adultos se van congregando alrededor de la pantalla para crear, horror, el prime time . Ayer este horario lo ocuparon con la presentación del El conquistador del fin del mundo en ETB 2, con el incombustible y algo gritón Julián Iantzi, y Granjero busca esposa en Cuatro, con la voz radiofónica de Luján Argüelles. Dos formas diferentes de secuestro televisivo a golpe de cámara e intimidad. ¡Toma naturaleza, Moreno! Ambas prometen momentos cribados para el espectáculo con diversión, rollitos y algo de aventura. Ahora con el frío que hace nos podemos hacer una idea más aproximada de lo que es jugar mientras vives en el campo.

Basura o publicidad

PARECE que 2009 ha empezado en Francia con la retirada de la publicidad de las cadenas públicas. Una decisión que por aquí abrazan los más reaccionarios del liberalismo y, claro, quienes tienen intereses en las cadenas privadas. Pero a cada uno lo suyo. El modelo televisivo por estos lares es algo muy parecido a lo que el día de los Reyes Mayos. Un misterio sin resolver. Los espectadores descubren un día que eso de tener una tele no depende de las cadenas; depende más bien de los favores políticos. Porque desde el principio las cadenas públicas convivían con la publicidad. Llegó un buen día en que a algunos privilegiados, empresarios con aspiraciones de poder, se les permitió poseer un cadena. Apenas fueron tres. Luego un nuevo pelotazo elevo la cifra a otras dos. Jamás quién se encargó de hacer de Melchor, Gaspar y Baltasar se planteó revisar si esas cadenas privadas habían sido buenas y si, de verdad, estaban cumpliendo con las expectativas con las que habían sido elegidas. Ninguna de sus majestades actuales parece dispuesta a quitar el juguete de la televisión a aquellos que la mantienen con contenidos basura con el fin de conseguir un público vulnerable que pueda ser también manipulado políticamente. Pocos conocen a sus majestades y si son ellos los que deciden quién puede tener o no una televisión. Algunos dicen que no existen y que son los padres, es decir los del gobierno, los que premian o marginan a la hora de traer o no una cadena de televisión. Si copiamos a los franceses también habrá que pedirles a las cadenas privadas que ejerzan el servicio público que un medio de comunicación está obligado. Vale: menos publicidad para las teles publicas pero, a cambio, que echen menos basura en las privadas. ¿Dónde hay que firmar?

House o Urrutia

El regreso de House ha coincidido con la época de rebajas. Sin embargo, su propuesta de más de lo mismo viene con renovadas intenciones narrativas. Así fue en la emisión del primer capítulo, El corazón de Wilson, y el segundo, con el afilado título de Morir lo cambia todo. Tener al doctor cascascarrabias en la parrilla es toda una garantía de entretenimiento. Su rebeldía lo convierte en protagonista predilecto de la serie de ficción por más que sus modales de tío borde seguramente lo alejarían de nosotros en la realidad. Pero lo que se agradece de House es que han seguido profundizando en las posibilidades narrativas. La manera en que se contó la muerte de la novia de Wilson en el capítulo sometiendo a House a una especie de electroshock , obligándole a reconstruir una escena que no recordaba porque estaba borracho, es atrevida pero al mismo tiempo efectiva. House engancha no por sus historias sacadas de los casos médicos atípicos y de las contraindicaciones de los prospectos de los fármacos, engancha sobre todo por la manera en que nos lo cuentan. Pero ojo: vamos a aprovechar estos primeros capítulos de la temporada, porque poco a poco esa manera de contar también acaba aburriendo a fuerza de ser predecible. Y para predicciones las de Ana Urrutia. Y no me refiero en sus aciertos a la hora de clavar las informaciones sobre borrascas, anticiclones y tormentas. Me refiero a ese tono cálido que imprime a sus comunicaciones y que hace que las nevadas y heladas sean más llevaderas. Un tono digamos cercano, con el que los espectadores llevamos mejor las masas de aire polar que nos rodean. Claro que me pregunto qué tono refrescante tendrá que adoptar cuando en julio y agosto nos hostiguen sin piedad las olas de calor. Para hablar de la calor nada como copiarle la voz original de mala leche de Hugh Laurie. Ana, ésa sí que acojona.

Guerra de guerrillas

HUBO pelea en casa entre quienes apostaban por ver la llegada del año en ETB y quienes no podían pasar de año si no lo hacían viendo los péndulos de la plaza del Sol de Madrid. Al final, todo un desastre. Entre los chistes al estilo Vaya semanita, el comecocos tragándose las uvas y la publicidad de la tarjeta de crédito, uno no estaba seguro de estar siendo testigo de un anuncio de pega más que del momento mágico televisivo. Pero esto ya no tiene vuelta de hoja. El mensaje no puede ser más contradictorio. 2009, año de crisis, hay que pasarlo a base de tirar de tarjeta. La que ha entrado en crisis definitiva ha sido la serie El comisario, que se despidió de Telecinco después de 10 años. Que una serie se mantenga una década en la televisión actual es una suerte de milagro. Claro que en este caso la suerte y el milagro están basados en un grupo de buenos actores a los que durante todo este tiempo les han puesto excelentes guiones y tramas con los que entretener al número suficiente de incondicionales.

El que esperemos que no se vaya en mucho tiempo es Jon Sistiaga, el periodista que vio cómo los militares norteamericanos asesinaron a sangre fría al cámara José Couto. Ahora utiliza su experiencia en el filo de la navaja. Su último trabajo apareció el pasado viernes en Cuatro con el estremecedor título de Narcoméxico: alfombra roja para los muertos. Ejemplo de cómo en muchas sociedades la realidad supera sin proponérselo a la ficción. Y la realidad retrata esa sociedad mexicana que vive al margen de cualquier ley. Bandas que convierten la convivencia en una pesadilla. Guerra de guerrillas de una sociedad injusta al margen de cualquier relación con la justicia. Si en la televisión de 2009 las tarjetas de crédito se han adueñado de la tele, en México el narcotráfico aspira a sobrevivir matando.