Excelencia y basura

DICE mi cuñado Tomás que ya está bien de hablar mal de la tele y sus protagonistas. Yo le insisto que lo mío viene por puro amor al medio, aunque me da que no se lo cree. No hace mucho, el crítico alemán Marcel Reich-Ranicki se hizo famoso justo después de rechazar todo un premio a su carrera en una de esas galas de la tele. El corte de mangas a la industria tuvo más éxito que sus miles de líneas escritas a conciencia y rigor buscando fórmulas y proponiendo argumentos que hicieran un medio con más calidad. Vivimos momentos decisivos que pueden mandarlo hacia un lado o hacia el otro. Esta semana se ha celebrado el último festival Mipcom, todo un referente de tendencias y mercado fundamental a donde acuden quienes tienen algo que comprar o vender para la tele. Los expertos coinciden en que las transacciones han subido porque las cadenas no apuestan por sus propios productos. Vamos, que nos aguarda un curso en el que nos tendremos que conformar con lo que hay. Esta regresión en la producción puede hacer que la pequeña actividad audiovisual desaparezca. Pero resulta que esta industria depende de la creación y no es lo mismo producir horas de televisión con un mínimo de calidad que hacerlo pensando sólo en los costes. Por un lado se va hacia la excelencia y, por el otro, directamente hacia la basura. Lo que sí apuntan estos tiempos de crisis es el propósito de que el análisis económico tenga cabida en la programación. De esto se encarga con mucho talento en Cuatro Vicens Castellano en Ajuste de cuentas . También en La 2 de Televisión Española estrenó el programa (éste sí de producción propia) Fábrica de ideas , donde se buscan emprendedores de negocios pioneros y originales. Lo mismo nos aparece alguien que nos revolucione la tele y puedo darle una alegría a Tomás.

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