Gran Torino


Encerando el presente de un metalizado verde Ford del 72, encierro el recuerdo del pasado frío y recurrente que invade la confesión virgen de un padre irlandés de 27 años, a él, debo redimir mis pecados de sus pelirrojas y agridulces ideas de púlpito y paseos de vieja. Escupo el tabaco marrón de mis entrañas para honrar la memoria de Josie Welles, y lo haces en un porche sobrio derruido en su interior, de banderas hondeantes en la isla de tu paraiso de atardeceres bañados en cerveza fría, bajo la mirada canela de tu compañera Dasy… la fidelidad que guarda tu garaje es suficiente para ser feliz cuando en silencio imagino el rugido sordo del Gran Torino.

¿Qué más puedo pedir?

Solo la paz de mi barrio manchada con la jóven generación que nosotros hemos creado, la minoría puede sobrevivir tan solo en el microcosmos de un sacrificio de trajes a medida y corte de pelo italiano de 10 dolares… 20 con el afeitado. El Sr. Kowalski nos alegra el día en la herencia de Harry el sucio que no necesita su magnum 44 cuando desenfunda su integridad, una mano vacía le basta para apuntarnos y transportarnos al desierto de sus viejos amigos de Almería. Lee Van Cleef sonrió al ver esa escena… me lo dijo Leone.

Viudo de ilusiones y de hijos rotos en intereses mezquinos…
Ahora su tesoro es «AtonTAO», Sue y esa pobre familia de «amarillos» que él tiene que proteger (son los mismos polacos que años atrás colonizaron su apellido, es el pueblo americano en estado puro), son su familia, ya lo fueron los indios en «el fuera de la ley», aquí vuelve la misma alimaña con sus mismas reglas pero con balas más calientes llenas de reflexión, sigue siendo otoñal, solitario jinete pálido con la desagradable mueca del que esconde un gran corazón, sus actos lo definen, defensor del débil sin perdón, matando sin piedad en el último duelo del sacrificio más íntegro, sigue y vuelve a ganar la partida, esa partida que ya jugó John Wayne con «el último pistolero» o Steve McQueen con «cazador a sueldo», Eastwood en un final lúcido y apoteósico para su propio homenaje, para un hombre independiente y auténtico.

«Lo que más atormenta a un hombre es lo que no le ordenan hacer»

Gran Torino, gran película.

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