65 Aniversario del Desembarco de Normandía


Es indescriptible poder compartir tertulia con el gran antropólogo y sabio Jose Luis Cardero en el programa «Estigmas de la Historia». Cinematográficamente hablando El día más largo o Salvar al soldado Ryan honraron cada una en su momento este «D-day» clave para el desarrollo de la historia, hoy, os traigo el tributo que uno que aquí escribe ha dedicado a la memoria del pasado más reciente en compañía del maestro Cardero. Tal día como hoy se cumplen 65 años del Desembarco de la Historia, es momento para ella:

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6 de Junio de 1944, sujeto el arnés de mi equipo ayudando a mis compañeros en ese probable último contacto afectivo, atando cordajes de mochila, fusil y enseres. Un lucky strike sin filtro se fuma tal vez mis últimos momentos y en el ambiente se respira el miedo de la incertidumbre, amanece un nuevo día que será eterno, las 6.30 exclama mi reloj de cuerda salpicado por espuma de mar, froto mi muñeca para secar su nitidez y volver a mirar ese preciso instante, una y otra vez entre calada y calada.

¡Abajo! Exclama el Capitán y allí vamos encajados en barcazas de mareo y destino, vomitando sudor, salitre y miedo. Escupiendo el presente, recordando el hogar; surcando aguas de tempestad gris diviso a duras penas la playa entre bruma y balanceo. Temblor en mis manos y trago de agua sin sed, se escucha el silencio nervioso de los hombres, el palpitar de mi corazón que se sale del pecho, el escalofrío de la nuca que susurra protección y abrigo, el tintineo de armas, el claqueteo del cargador de las metralletas Thompson y el ping del fusil M1 Garand. Lanzo mi pitillo por la borda y sujeto con fuerza mi arma resbaladiza debido al plástico protector y al sudor de mis manos. Unos rezan lo que saben, otros lo que pueden, unos se aferran al crucifijo colgado de su cuello, otros a su estrella de David y otros simplemente a nada, esperan… alguien anima, de nuevo el silencio…

Los motores cesan su rugir, quietud flotante de lanchas para el recuerdo de la gloria, mirada al horizonte, silencio total… se abren las compuertas… Adelante, en cámara lenta, es momento para la historia, para la libertad, para la muerte… allí dejé mi alma. Y mi mensaje lo recordamos hoy, 65 años después, soy el recordatorio joven de mis compañeros, dejé mis amigos y mis 20 años en orillas de barbarie, sangre y sufrimiento para legaros el presente que hoy teneis, algo mejor que el nuestro, comparto con muchos de mis enemigos igual suerte y ahora esperamos nuestra siguiente misión, acabo de cumplir la penúltima. Paz para vosotros amigos… Paz para vosotros amigos de Estigmas de la Historia.

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