Heidi, en Eibar

NO sabemos cómo reinventarán el barrio de San Genaro en la próxima edición de Cuéntame. Uno se hace una idea porque siempre estuvo bien recreado, pero no todas las series se atreven con los planos de exterior. Más tímidamente conocemos el barrio de Santa Justa como una zona residencial. En Santa Justa está ubicado el caserón donde, desde hace años, tienen sus cuitas y enamoramientos incestuosos la familia de los Serrano que, nadie se lo cree, pero dicen que la que viene será la última temporada. Eso sí, incorporarán para ello nuevos personajes. Ahora por cuestiones de rapidez y para simplificar la producción, a las series las dejan sin la personalidad que les imprimen las calles. Los personajes están aquí o allá, entran y salen, pero nunca van de paseo, ni los realizadores pueden mostrar un paisaje, o un personaje que se aleja. Ejemplo de esto sería Las chicas de oro que nadie se acuerda, ni falta que hacía, en qué ciudad vivían o, por poner otro más cercano: Mi querido Klikowsky . Se cita Eibar, sí, pero no hay planos que nos lo describan. Las acciones trancurren del bar a la oficina y de aquí a los hogares de los personajes principales. Y a los espectadores nos queda imaginar las transiciones. Normalmente detrás de esta decisión suele haber componentes donde se valoran los costes. Pero en muchas de estas series se echa de menos el marco de la ciudad donde trancurre la acción, sobre todo en aquellas en las que ésta aparece citada. Cuando uno visita Nueva York tiene en su memoria a fuego esquinas que ha visto mil veces por las series de televisión. Y si uno viaja por Sierra Morena se acuerda de aquellas escarpadas montañas donde cabalgaba Curro Jiménez. Puestos a elegir algún paraje televisivo donde vivir, me quedo con la cabaña del abuelo de Heidi. Y es que ya ven: ya no quedan paisajes como los de antes.

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