Huidas y silencios

ESTE año los anuncios comerciales de la Navidad van a tener competencia porque la campaña electoral se nos cuela en cuanto le dejan un resquicio. El turrón, los cavas y la lotería van a recibir de manera indirecta ese regusto rancio que tiene la propaganda política. Por cierto, a este paso con esas predicciones de Renfe, los que peor suerte van a llevar son aquellos ciudadanos que tengan que volver a casa por Navidad porque corren muchos riesgos de quedarse colgados en los andenes de las estaciones de tren. Y miren por dónde, las nuevas tecnologías pueden echarnos aquí una mano. Dicen que en poco tiempo nuestros teléfonos móviles serán también monitores de televisión. Que ya no nos perderemos Date el bote de Carlos Sobera y las broncas crecientes que tienen a diario sus concursantes. Claro que en el caso de Jorge Fernández y su Ruleta de la suerte caso el tamaño sí que importa y se convierte en todo un problema, porque no es lo mismo ver en una pantalla grande y adivinar las letras correctas que forman una palabra o en si después del giro de la ruleta la aguja señala el premio o la bancarrota en una angustiosa minipantalla de teléfono. Por cierto, no me imagino yo poder disfrutar del nuevo de la Sonrisa y Patricia Conde en el nuevo Sé lo que mentisteis junto con su Ángel Martín, pareja y programa de moda de nuestra televisión al que no se resisten a exprimirle hasta la última gota. Y es que el negocio televisivo por aquí consiste básicamente en poner a los presentadores de moda en el mayor número de programas. Convertir su racha triunfal en una maratón televisiva hasta que el público se hastíe o la estrella pete. En tv se huye de la esencia; al que funciona le enchufan una cámara y hala, a correr hasta que el cuerpo aguante o el público aburrido y desojado, decida apagar la tele o la pantallita del móvil.

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