Tacos y sudokus

Se está convirtiendo en una moda el preguntar al público sobre sus gustos. Lo han hecho los de Camera café , pidiendo que les envíen ideas para sus guiones, y lo hacen los entrevistadores de prestigio como Gabilondo. Los espectadores tenemos un programa ideal en la cabeza que nos indica si el que estamos viendo es el que queremos ver, o le damos al botón. Todos tenemos, también, una pregunta que hacerle al entrevistado. Esa información vale su peso en oro, ya que mientras los profesionales se fijan en los grandes aspectos, se pierden toda esa gama de preguntas sencillas que harían más valiosa y divertida cualquier entrevista; incluidas las estrictamente electorales. Y hablando de diversión, nada más alejado de ella que el concursito Mueve tu mente en TVE. Ese fragmentación en edades de los concursantes es más o menos como nos ven a los espectadores: grandes grupos homogéneos que responden a los estímulos de la misma manera. Afortunadamente el ser humano es más complejo de lo que los programadores de televisión se creen, y por eso cada persona elige y responde en función de su personalidad y no siempre según su edad y condición. Si hiciéramos caso de esta sociología barata que manejan, a un cincuentón como Juanito Oiarzabal lo situarían en casa jugando un sudoku y disfrutando del humor agrio de House , pero ya lo ven, a este hombre no hay quien lo retenga en el hogar y cuando no está jugándose los dedos en algún 8.000, pues dando la nota en El conquistador del fin del mundo y perdiendo buena parte de su reputación como montañero ante cualquier novato como ayer ante Iker. El caso es que no hay manera de que los concursantes de este programa ejecuten sus juegos sin echar mano de toda la retahíla de tacos que todos conocemos pero que, en televisión, jode la hostia decirlo, suenan más fuertes y quedan de puta pena.

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