Bangerang, Robin

PeterPan

Hoy nos ha dejado uno de los mejores actores de comedia, y uno al que le tenía especial cariño. No porque fuera amigo mío ni nada de eso, sino porque desde muy pequeño el señor Williams ha protagonizado múltiples películas que me han marcado como aficionado al cine.

Hoy le dedicarán sesudos obituarios, y harán una crítica a su muy dilatada carrera, pero yo prefiero destacar el efecto positivo que su histriónica sonrisa, y sus actuaciones todas ellas llenas de emoción, me llenaba cuando iba al cine o las veía en casa. Porque igual esa es la razón por la que me ha afectado la muerte de Robin. Siempre que hacía zapping y aparecía, me quedaba a verla, por muchas veces que la habría visto ya. Y tal vez sea eso lo que me conmueve, que a pesar de no conocerlo, entró en mi salón muchas veces, y siempre, siempre, para hacerme pasar un buen rato. Los humanos tenemos la manía de que se graben a fuego los malos y los buenos recuerdos.

Era un niño grande, y tal vez porque yo lo sea un poco su primera película que vi me llegó tanto. Esa versión tan original de Peter Pan que Spielberg llevó a la pantalla en el que un hombre de negocios, demasiado ocupado para estar con sus hijos, descubre que es el niño perdido que tanto desafió al Capitán Garfio. El maravilloso genio de Aladdin me regaló buenas dosis de humor, y su famoso grito radiofónico de Good Morning Vietnam me llevó a que si alguna vez tenía un programa de radio, lo comenzaría con esa frase.

Pensamientos todos ellos de un niño sobre un niño. Pero los niños crecen, y con ello aprendí también a disfrutar otras actuaciones memorables de este camaleón de la actuación, que lo mismo se ponía traje de nany inglesa sexagenaria, que de profesor chiflado. El club de los poetas muertos o el Indomable Will Hunting se quedarán para siempre en mis retinas, y demostró que en la interpretación seria también era un monstruo de dientes sudorosos.

Dejo para el final esta escena en la que viendo cómo ha acabado todo quizás debería ser para Robin, y no para Will.

¡Bangerang Robin! grito mientras me pregunto a quién habrás dejado al mando…