Caspa y terror

ES una faena tener que escribir en plena jornada electoral cuando todavía quedan horas para conocer los resultados. Todavía sin pistas demoscópicas y sin posibilidad de bolita mágica. Hoy era el momento culminante tras tanto esfuerzo de los políticos por convencer a los indecisos y por confirmar a los que lo tienen muy claro. Hoy era el momento de hablar de que la gran ruleta electoral comenzaría su giro de doce horas hasta que las urnas se abrieran y salieran los resultados: las cifras en forma de quesos, los porcentajes en tablas comparativas y todo ese lenguaje tan típico en las jornadas electorales. Toda esa vertiginosa renovación de datos cada poco tiempo gracias a los avances de la informática. Pero eligieron a Isaías, un hombre de Mondragón, para ofrecer en sacrificio aprovechando que las cámaras de todo el mundo estaban aquí y empezar la enésima entrega de esa serie titulada La amenaza permanente de ETA .

«Esto ya lo he visto», pensaría a quien se le ocurriera pararse en TVE con los chocheos permanentes de Carmen Sevilla en Cine de Barrio y luego conectara con el gesto cariacontecido de Beatriz Ariño presentando en Informe semanal al asesinato de Isaías Carrasco. El espectador se encontró atrapado en el tiempo con esa sensación inquietante de que todo aquello ya lo ha vivido antes. Pero la imágenes recogían en toda su crudeza los tiempos del asesinato, un nuevo dolor para una vieja angustia, nueva impotencia para el mismo hastío, la misma vergüenza. Sentimientos enfrentados ante la injusticia abismal de un asesinato. Todo lo que vino después ya no tuvo sentido, de nuevo, nada será lo mismo y todo resultará repetido. La programación televisiva no puede sacudirse ni la caspa, ni el terror. Hasta que canten las urnas, caspa y terror, eso parece ser lo que nos aguarda.

Un comentario en «Caspa y terror»

  1. Inmejorable artículo Javier, esperemos que la esperanza refleje nuestro espíritu democrático a partir de mañana. Siempre me ha parecido un tostón los recuentos, datos y demás, pero hoy más que nunca me apetece seguir la televisión y sonreir gracias al triunfo de las urnas.

    En el recuerdo, un trabajador, Isaías Carrasco por él he votado hoy, por su memoria y por la libertad.

    Saludos–

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