Ganas y sabes

El encefalograma está plano. El de la tele, digo. Es como si los golpes de calor que tantos estragos están haciendo en la gente durante estos días afectaran también a la programación hasta el punto de ser extremadamente aburrida. Quizás por eso, durante estos días de calina uno repara con más sosiego en programas que el resto del año pasan desapercibidos, más por su horario que por su interés y calidad; más por la notoriedad de otros programas que por la suya propia. Me refiero a Saber y ganar . Un programa que esta temporada ha cumplido los seis años de andadura a la sombra de los programas informativos. Todo un récord para una apuesta por un espacio que hace hincapié en la divulgación y la cultura, aunque forme parte del manido sistema de los concursos. Y no creo que nadie le regale nada desde el punto de vista de la audiencia porque ya sabemos qué les ocurre a los programas que no dan la talla. El caso deSaber y gana r es el de un programa que interesa por su capacidad de entretenimiento, al mismo tiempo que aporta otros componentes como información, datos, estrategia… En fin, algo de sabiduría; un condimento tan escaso en la vida moderna como en la televisión del día a día. Este programa, a caballo entre la hora de la comida y la sobremesa, es uno de los ejemplos en los que ningún programador se fija, a pesar de que exista gran cantidad de espectadores que apuestan por esta fórmula que compite con las grandes estrellas de los informativos. Previo a los famosos documentales de la segunda cadena, esos que todo el mundo asegura ver sin que luego se enteren los medidores de audiencia, aparece la sonrisa de buen chaval de Jordi Hurtado y la voz imperiosa de Juanjo Cardenal, que es quien lanza las preguntas. El verano televisivo, afortunadamente, tiene sus sombras donde tomar un poco el fresco.

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