Juguetes rotos

HAY algo quebradizo en las forzadas imágenes de la boda de Belén Esteban que Antena 3 emitió con el despliegue de la boda del siglo. Algo de objeto frágil que va de mano en mano. A cada momento parece inminente que se les cae y se rompe. La boda de esta chica les sirvió en su propósito de coger carrerilla y salir triunfantes. Todo valía con tal de sacar un puñado de puntos a la competencia. Este tipo de televisión que utiliza a los seres humanos como si fueran juguetes rotos resulta patética. El montaje de la boda recuerda más a los ultrajes de los niños despiadados al tonto del pueblo que a otra cosa. Si cada año hubiera que puntuar a las cadenas para ver si se han ganado su derecho público a emitir televisión, con este reportaje Antena 3 hubiera perdido cualquier opción a seguir haciéndolo. Pero no parece importarles cruzar la línea de lo razonable, sobre todo estos días en los que ven cómo el fútbol polariza la atención hacia Cuatro. Una situación que algunas cadenas llevan muy mal. Retiran programas habituales, contraprograman sin ningún aviso en horas que antes nunca lo habían hecho. Vamos, una locura, sobre todo para esa hermosa minoría que se acerca a la hora del partido de la selección y busca un programa que no tenga que ver con el fútbol. Ya ven que, de una u otra manera, la Eurocopa es una interferencia tan poderosa que la mejor noticia televisiva es que por fin se acaba esta noche. Suponemos que el final apoteósico batirá un nuevo récord como programa más visto. Claro que la borrachera futbolística da paso a la disipada programación veraniega, en la que uno nunca sabe con qué se va a encontrar. Es tanta la indefinición de esos programas veraniegos que acaban siempre haciendo buenos a los que sustituyen. Algo me dice que tras la Esteban, este verano van a sacar a todos los juguetes rotos para hacer con ellos patética televisión.

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