Dios hecho actor

Si con alguien quiero comenzar mi pequeño gran rincón de cine es con Paul Newman. Pocos actores han tenido el privilegio de ser elevados en vida al mas exclusivo Olimpo de aquel Hollywood dorado en alarmantes vías de extinción. Atenazado en sus inicios por diversas sombras y prejuicios (sus odiosas comparaciones con James Dean o Marlon Brando y su insultante atractivo físico) Newman supo trascender a todos sus detractores a base de crearse una leyenda, indomable desde luego, forjada con titulos inmortales como la gata sobre el tejado de zinc, el buscavidas, marcado por el odio, dos hombres y un destino, el golpe, veredicto final o el color del dinero, por la que fue oscarizado. A sus espaldas ocho nominaciones al oscar y continuos «insultos» cinematográficos, por ejemplo no ser premiado con la estatuilla por la leyenda del indomable una verdadera obra de arte donde roza el cielo con su memorable Luke Jackson, la sonrisa del cine, el carisma de un hombre que ha vencido al tiempo con la mirada azul que siempre quiso esconder para lo que él consideró su mayor defecto, tener los ojos bonitos. Mas allá de lo físico se encuentra un perfecto actor, aquel amante del método que de chico nunca quiso trabajar vendiendo zapatillas en una carretera de Cleveland. Y es allí en Ohio donde nace un 26 de enero de 1925, para convertirse en lo que sería un verdader actor al ingresar en 1952 en el Actor´s Studio de Nueva York. A partir de ahí comenzaría su meteórica carrera, esa de la que esta tan orgulloso, tanto que ni siquiera nunca le dió importancia, es Paul el que imprime un carácter en cada guíon que hace que todo sea diferente, carisma, ironía, naturalidad, humor, control, disfrute de una vida entregada a la cámara. Nombrado por la revista Radio Times mejor actor de todos los tiempos, el perenne marido de Joanne Woodward es uno de esos mitos necesarios para todos los amantes del cine clásico, moderno y eterno.
Es ese hombre que al recibir el oscar al mejor actor dijo a su mujer: «Cariño, ya tenemos pisapapeles para las facturas».
La sonrisa del celuloide es sin duda él, «Dios hecho actor».
http://www.youtube.com/watch?v=G4lp6UL8rBQ

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