¡Hip, hip, hurra!

Lo que tienen La Sexta y Canal + es esa historia de que hay que recurrir a uno de esos aparatos digitales que llenan los tejados con basura de las antenas parabólicas y ponen perdido el cuarto de estar de cables y terminales. Si a uno le gusta ver algún partido de fútbol, ahora no tiene otro remedio que abonarse a Canal + o instalarse uno de esos terminales de TDT para conectar con La Sexta. Ambas están en pleno litigio porque se consideran con derecho a emitir los partidos de fútbol. Vamos, que esto comienza a ser como el cuento de la gallina de los huevos de oro, pero duplicada. Al espectador le queda la duda de qué tiene que hacer para ver sin pagar dos veces. Con el baloncesto todo está más claro. Montes, Iturriaga y el alero Epi son los responsables de la retransmisión de los partidos, apoyados por dos periodistas que hacen su labor buscando conocidos y frikis entre los espectadores del partido. A Montes no se le ve tan alegre como cuando está con Salinas, porque éste le sigue el juego y le ríe las gracias. Con Iturriaga lo tiene difícil; por su incontinencia de chiste fácil le hace la competencia. El tercero en discordia es Epi, que juega en el trío el papel de entendido y profesional. Mientras Montes le preguntaba sobre qué le parecían las alcachofas que había comido Pau Gasol de pequeño, Epi le respondió: «Lo que tú digas, pero a mí lo que me importa es que la selección no falle los tiros libres». Menudo corte. Ya, puestos en La Sexta, los miércoles uno puede asistir a esa maravilla del humor que es Sé lo que hicisteis la última semana , donde Patricia Conde, la mujer que más a gusto se ríe en televisión, y Ángel Martín, un maestro del humor y de los silencios, hacen un zapeo semanal y no dejan títere con cabeza, con una especial sensibilidad para los personajes televisivos más detestables. Hip, hip, hurra por ellos, que cazan triples visuales majestuosos.

Astracanadas

Si me aseguran que el éxito del verano iba a ser esa astracanada con el sello inconfundible de José Luis Moreno titulada Escenas de matrimonio , reniego de la poca fe que me queda en la televisión. Uno conserva todavía cierta ingenuidad con la que superar las duras pruebas que todos los días soporta cuando, desde el sofá, se enciende el televisor. Pero ver a diario el esperpento del insulto camuflado de chiste permanente en los diálogos de los tres matrimonios es algo que no pensaba encontrarme en pleno siglo XXI. ¡Qué se le va a hacer! Paciencia, como la que tienen que tener los gremios cuando se enfrentan al juicio sumarísimo que cada semana hacen en el Espejo Público de Juan Ramón Lucas. El otro día, por poner un ejemplo, les tocaba a los camareros. Se establecían, palabras textuales, dos grupos: los medio guarros y los guarros. Con estos argumentos y alguna porquería en la comida hicieron su reportaje de finalidad pública y se quedaron tan anchos. Supongo que con esta distinción pondrán el retrato de Lucas en todas las cocinas del país y le nombrarán persona non grata , porque con un reportaje tan parcial se lo habría ganado a pulso. Otros que se han conseguido a pulso el boicot a fuerza de bordear la delincuencia en sus anuncios son la pareja de snobs de Dolce y Gabbana. Después de tratar a todo el país como incultos por no entender la estética de la violación de una de sus modelos, ahora para la colección otoño-invierno el violado es un hombre. Están tan picados que han dicho que por aquí no nos van a mandar el anuncio. Están tan cabreados por nuestra formación de catetos que lo mismo nos retiran todos sus productos. En fin, este matrimonio de la moda quedaría fenomenal en esas escenas de matrimonio con las que José Luis Moreno y Telecinco triunfan y nos martirizan cada noche.